Cotidianamente irrumpen turbas de pejistas en alguna de las tiendas Soriana de la ciudad de México. Y nadie hace nada.
A la irresponsable indiferencia de las autoridades del Gobierno del DF, se suma la frialdad con que los organismos empresariales contemplan los abusos.
Ninguno se ha solidarizado con la cadena comercial, ni siquiera las empresas del mismo giro. Sería patético que estuvieran amedrentadas.
Los excluidos
Hace tiempo, todos los años, contemplamos la tragedia social que significa que cientos de miles jóvenes no sean admitidos en alguna de las universidades de la República.
Algunos, es cierto, no aprueban el examen de admisión, pero para la mayoría simplemente no hay espacio, no hay aulas, no hay maestros suficientes. Si le creemos al premio Nobel Peter Drucker que la mayor riqueza de un país es su capital humano, aquí se desperdicia.
Migrantes
Las historias humanas de los migrantes se multiplican tantas veces como el número de centroamericanos que ingresan a México para llegar a Estados Unidos, un fenómeno demográfico que se ha convertido en un problema social y político.
El gobierno de México, ante el asedio del que son víctimas los migrantes, a veces por los delincuentes, a veces por autoridades menores, se ha visto desbordado.
Cierto, se ha perdido el control de la frontera sur, pero también lo es que no puede permitirse que en territorio mexicano se cometan tantos abusos contra los derechos humanos.
Fuente: eleconomista.com.mx
Por: José Fonseca
Publicada: 16 de Julio de 2012
