Una empresa 100% responsable, no necesitaría un departamento o area de responsabilidad social… puede sonar duro pero es verdad.
La mayoría de las organizaciones que han implementado la RSE es porque las presiones sociales se los han exigido, porque alguno de sus mayores clientes se los ha solicitado como requisito, porque las regulaciones gubernamentales comienzan a tender hacia ello o simplemente porque ven una oportunidad de acrecentar su reputación corporativa. Cualquiera que haya sido el camino que la compañía haya tomado es mejor que no haber tomado ninguno, sin embargo ninguno de estos es lo idóneo.
Cuando una empresa ha entendido completamente el significado de ser responsable es porque lo ha integrado en su ADN y entonces no necesita preguntarse cuál es el beneficio de ello ni dónde está el ROI. En ese marco, ha dejado de ver a la RSE como un parche en su organización para convertirla en parte natural de ella.
Reflexionábamos esto cuando leíamos el caso Smarter Cities de IBM. No podemos decir o negar que la gigante del cómputo haya alcanzado la perfección responsable pero lo que sí podemos notar es un buen entendimiento del tema cuando su core business comienza a transitar por proyectos como Smarter Cities, que propone aplicar tecnología en diferentes áreas para desarrollar mejores ciudades para sus habitantes en rubros como transporte, educación, salud, seguridad, energía y desarrollo económico. Con ello, IBM busca incrementar la prosperidad, sustentabilidad y el crecimiento productivo de las metrópolis a través de tecnologías interconectadas.
La empresa de origen estadounidense, que este año celebra su primer centenario, fue premiada con el Effie Global de plata por este trabajo. Por supuesto que el proyecto en sí lleva implícito el ROI, ya que en un mundo que crece a un ritmo desenfrenado, Smarter Cities tiene un mercado potencial enorme y es lógico pensar que uno de lo objetivos de la compañía es convertirse en el proveedor de tecnologías y servicios para mejorar la vida en las ciudades alrededor del orbe, ya que al utilizar estas propuestas, las urbes pueden administrar su crecimiento y desarrollo de forma sustentable y aumentar la prosperidad general.
Es a esto que nos referíamos cuando hablábamos de que la responsabilidad debe estar inmersa dentro del mismo accionar de la compañía. Los productos, las operaciones y las relaciones de una organización deben estar imbuidas de esta esencia responsable, de este «core» sustentable. Ése es el verdadero entendimiento del tema y no simplemente la creación de comités y departamentos que insisten en «añadir» acciones que únicamente son apéndices dentro de una estrategia mal concebida y que con los primeros vientos de cambio se suele cortar, tal como vimos en la pasada crisis financiera mundial.
