Se avecinan muchos cambios para el 2018, entre ellos la nueva Ley del Clima que entrará en vigor en enero del siguiente año.
Esta nueva ley plantea metas que la política climática del gobierno se base en los objetivos climáticos y especifique cómo se llevarán a cabo. También se presentará un informe sobre el clima cada año en el proyecto de ley de presupuesto y además el gobierno hará un plan de acción política climática para la consecución de sus objetivos climáticos cada 4 años.
Es por eso que Suecia se convierte en un país excepcional al tener un objetivo bastante ambicioso que va más allá del planteado en el acuerdo Climático de París en 2015.
Con Donald Trump planeando retirarse del acuerdo de París, ahora más que nunca necesitamos que el resto del mundo aumente su contribución en la lucha contra el cambio climático», dijo Gareth Redmond-King, jefe de clima y energía de World Wildlife Fund (Fondo Mundial para la Naturaleza). «Es una victoria importante, no sólo para Suecia, sino para todos los que se preocupan por el futuro de nuestro medio ambiente».
Suecia tiene 20 años eliminando el carbono de su suministro de energía. Desde los años 70, empezó a construir una flota de reactores de energía nuclear.
A principios de este siglo, Suecia comenzó a invertir más en energía renovable, especialmente en energía eólica y solar. Es por eso que actualmente sólo 1/4 parte de la energía de Suecia proviene de combustibles fósiles, en comparación con más de 4/5 en EEUU y el Reino Unido.
La ley del clima compromete a Suecia a reducir sus emisiones absolutas de gases de efecto invernadero en al menos un 85% por debajo de los niveles 1990. Con el 15% que resta se compensará las emisiones, invirtiendo en proyectos que contribuyan a reducir la contaminación, lo que implica financiar proyectos que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero o invertir en tecnología de captura de carbono.
Para lograr el estatus de carbono neutral, el país se centrará en la reducción de las emisiones del transporte mediante el aumento del uso de biocombustibles y vehículos eléctricos.
La reducción de las emisiones del transporte puede ser un desafío debido a la resistencia pública, pero Suecia goza de niveles inusualmente altos de apoyo a las políticas verdes. «Creo que tienen una gran oportunidad de éxito«, dice Femke de Jong en la ONG Carbon Market Watch.