Las prioridades de la política ambiental aplicada en los países industrializados y los ahora llamados G20 (donde se incluye México) han seguido una evolución muy semejante, desde las medidas de control hasta las estrategias de prevención, si bien esta transición se ha realizado en un período mucho más breve que en el caso de la salud y seguridad en el trabajo.
En un principio, la conciencia ambiental se limitaba a la preocupación por la “contaminación”, la atención se centraba principalmente en las emisiones a la atmósfera, al suelo y al agua generadas por los procesos productivos. Por consiguiente, las medidas de respuesta solían basarse en unas estrategias centradas en “el último eslabón de la cadena”, en las que se abordaba el problema de las emisiones locales.
Por citar sólo un ejemplo, esta estrecha visión del problema inspiró soluciones como la construcción de chimeneas más altas que, en lugar de eliminar la contaminación, la diseminaban a mucha mayor distancia de la planta emisora y de la comunidad local. Aunque estas soluciones resultasen satisfactorias para la comunidad local y los trabajadores que vivían y trabajaban en ella, se provocaban nuevos problemas ambientales, como el de la contaminación a larga distancia e, incluso, internacional, que en algunos casos provoca la denominada “lluvia ácida”. Cuando los efectos secundarios de las estrategias centradas en el “último eslabón de la cadena” se hicieron patentes, pasó bastante tiempo antes de que algunos responsables aceptasen que la solución de elevar la altura de las chimeneas tenía otras consecuencias gravemente negativas.
El siguiente paso de este proceso de innovación consistió en instalar un complejo sistema de filtrado que bloquease las emisiones nocivas antes de que abandonasen la chimenea. Como se evidencia en este ejemplo, el interés de los responsables de la formulación de políticas se centraba más en la adopción de medidas de control de las emisiones que en la prevención de éstas.
Hoy, en cambio, se asiste a un esfuerzo creciente por prevenir las emisiones a través del empleo de nuevos combustibles y de la mejora de las tecnologías de combustión, así como de la modificación de los propios procesos productivos mediante la implantación de las denominadas tecnologías productivas “limpias” o su nombre más común Producción y administración más Limpia, así es como en México y en el mundo se empieza a llamar a esta visión en donde no sólo se debe enfocar “el último eslabón de la cadena” sino revisar el proceso y ver las formas de hacerlo más eficiente y de esta manera generar menos residuos y por lo tanto más unidades de producto final, y por consiguiente se estará produciendo más con menos. ¿Qué tanto se está enfocado tu organización a trabajar bajo procedimientos de producción y administración más limpia? Ojalá nos puedas compartir tus ideas.