La creencia de supremacía de la raza y su apabullante necesidad de prevalecer ante todo, generó la evolución de un divorcio latente entre el hombre y su ambiente que, de alguna manera, se gestó desde el momento en el que en prácticamente en todas las áreas de desarrollo se adoptó la tecnología como aliada a los caprichos humanos y no a sus necesidades; la sociedad se precipitó hacia un uso excesivo de combustibles, energía, agua y materias primas, sin pensar en la repercusión de estas acciones. ¿qué acciones y decisiones debemos tomar? ¿Hacia dónde dirigir nuestro enfoque hoy en día? ¿Cuál es la nueva estrategia a seguir?
Desde hace ya algún tiempo, los términos sustentable y sustentabilidad han sido temas recurrentes en lo referente a toda preocupación por el medio ambiente y lo que acontece en el planeta, pero ¿qué es ser sustentable? ¿Son sólo temas de moda, productos de la mercadotecnia que se nos han querido vender? ¿O nos enfrentamos realmente a una “emergencia planetaria”, como muchos especialistas han señalado? Todo este movimiento ha traído consigo el desarrollo de oportunidades reales y factibles que se basan en investigaciones y experimentación pública, resultado del ensayo y error, y que hoy en día nos encamina hacia aciertos.
La creencia de supremacía de la raza y su apabullante necesidad de prevalecer ante todo, generó la evolución de un divorcio latente entre el hombre y su ambiente que, de alguna manera, se gestó desde el momento en el que en prácticamente en todas las áreas de desarrollo se adoptó la tecnología como aliada a los caprichos humanos y no a sus necesidades; la sociedad se precipitó hacia un uso excesivo de combustibles, energía, agua y materias primas, sin pensar en la repercusión de estas acciones.
Cuando las consecuencias se hicieron palpables, el mundo centró su atención en el tema emergente del calentamiento global, la inminente destrucción del ambiente y el costo económico que esto representaba para el futuro. Se enlistaron los posibles causantes de manera individual, y es cuando se analizaron en conjunto que se descubrió el estrecho vínculo de cada una de estas acciones con la proliferante y muy rentable industria de la construcción.
Se identificó que la mayoría de los edificios consumían más de la mitad de la energía que se generaba en algunos países y que en cada etapa de la edificación sobresalían puntos que resultaban ser determinantes en el impacto nocivo al medio ambiente y que siguen vigentes; por ejemplo, el impacto comienza desde el momento en el que un edificio se planea en un entorno urbano poco favorable, hasta el proceso constructivo que se vuelve un factor altamente contaminante al contexto.
Aunado a esto, la falta de control en el mantenimiento de los recursos de un edificio en operación significa un alto costo a largo plazo que se refleja en los índices de productividad y rentabilidad en el capital humano de las empresas, contagiándose irremediablemente del síndrome conocido como “edificio enfermo” pues es el culpable de gran parte de las enfermedades crónicas de las personas que lo habitan. Entonces, ¿qué acciones y decisiones debemos tomar? ¿Hacia dónde dirigir nuestro enfoque hoy en día? ¿Cuál es la nueva estrategia a seguir?
Una nueva cultura
Nuestra capacidad de reacción ha emprendido el viaje hacia el desarrollo de una conciencia que hoy comienza a prevalecer como una cultura verde, la cultura de la sustentabilidad. El interés hoy es global y converge tanto en actores políticos y económicos, como en figuras científicas, representantes de diversos sectores profesionales, de desarrollo, ámbito social o incluso en el sector religioso. Se ha vuelto importante promover diversas medidas dirigidas a incentivar el uso de nuevas tecnologías a favor del medio ambiente, así como la posibilidad de recompensar los diversos esfuerzos de cada entidad por ser menos nocivos a su entorno. Por ello, tomando conciencia de la agresión que muchos edificios representan para el ambiente se volvió imprescindible que el desarrollo de la edificación y la arquitectura formaran parte de este movimiento y nació lo que hoy conocemos como ARQUITECTURA SUSTENTABLE, también conocida como Arquitectura Verde.
El arquitecto Gonzalo Montaño, Presidente de GRUPO MAC (Montaño Arquitectos Consultores) y su arquitectura soportan este concepto desde hace ya muchos años y concuerdan tácitamente en que representa un nuevo planteamiento en la manera en que se planea, se diseña, se construye y se controla un edificio, y que representa un tipo de inversión en beneficio de la sociedad. Esta arquitectura tiene como meta optimizar todos y cada uno de los recursos que forman parte de la estructuración de una edificación, desde su localización en el entorno y la relación con él, como el resguardo de las áreas verdes, la comunicación con sus vialidades y la planeación de la infraestructura urbana.
La arquitectura sustentable busca hacer más eficiente el consumo energético que demanda el edificio y por ello plantea estrategias de ahorro en energía, a través de la optimización de los recursos de ventilación, de la iluminación natural y artificial, del ahorro y reutilización del agua, la reutilización los materiales y de los desechos que se generan tanto en la etapa de la construcción como en la operación del inmueble; incentiva el uso de recursos y materiales locales, así como el uso de materias primas con baja o nula emisión de agentes tóxicos al medio ambiente y busca promover entornos libres de contaminantes en una atmósfera saludable para todos los usuarios. Como parte de los esfuerzos a realizar, este tipo de arquitectura también promueve la reutilización de edificios.
