En un mundo ideal, hombres y mujeres podrían desempeñar sus actividades profesionales sin restricción de género al tiempo que disfrutan de una vida familiar plena y equilibrada. Por desgracia la realidad aún se encuentra muy lejos de ello, principalmente para las mujeres que han logrado abrirse paso en el mundo corporativo y se convierten en madres.
Las malas prácticas de muchas compañías en donde persiste la brecha salarial, la discriminación y la falta de licencias de paternidad que promuevan la equidad de género en el hogar, hacen que la misión de equilibrar adecuadamente el desarrollo profesional y la vida familiar resulte prácticamente imposible para las mujeres trabajadoras en todo el mundo.
A pesar de las dificultades, muchas mujeres han logrado combinar exitosamente la maternidad y su desarrollo profesional, y su secreto tiene muy poco que ver con tener superpoderes. El común denominador entre ellas parece ser la firmeza de sus decisiones y un increíble valor para afrontar un sin número de retos que incluyen ser grandes líderes hoy, mientras forman a quienes serán los líderes del mañana.