Por: Pedro Silva Gámez
FORMA Y FONDO CXIX
El ser humano ha dado como un hecho que los recursos naturales son inagotables, porque se renuevan rápidamente por sí mismos. Por igual los grupos nómadas o sedentarios, modificaron desde hace miles de años su entorno utilizando habilidades y herramientas cada vez más poderosas e inimaginables como las actuales.
En los últimos dos siglos y en lo que va de éste XXI, tales acciones se multiplicaron por factores como aumento de población, necesidad de vivienda, satisfacción alimentaria, desarrollo tecnológico y científico, más su lado negativo: la falta de visión y planeación.
Las consecuencias palpables van más allá porque, los cambios en la biosfera producto de la actividad humana durante las últimas décadas son comparables a los cambios normales que sucedían en la naturaleza pero en miles de años. La degradación de los recursos naturales, erosión de suelos, merma de recarga de acuíferos, deforestación, desertificación, contaminación y pérdida de diversidad biológica se han acelerado en forma incontrolada.
La demanda de productos agrícolas es exponencial al igual que el crecimiento de la población y los servicios conexos cada vez más difíciles de satisfacer. La solución fácil ha sido recurrir a tierras aún sin explotar por medio del desmonte, pero los resultados han sido desalentadores porque han quedado reducidos a una agricultura de subsistencia al igual que las otras prácticas habituales: tala clandestina, producción de carbón, cultivos aceleradores de la erosión de suelos como la papa y siempre la falta de estrategias de reforestación, preservación, aprovechamiento y recuperación de los recursos naturales.
Todas las zonas forestales del país enfrentan la problemática anterior, agudizada por el sobrepastoreo, extracción de tierra de monte, incendios forestales y plagas como el gusano barrenador, descortezador y muérdago. La cacería furtiva desaparece en la medida en que se extinguen las especies.
Ejemplos sobran. Cada vez son más grandes a simple vista los manchones cafés en cualquier cerro o montaña alrededor de las concentraciones urbanas. Está el Xinantecatl, la Sierra de las Cruces, el Ajusco, el Parque nacional la Malinche y cualquier otro que nos venga a la mente.
Adaptar terrenos para la agricultura no debe equivaler a la destrucción de los recursos naturales. Si en las superficies a desmontar se planea dejar zonas arboladas, las zonas de cultivo se explotan por unos años y después se dejan en barbecho permitiendo al bosque regenerarse. De lo contrario el suelo se degrada y las cosechas se empobrecen.
Es frecuente la queja de agricultores que demandan apoyos para sus tierras porque estas ya no producen y prefieren abandonarlas. Alegan que están agotadas y únicamente producen maleza. Olvidan que cuando iniciaron el desmonte y explotación no previeron evitar el arrastre de partículas de polvo atenuando el impacto de la lluvia y el viento.
Para controlar la erosión y la pérdida de fertilidad hay técnicas agrícolas propias de la agricultura sustentable. Algunas son prehispánicas como las utilizadas por el rey poeta Netzahualcóyotl en Texcoco: terrazas y fábricas de agua. Otras son las barreras rompe vientos, setos, barreras de piedra y zanjas de infiltración y drenaje, éstas últimas emparentadas con las técnicas precortesianas.
Si la alternativa es sembrar en laderas hay que aprovechar las curvas de nivel por medio de terrazas y andadores. En pendientes pronunciadas es preferible respetar la producción forestal. En cuanto al ganado, rotarlo alternando las parcelas, para permitir que los pastos se recuperen, evitando la compactación irreparable del suelo y la desaparición de los pastos.
La fertilidad del suelo se estimula con la aplicación de abono orgánico, las medidas anteriores y asociando cultivos como la plantación de leguminosas. Evitando el uso de pesticidas que matan a los insectos benéficos, lombrices desmenuzadoras del suelo y microorganismos que liberan nutrientes.
El resultado de la mala planeación, falta de asesoría y continuidad en los programas pregonados como solución a la decadente agricultura y desaparición de recursos naturales nunca se ha ido, ahí está: hambre, pobreza e ignorancia.
Los suelos tienen definida su función: biológica por las especies vegetales y animales que lo habitan contribuyendo a su formación, funcionamiento y fertilidad. Alimentaria por ser fuente y reserva de elementos para la vida como calcio, potasio, nitrógeno, fósforo y magnesio. Depuradora: su porosidad filtra, retiene y transforma las impurezas del agua. Y función de soporte de todo lo que existe sobre la faz de la Tierra, incluida la modernidad con la gran plancha de concreto: casas, edificios y carreteras.
La forma: aun es tiempo de tomar acciones para una vida menos difícil.
El fondo: la pérdida de proporción entre recursos naturales y desarrollo, olvidando que con ellos: TODOS SOMOS NATURALEZA.
Me gustaria compartir con uds el video que hizo Wayne Visser con mi opinion sobre la RSE en Argentina, dada su estadia en nuestro pais dias atras
http://mariaflorenciasegura.blogspot.com/2010/08/entrevista-para-csr-international.html
Gracias por compartir.