Unas trescientas personas ovacionaron, pidieron autógrafos y demostraron su admiración a la periodista y activista Lydia Cacho, quien presentó anoche en el WTC su libro Esclavas del poder (Random House), en un acto donde conminó a la ciudadanía a tomar una postura activa frente a la trata de mujeres y niños.
Llegó al acto tomada del brazo del cronista Juan Villoro y acompañada de sus otros dos presentadores, la periodista Carmen Aristegui, quien también fue recibida por aplausos vehementes, así como por el actor Diego Luna.
Esta publicación, que implicó a la autora una investigación por más de cinco años, no sólo muestra un mapa de la esclavitud contemporánea en el mundo, sino un entramado que deja ver la putrefacta participación gubernamental y una inadmisible complacencia e indiferencia de amplias capas de la sociedad ante el fenómeno, aseguraron Villoro y Aristegui.
Roza los mecanismos sociales, culturales y organizativos que hacen del comercio sexual uno de los negocios más lucrativos del planeta, ahí donde niñas y adolecentes pueden ser controladas, utilizadas y sometidas por sus propietarios. Aseguraron que ahí no hay solo mafiosos y políticos corruptos, puesto que la trama es larga, diversa e interrelacionada.
La presentadora coincidió con el escritor Juan Villoro en que es el poder lo que corrompe y destruye, además de que no existe una sola historia de mafias donde el sexo no esté presente.
El autor de El testigo y El disparo de Argón, vituperió el periodismo que encubre la prostitución y el abuso sexual mostrando aspectos que son considerados como «chic» y encomió la convicción de Cacho, por trabajar en la recuperación de la dignidad de las mujeres al hacer no sólo el análisis de los hechos desde su oficio periodístico, sino al propiciar ayuda concreta a través de su activismo.
Fuente: Reforma; Cultura, p. 21
Autor: Dora Luz Haw
Publicada: 20 de agosto 2010