Un 17% de mujeres está sentada en los consejos de las empresas del Ibex, pero el salto desde 2002 ha sido de peso, un 800% más
El 14 de noviembre de 2012 Viviane Reding, comisaria europea de Justicia, tuiteó desde su cuenta personal, en todos los idiomas: «La Comisión ha aprobado mi propuesta de ley para que haya un 40% de mujeres en los consejos de administración en 2020».
La escasez de mujeres en altos cargos es un problema que afecta a la mayoría de países del mundo. Solo el 12% de los puestos de responsabilidad de las empresas de la Unión Europea son ocupados por mujeres. ¿Qué hacer? Para intentar revertir esta situación, el Parlamento Europeo ha invitado a los países a tomar medidas para la incorporación de la mujer en puestos directivos con el ejemplo a seguir de Noruega, donde las mujeres deben ocupar por ley el 40% en los consejos de administración. En este país, ellas han pasado de representar el 22% en 2004, al 42% en 2009.
El resultado es que los consejos de administración de las empresas están dominados por un sexo: el 85% de los miembros no ejecutivos son hombres y un 91,1% de los presidentes de empresas europeas son hombres, mientras que las mujeres constituyen el 15% y el 8,9%, respectivamente. A pesar de un intenso debate público y de varias iniciativas voluntarias a escala nacional y europea, la situación no ha cambiado significativamente en los últimos años: desde 2003, se ha registrado un incremento medio del número de mujeres en los consejos de administración de solo 0,6 puntos porcentuales al año.
«Techo de cristal»
¿Desde qué posiciones se parte en España? Cuando se observan los datos sobre diversidad de género en las empresas españolas, persiste el controvertido «techo de cristal», barreras invisibles a las que se ven expuestas las mujeres altamente cualificadas que les impide alcanzar los niveles jerárquicos más altos en el mundo de los negocios, independientemente de sus logros y méritos. En 2010, el 60% de las titulaciones universitarias fueron a parar a manos femeninas en España. El 45% del mercado laboral también está ocupado por mujeres. Sin embargo, cuando abrimos las puertas de la alta dirección, ellas se quedan en un raquítico 10%. Esa es la principal conclusión del informe «La mujer directiva en España» elaborado por PwC.
Además, buena parte de las mujeres no forman parte del núcleo duro que toma las decisiones del día a día de las empresas, ya que o son independientes o son dominicales (representan a los accionistas significativos). Las consejeras ejecutivas, por tanto, se pueden contar con los dedos de las manos: Ana P. Botín (Banco Santander), María Dolores Dancausa (Bankinter), Eva María Castillo (Telefónica), Encarnación Sánchez (Codere), Ascensión Vivancos y Elena Bea (Corporación Dermoestética), Helena Revoredo (Prosegur) o Pilar González de Frutos (Unespa), están entre ellas.
La dificultad para conciliar la carrera profesional con la atención a las responsabilidades familiares, está entre la principal causa de este retraso. Los horarios eternos en muchas compañías españolas y la poca flexibilidad laboral que éstas ofrecen están detrás de este obstáculo, además de que la mujer siga asumiendo un mayor peso de las responsabilidades relacionadas con la familia y el hogar, según coinciden los expertos.
Lejos de la paridad
En España, el cambio en los consejos de administración ha estado impulsado por la Ley de Igualdad en 2007 y las directrices del Código de Buen Gobierno en 2006. Y si bien la incorporación de mujeres en los consejos de administración previa a estas dos medidas se había producido de forma lenta, a partir del 2007 la entrada de mujeres fue mucho más rápida, hasta llegar a 73 consejeras en 2012, el 15% del total de consejeros (17% en 2014). Una cifra que está lejos de la paridad que los países nórdicos sitúan en un 40%, pero supone un avance muy significativo frente al 2,6% del 2004.
En cualquier caso, este 15% no es la realidad de todas las empresas españolas, ni siquiera de todas las cotizadas. Algunas compañías del Ibex 35 alcanzan una presencia del 40% de mujeres, pero otras no tienen mujeres en su consejo. La media es de 2,1 mujeres por consejo de administración en las empresas del Ibex 35, según el informe del Centro de Gobierno Corporativo elaborado por Patricia Gabaldón, profesora del IE Business School.
