Para la consultora Deloitte no era suficiente su gama de servicios en auditoria, impuestos, consultoría, legal y finanzas corporativas.
Por ello, hace un par de años empezaron a trabajar en la sustentabilidad como parte de una oferta integrada. Javier Romero, líder de Sustentabilidad y cambio climático de Deloitte, pasó todo un año de regreso en las aulas, donde se empapó del tema y de las tendencias actuales.
«Lo que más me sorprendió es que se trataba de un tema que habíamos dejado a los ecologistas o a los políticos», afirma el directivo, quien ahonda en los temas abordados en nuestro Informe de Alto Nivel sobre Responsabilidad Social Empresarial.
¿Cuáles es el estatus de la Responsabilidad Social Empresarial en México?
Existen firmas early adopters, que van a la delantera. Las más grandes ya entendieron que esto si las está impactando; así pues, traen programas muy agresivos.
Hoy todas las empresas medianas y grandes deberían tener por lo menos un inventario de sus gases de efecto invernadero, sus materiales reciclados, sus desperdicios y su consumo de agua.
Muchas empresas no lo saben, pero México debe prepararse: está geográficamente en la franja de mayor impacto, donde viene la mayor elevación de temperatura.
Una empresa que se está iniciando en estos temas se enfrenta o muchos indicadores: ISO 26,000, Pacto Mundial, GRI ¿Cómo sabe cual seguir?
Efectivamente, no existe un sólo estándar: este año estamos a Ia espera de que arranque el Índice de Sustentabilidad de la Bolsa Mexicana de Valores. Incluso se habla de Ia creación de un reporte financiero integral.
Al final, todo converge, pero con diferentes matices. Si adoptas el Pacto Mundial de la ONU, el GRI (Global Reporting Iniciative) o el ISO 26,000, empiezas a trabajar seriamente analizando riesgos, stakeholders, ‘cadenas de productos e inventarios de emisiones, energía y agua. También empiezas a trabajar con Ia comunidad donde se encuentra la empresa y con to gobierno corporativo.
¿Qué papel juega el Consejo de Administración en la sustentabilidad?
La sustentabilidad no solo es el cambio climático, son tres aspectos: el ambiental, el económico y el social. Debido a esto, el Consejo debe estar consciente de que dañar el medio ambiente, acabar con la materia prima y afectar a la comunidad termina par perjudicar a la empresa.
El Consejo debe ser consciente del entorno. Debe tener un mapa de riesgo, sabiendo donde puede paralizarse la operación del negocio desde el punto de vista económico, financiero, de mercados, consumidores, autoridades, ONG o comunidades locales.
En Responsabilidad Social Empresarial existen dos aspectos fundamentales, la mitigación y las oportunidades ¿En qué consisten?
Así es. El primero responde a la pregunta: «¿Cómo contribuye mi empresa a ser menos onerosa para el planeta en el use de recursos?» En cuanto al segundo, tiene que ver con inversiones que vienen para desarrollar nuevas tecnologías, o bien, proyectos relacionados con tipos de energía, metodologías de tratamiento del agua, un nuevo tipo de transporte, el reciclado de productos…
¿México está aprovechando estas oportunidades de negocio?
Sí. La hipoteca verde será una norma para el Infonavit; ya hay más de 100 empresas que fabrican calentadores solares. También viene la prohibición de focos incandescentes, Ia construcción de muebles de cartón o la producción de electricidad a partir de basura, como sucede en Ciudad Juárez, donde se inauguro una planta.
¿Y los fondos de inversión?
Ya están tomando conciencia de que hay que invertir en empresas sustentables. Así surgieron los Dow Jones Sustainability Indexes o el Índice de Sostenibilidad del Bovespa, en Brasil. En Dinamarca, todos los fondos de pensiones, por obligación, tienen que invertir solamente en empresas sustentables.
¿Cómo auxilia Deloitte los proyectos de Responsabilidad Social?
Nosotros desarrollamos para la ONU la metodología de implantación del Pacto Mundial. Es igual que cualquier otra implantación; incluye el compromiso de la alta dirección, los pará-metros, la visión, el plan de trabajo, los avances, las correcciones. Ya sea este o cualquier otro parámetro, ninguna empresa puede darse el lujo de no tener una estrategia. Las organizaciones han de aceptar esta nueva ética de la RSE.
¿Qué esperaremos en los próximos dos años para México?
Desde que la BMV anunció la intención de lanzar el índice de Sustentabilidad, el campo de acción por fin está pasando de los ecologistas y políticos al ámbito empresarial, a la industria. Lo que espero es que cada vez más empresas presenten sus reportes de sustentabilidad y que la mayoría se cuestiones qué deben hacer. Lo que no se vale es que no lo hagan.
Tres errores
Para redondear la visión de los involucrados en el tema, hablamos con el experto Jesús Martínez Rojas, de McBride Sustainability, quien destaca tres puntos en los que particularmente fallan las empresas en responsabilidad social:
1) No estar realmente convencidos de que les genere valor. La colocan en departamentos que no necesariamente tienen el impacto como para hacer un cambio en la cultura organizacional de manera ética y responsable.
2) Verla como un fin, cuando al cabo es un medio. «Te tienes que preguntar para que lo estás haciendo, y una vez que lo tienes claro, debes pensar a quien va dirigido y cómo le vas a hablar. Es una relación de equilibrio entre lo que haces y lo que te falta por hacer y las demandas de esos grupos de interés o stakeholders que te exigen información sabrá que está haciendo la compañía», indica Martínez.
3) Enfocarse específicamente en un tema, cuando la responsabilidad social debe ser entendida coma un concepto holístico, integral. Esto se traduce en la posibilidad de que las generaciones futuras obtengan los mismos beneficios en términos materiales, naturales, sociales y ambientales. Es decir, buscar la permanencia como compañía, pero sin alterar el equilibrio de obtener lo que necesita, para hacer lo que hace.
Fuente: Alto Nivel, p. 60,61.
Por: Leticia Gasca Serrano.
Publicada: Julio de 2011.