Afirmar que la pandemia derivada de COVID-19 transformó nuestras vidas no es ninguna exageración. Esta, además de traer consigo enfermedades respiratorias, está teniendo consecuencias en la salud mental de muchas personas.
Tal preocupación se ha manifestado en un punto extremo que podría tener como consecuencia el aumento en las tasas de suicidio. Por ello, un estudio realizado en 21 países buscó evaluar el efecto temprano de la pandemia en las tasas de suicido en todo el mundo. Y para sorpresa de todos…
Los resultados muestran que no hubo signos de un aumento en las muertes por suicidio en los primeros meses de la pandemia de COVID-19.
Esto es realmente una noticia inesperada, ya que contrarresta las predicciones de que las tasas de suicidio aumentarían consecuencia de la emergencia sanitaria. No obstante, los autores del estudio advierten al público y a los responsables políticos que se mantengan alerta.
Suicidio en tiempos de COVID-19: Estudio
El estudio, publicado recientemente en The Lancet y realizado por un equipo de más de 70 investigadores a nivel mundial, utilizó datos de suicidios desde 2019 hasta julio de 2020 para determinar si hubo un aumento en la tasa durante el período inicial de la ola de COVID-19.
Descubrieron que las tasas no aumentaron más allá de lo previsto a partir de los datos prepandémicos. De hecho, en algunas jurisdicciones, el número de suicidios ha disminuido.
Jane Pirkis, profesora de salud mental en la Universidad de Melbourne en Australia y una de las autoras principales, dijo que el análisis se realizó modelando cómo se vería la tendencia al suicidio si la pandemia no hubiera ocurrido, y comparando ese modelado con datos sin procesar de jurisdicciones donde los informes de suicidio de 2020 están fácilmente disponibles.
Determinamos que no había evidencia en los países que analizamos de ningún aumento.
Jane Pirkis, profesora de salud mental en la Universidad de Melbourne en Australia y una de las autoras principales del estudio.
¿Cómo se llevó a cabo?
Se obtuvieron datos sobre suicidios en tiempo real de países o áreas dentro de ellos a través de una búsqueda sistemática en Internet y el recurso a las redes de The Lancet Psychiatry, y la literatura publicada.
Entre el 1 de septiembre y el 1 de noviembre de 2020, se buscó en los sitios web oficiales de los ministerios de salud, las agencias policiales y las agencias de estadísticas administradas por el Gobierno o equivalentes de estos países, utilizando los términos de búsqueda traducidos como «suicidio» y «causa de muerte».
Se incluyeron datos de un país o área determinados si provenían de una fuente oficial del Gobierno y estaban disponibles a nivel mensual desde al menos el 1 de enero de 2019 hasta el 31 de julio de 2020.
Los resultados
Este es el primer estudio que examina los suicidios que ocurren en el contexto de la pandemia de COVID-19 en varios países.
En los países de ingresos altos y medianos altos, las cifras de suicidios se mantuvieron prácticamente sin cambios o disminuyeron en los primeros meses de la pandemia en comparación con los niveles esperados basados en el período prepandémico.
A continuación te compartimos una tabla en donde se puede ver el número de suicidios entre abril y julio de 2020, y el porcentaje de los esperados según las tendencias anteriores a COVID-19.
En los siguientes países de hecho hubo evidencia estadística de una disminución en el suicidio en comparación con el número esperado:
- Nueva Gales del Sur, Australia.
- Alberta, Canadá.
- Columbia Británica, Canadá.
- Chile.
- Leipzig, Alemania.
- Japón.
- Nueva Zelanda.
- Corea del Sur.
- California, EE.UU.
- Illinois (condado de Cook).
- EE. UU.
- Texas, EE.UU. (cuatro condados).
- Ecuador
Empero, los expertos dicen que debemos permanecer alerta y estar preparados para responder si la situación cambia a medida que se desarrollan los efectos económicos y de salud mental a largo plazo de la pandemia. Si deseas consultar el estudio completo puedes hacerlo dando click aquí.
Posibles motivos de suicidio en tiempos de COVID-19
Las medidas, restricciones y prácticas de cuarentena tomadas para controlar la pandemia han causado problemas psicológicos, sociales y económicos. En otros estudios realizados hasta la fecha se ha señalado que se observan síntomas de:
- Ansiedad.
- Depresión.
- Adaptación severa.
- Trastornos del sueño.
También se sabe que una gran cantidad de personas perdieron sus trabajos debido a crisis sanitaria y las tasas de desempleo aumentaron en los países. Las economías y los sistemas de salud de muchos países se encuentran bajo esta importante carga.
Además del aumento en la incidencia de síntomas y trastornos mentales asociados con COVID-19, los crecientes problemas socioeconómicos plantean un riesgo de suicidio.