Según el índice elaborado por PwC, «Women in Work Index», España se sitúa en 2012 en la posición 23 en relación con los países de la OCDE, un ejercicio que empeoró los ratios respecto al año anterior debido al incremento de la brecha salarial y al desempleo femenino. Para entender las deficiencias en cuanto a la presencia de la mujer en puestos directivos en España, hay que recordar que están preparadas y que hace tiempo que se incorporan al mercado laboral con normalidad, que en relación con la educación superior, también hace tiempo que el porcentaje de mujeres universitarias es muy alto, superando ampliamente el 50% y que la tasa de ocupación femenina es del 45%, 50% en el caso de primer empleo.
Problemas a la vista
Varios estados miembros de la UE han empezado a legislar. Bélgica, Francia, Italia, los Países Bajos, España, Portugal, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Austria y Eslovenia se han dotado de instrumentos jurídicos para promover la igualdad de género en dichos consejos. Y en ocho de estos países, la legislación abarca a las empresas públicas. Otros 11 países de la UE no cuentan con medidas de autorregulación ni legislación al respecto, una situación que, según los expertos, pueden dar lugar a complicaciones para las empresas y tienen un efecto disuasorio para sus inversiones transfronterizas.
España está alineada con los países que han comenzado a legislar. El pasado mayo el Gobierno aprobó el proyecto de ley que modifica los requisitos que deberán cumplir las empresas sobre buen gobierno. La nueva norma obligará a las sociedades a autoimponerse un objetivo mínimo de mujeres para fomentar la igualdad en los consejos de administración, un mundo que sigue dominado por los hombres.
El debate sobre la necesidad o no de regular «un espacio» para las mujeres en los consejos y puestos de responsabilidad está abierto. «El de los puestos de dirección es solo una de las caras del problema y, puesto que se ha demostrado que el desequilibrio no se va a corregir con el tiempo –los últimos datos aproxima a 2050 la consecución de una cierta igualdad– hay que regularlo. Y más en el caso español que, con la crisis hemos retrocedido», asegura Mª Àngels Valls, profesora de Esade.
Medidas a largo plazo
Explica esta docente que «cualquier actuación debe estar enfocada a muy largo plazo» y que son precisas «medidas de sensibilización que ayuden a estar muy alerta de situaciones de discriminación y medidas, si es posible, judicializadas. No podemos quedarnos en la ley; debemos tener verdaderas herramientas para la igualdad. Constitución, sí; corrección también».
Recuerda, por ejemplo, que en Estados Unidos hay ya sentencias y multas. Si no cumplen afecta a su imagen y a su cuenta de resultados. Se cuidan mucho en tener mecanismos que constaten sus buenas prácticas. En España, sin embargo, las buenas intenciones no se aplican en el día a día de la empresa. Necesitamos protocolos», afirma. Y añade: «las mujeres no son “un colectivo”, son el 50% de la población, excluirlo de cualquier selección va contra el sentido común».
Nuria Chinchilla, profesora del IESE y directora del Centro de Investigacion Trabajo y Familia, piensa lo contrario. «De 2002 a 2014 hemos pasado del 2% al 17% de mujeres en los sillones de los consejos del Ibex, lo que supone un incremento de más de un 800%. De seguir con este ritmo de avance, en menos de un lustro podemos llegar, sin cuotas, a una masa crítica de mujeres suficiente para influir en la toma de decisiones en los consejos. El problema está en los comités directivos y en gran medida, en la pérdida de calidad de vida de esas mujeres, y el elevado coste personal por la difícil conciliación de la vida laboral y familiar», afirma.
Concluye que «hay que animar a que cada empresa se ponga sus objetivos-tendencia para ir acercándose más a la composición de la sociedad y de los clientes a los que sirve». Puntualiza que «para hacerlo realidad, habrá que empezar por tener un diagnóstico de los frenos e impulsores del avance de las mujeres en cada organización».
La discriminación no solo tiene forma de «techo de cristal»: las mujeres directivas cobran un 10% menos que los hombres que ocupan los mismos cargos. Así lo confirma la consultora Randstad, que ha elaborado un informe sobre las diferencias salariales por sexos en España durante el año 2013. Los resultados del estudio son claros: el salario medio de una mujer directiva fue de unos 33.851 euros, frente a los 37.793 euros de los hombres.
Sin embargo, España encabeza la lista de 30 países donde se cree que las trabajadoras son las más capacitadas para dirigir áreas de responsabilidad (56,5%), lejos de la media internacional situada 16,5%.
Fuente: ABC.es