Por: Antonio Vives
En junio del 2010 publicamos en el Blog de Cumpetere un par de artículos sobre la importancia de los incentivos para la implementación de las prácticas responsables dentro de la empresa (Sin incentivos no hay paraíso, Primera y Segunda Parte). En esos artículos destacábamos la importancia de los incentivos para estimular el comportamiento responsable y abogábamos por la utilización de incentivos no financieros, que podrían alinearse mejor con las prácticas responsables.
El 30 de marzo de 2011 en el boletín knowledge@Wharton de la escuela de negocios de la Universidad de Pensilvania, se publica un breve artículo (tres páginas y media) sobre este mismo tema The Problem with Financial Incentives — and What to Do About It. Este artículo pasa revista a una serie de investigaciones sobre los incentivos en general y los financieros en particular, concluyendo que si bien los incentivos financieros atados al rendimiento pueden contribuir a su mejoramiento, tienen una serie de riesgos que pueden producir resultados negativos, en particular estimular comportamientos no éticos.
Los riesgos que apuntan son los siguientes:
· Comportamiento no ético, a fin de mejorar la remuneración;
· Sentimiento de inequidad, reducción de la colaboración y aumento de la rotación entre el personal; y,
· Reducción de la motivación para hacer el trabajo. El trabajo se orienta a la consecución de los incentivos financieros.
El artículo incluye un ejemplo sobre la perversidad de los incentivos financieros que no tiene desperdicio. Cuando una empresa de alimentos enfrentó un problema de que se encontraban partes de insectos en sus productos ofreció incentivos financieros a quien los encontrara y eliminara. ¿Qué haría Ud. para aumentar su bonificación? Pues los empleados empezaron a añadir insectos para luego reportarlos, inclusive trayéndolos de su casa.
Y la crisis financiera fue un extraordinario ejemplo, en gran escala, de que lo de los incentivos financieros perversos no es tontería. Al bonificar por ganancias en el corto plazo se estimuló la toma de riesgos excesivos, que podían producir beneficios en el corto plazo, pero pérdidas que terminaron siendo cubiertas por los gobiernos (la sociedad). El resultado ya lo conocemos.
Según un estudio de estudios (meta análisis), se concluyó que los incentivos financieros contribuyen a un promedio del 45% de mejora del rendimiento y productividad. De allí que no propongan eliminarlos, pero para contrarrestar esos riesgos proponen que los incentivos financieros sean:
· Utilizados para tareas que no son del interés intrínseco de los empleados,
· sean administrados en pequeñas cantidades; y,
· sean complementados con incentivos no financieros.
La motivación del ser humano es un asunto extremadamente complejo que va más allá del simple incentivo financiero. Por ello, los incentivos complementarios deben contribuir a darles:
· Autonomía, en sentido de permitirles ejercer sus destrezas
· Enriquecimiento, en el sentido de permitirles aprender, desarrollar capacidades y experiencia
· Propósito, para permitirles contribuir a una causa con la que se identifiquen
· Conexión, para satisfacer la necesidad de pertenecer y ser parte del grupo.
Todos estos criterios, pero los dos últimos en particular, pueden y deben ser incorporados en los incentivos no financieros para involucrar a los empleados en las actividades responsables de la empresa. El artículo no comenta sobre el cómo desarrollar estos incentivos no financieros, lo que sí sugeríamos en la Segunda Parte de nuestro artículo.
El ejemplo del efecto de los incentivos no financieros lo muestran con el caso de un “call center” en el que se demostró que las visitas de un director externo para felicitar a los empleados por su rendimiento contribuían a un aumento de su esfuerzo en la semana siguiente. Si las bonificaciones fueran solamente en función del número de llamadas atendidas podría pasar lo que pasa en un gran hipermercado que visito. Me preguntaba porque los cajeros estaban siempre apurados y no querían resolver ningún problema que se les presentaba. La respuesta resultó simple. Tenían bonificaciones basadas en el número de clientes que atendían en el mes. La calidad del servicio no cuenta. Compiten en base a precio.
Esto ofrece importantes lecciones, como mencionábamos en nuestros artículos, para las prácticas responsables, que suelen tener costos tangibles y en el corto plazo y beneficios, a veces intangibles, en el largo plazo. Los incentivos financieros ligados a rendimientos en el corto plazo son contraproducentes para gran parte de las prácticas responsables. Los incentivos no financieros pueden tener mejor alineamiento con las prácticas responsables.
Antonio Vives
Con un Ph.D. en Mercados Financieros de Carnegie Mellon University y con una trayectoria como profesor en 4 escuelas de negocios, Antonio Vives es actualmente catedrático y consultor en la Stanford University. Socio Principal de Cumpetere. Ex-Gerente de Desarrollo Sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo. Creador de las Conferencias Interamericanas sobre RSE. Autor de numerosos articulos y libros sobre RSE y del blog Cumpetere en español.