A pesar de que 2017 parecía inaugurar una nueva era de inclusión en Hollywood después de años de #OscarsSoWhite (por ejemplo, el 35% de los actores nominados al Oscar este año son negros), las cifras indican lo contrario.
Un estudio publicado hoy por la USC Annenberg School for Communication and Journalism (Los Angeles, EE.UU.) concluye que de las 1.000 películas más taquilleras entre 2007 y 2016 (hechas por 1.114 realizadores), solo un 4% fueron dirigidas por mujeres. Un 5,1% fueron llevadas a cabo por directores negros y un 3% por asiáticos.
De ese 4% de mujeres (es decir, 35 directoras para un total de 45 películas), solo el 5,83% eran a la vez mujeres y parte de una minoría: tres mujeres negras (Ava DuVernay, Gina Prince‐Bythewood y Sanaa Hamri), dos asiáticas (Jennifer Yuh Nelson y Loveleen Tandan) and y una latina (Patricia Riggen).
Además, un 80% de estas 35 directoras hizo solo una película en este período de diez años.
El estudio da que pensar, pero no sorprende a nadie: no hay ninguna directora entre las nominadas a los Oscar de este año. A mediados de enero, un informe elaborado por el Center for the Study of Women in Television and Film aseguraba que solo el 7% de las 250 películas más taquilleras de 2016 habían sido dirigidas por mujeres, un dato inferior al de 2015, cuando el porcentaje fue del 9%.
Y la televisión no tiene mucha mejor pinta. Según otro estudio publicado en septiembre que analizaba la temporada 2015-2016, solo un 17% de los 4.000 episodios televisivos fueron dirigidos por mujeres, y solo un 3% por mujeres de una minoría.
Desde ya, los pesos pesados de la industria están tomando medidas para que esto cambie: la productora, directora y guionista Ava DuVernay contrató solo a mujeres (siete, exactamente) para dirigir los episodios de ‘Queen Sugar, su primer TV show, y también el guionista y productor Ryan Murphy prometió que iba a contratar a más directoras. Pero para que las cosas cambien de verdad, esto solo puede ser el comienzo: como dijo DuVernay a ‘THR’, «soy una persona. Eso no es cambio. Es una anomalía».
Fuente: ELLE