Afectación en el sistema nervioso por SARS-CoV-2
Sumado a esto, se menciona que el SARS-CoV-2 puede afectar directamente al sistema nervioso central. Además, el conocimiento de los efectos indirectos sobre la salud mental en pandemias anteriores (especialmente la epidemia de SARS-CoV-1 2002-2003) genera preocupaciones sobre este tema.
Por lo tanto, en los estudios que evalúan los resultados neuropsiquiátricos directos y los efectos indirectos del COVID-19 sobre la salud mental, se recomienda planificar evaluaciones psiquiátricas durante y después de la pandemia. En algunos estudios, se ha informado que los síntomas iniciales de COVID-19 pueden ser de naturaleza neuropsiquiátrica.
Los pacientes pueden presentar delirio, complicaciones cerebrovasculares, encefalopatía, anosmia y trastornos neuromusculares.
Pacientes con diagnóstico psiquiátrico
Por otro lado, los pacientes con un diagnóstico psiquiátrico previo pueden ser más vulnerables al COVID-19 y pueden tener un mayor riesgo de sufrir consecuencias negativas.
Los pacientes con capacidades cognitivas deterioradas relacionadas con el aprendizaje, la comprensión y las capacidades cognitivas en la lucha contra la pandemia pueden tener dificultades para protegerse o cumplir con los procedimientos de las personas con enfermedades psiquiátricas infectadas.
Durante la epidemia de COVID-19, se ha informado que, como resultado del estrés que enfrentaban los individuos, aumentaron la ira, la ansiedad, el insomnio, la impulsividad, los cambios de comportamiento y los pensamientos suicidas.
Durante el tratamiento de COVID-19, los síntomas psiquiátricos pueden agravarse como resultado de la interrupción de los psicofármacos que usan los pacientes debido a la interacción fármaco-fármaco. Esta situación es de riesgo para la conducta suicida.
Difícil acceso a servicios de salud mental
Durante la pandemia de COVID-19, debido al aumento de la carga de trabajo, las instituciones de salud planificaron principalmente la regulación del tratamiento de las personas infectadas y retrasaron el seguimiento y tratamiento de otros pacientes. Esto ha provocado dificultades para acceder a los servicios de salud mental.
No realizar exámenes clínicos ambulatorios regulares, especialmente en pacientes con diagnóstico de trastorno mental, o no poder asignar el tiempo suficiente para emergencias psiquiátricas en servicios de emergencia superpoblados puede afectar negativamente los casos con ideación suicida o intento de suicidio.
Durante la pandemia, es posible que los médicos no puedan evaluar adecuadamente los factores de riesgo relacionados con la conducta suicida de los casos debido a diferentes razones (carga de trabajo, disposición de instituciones psiquiátricas para pacientes hospitalizados para el tratamiento de la epidemia).
Grupos vulnerables
Según información del artículo The Impact of COVID-19 Pandemic on Suicidal Behavior, los grupos más vulnerables o con mayores tendencias a cometer suicidio en tiempos de COVID-19, son aquellos con:
- Trastorno de ansiedad generalizada.
- Trastorno de estrés postraumático,
- Trastornos del sueño.
- Antecedentes de abuso de alcohol y sustancias.
- Quienes hayan tenido intentos de suicidio previos.
Métodos de prevención
La realidad es que en un sentido global, estamos atravesando tiempos inciertos, y COVID-19 tiene la capacidad de causar serios problemas sociológicos, económicos y psicológicos y suponer un grave riesgo de comportamiento suicida a corto y largo plazo.
Por tal razón, es necesario establecer grupos nacionales de prevención del suicidio y apoyar el desarrollo de planes de acción locales. Además de desarrollar estrategias nacionales de prevención del suicidio, se necesita la cooperación internacional.
La planificación e implementación de la capacitación en prevención del suicidio puede ayudar a aumentar la conciencia pública. La sensibilidad, el estado de alerta y la precaución ante la conducta suicida salvarán vidas. Son importantes el apoyo oportuno y adecuado a los afectados por el suicidio y el establecimiento de centros de crisis para personas en peligro.
La identificación de grupos de riesgo y el uso de aplicaciones en línea pueden ser eficaces para prevenir el suicidio en tiempos de COVID-19.
Tener nuevas regulaciones con respecto al diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales en la prestación de servicios de salud, puede ayudar, y los profesionales de la salud mental bien preparados para este período difícil también pueden reducir las tasas de suicidio.
Y sin duda, los resultados de los estudios destinados a comprender el comportamiento suicida asociado con COVID-19 orientarán la planificación de los programas de prevención del suicidio en tiempos de COVID-19.