Además, la arquitectura sustentable busca capitalizar cada una de estas estrategias que en conjunto representan un ahorro demostrable en la vida útil de un edificio, la cual evidentemente se prolonga. Los valores de costo-beneficio impactan de manera favorable al retorno de inversión a través de los aumentos en los índices de productividad, eficiencia y ahorro en cada uno de los recursos de una empresa. Como beneficio primordial, también promueve el bienestar del más importante de los recursos, el capital humano.
Alternativas de certificación. CERTIFICACIÓN LEED
Con el surgimiento de todas estas alternativas y con el planteamiento de nuevos objetivos, se debía definir de igual forma la manera en que estas estrategias se volvieran mesurables y recompensadas económicamente. Por ello, a través de distintas organizaciones pro-ambientales y con reconocimientos oficiales, surgieron los métodos de certificación, tanto de carácter local como algunos de reconocimiento internacional. Entre los diversos sistemas de certificación alrededor del mundo están el CASBEE, Sistema de Evaluación Integral para la construcción de la eficiencia del entorno, por sus siglas en inglés; BREEAM, acrónimo en inglés de Método de Evaluación ambiental para la Entidad de Investigación de Edificios, en Inglaterra; el sistema LEED, acrónimo en inglés de Liderazgo en Diseño Energético y Ambiental, sólo por mencionar algunos. Entre los sistemas locales están el sistema PCES, Programa de Certificación de Edificios Sustentables del Gobierno del Distrito Federal y el Sistema del Consejo Mexicano de Edificación Sustentable.
Actualmente en México, el proceso de certificación con mayor peso es el sistema LEED, promovido por la U.S.G.B.C. (Consejo de la Edificación Sustentable de los Estados Unidos, por sus siglas en inglés), el cual fue implementado en Estados Unidos desde 1998. Este sistema de certificación evalúa el proceso de diseño, la construcción y el uso de los edificios en términos de su eficiencia energética, su consumo de recursos naturales y su desempeño en la preservación del ambiente, abarcando así el antes, el durante y el después de la construcción de un edificio. Actualmente el sistema LEED lleva distintos procesos de certificación para diversos edificios en más de 41 países.
Para certificar un edificio LEED, se utiliza un sistema de puntaje con el cual se identifican las medidas de diseño sustentables que pueden ser incorporadas en un proyecto. Si el edificio cuenta con ciertas cualidades, es reconocido con distintos niveles de certificación. Estos niveles pretenden distinguir y premiar el esfuerzo por construir edificios altamente eficientes y poco contaminantes, creando así estándares que sirvan como ejemplo para lograr una concientización tanto en el público en general, como en los desarrolladores, los inversionistas y los usuarios de los propios edificios. Existen diversas clasificaciones dentro de este mismo sistema, dependiendo del tipo de construcción a realizar. Según la clasificación del edificio, existen distintos puntos a evaluar que se toman en cuenta a la hora de otorgar una certificación.
El análisis y aplicación de cada uno de éstos se refleja en un puntaje que permite obtener una calificación; dependiendo de ésta, el edificio alcanza alguno de los cuatro niveles que concede el sistema LEED:
En México hay muy pocos edificios que cuentan con esta certificación, entre ellos están el Proyecto de Intl Business Center, en Ciudad Juárez; el edificio corporativo de HSBC en la Ciudad de México; el complejo Loreto Bay, en Baja California Sur y el Parque de Innovación y Transferencia de Tecnología (PITT) del ITESM Campus Chihuahua.
Cuando se habla de Arquitectura Sustentable, la primera reacción en el mercado inmobiliario es que es una inversión económica fuerte, tanto por el incremento de costo en la construcción como por el proceso mismo de certificación. Sin embargo, es fácil darse cuenta que al utilizar el sistema LEED en los edificios, se tiene un substancial ahorro de recursos, según el tipo de certificación que se obtenga: entre el 30% y el 70% de energía, entre el 30% y el 50% de uso del agua, entre el 50% y el 90% de la reutilización de los residuos y hasta un 35% de las emisiones de CO2, en comparación con un edificio no considerado “verde”.
Además de los ahorros referidos, existen otro tipo de ventajas al convertirse en un edificio sustentable,: hay una reducción importante de gastos de operación y mantenimiento; aumenta el valor y la rentabilidad de un edificio; mejora el retorno de inversión y aumenta el rendimiento y la productividad de la gente que lo habita. También existen distintos incentivos por parte del Gobierno de determinados países, algunos de estos también implementados en México, que contemplan la reducción en el pago de impuesto predial; simplificación administrativa; financiamiento para programas de ahorro de energía; cuotas preferenciales en los derechos de agua; posibles financiamientos a tasas preferenciales; posibles reducciones en primas de seguros y la implementación de Fondos Verdes. También en nuestro país, El Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) promueve préstamos e hipotecas especiales para la gente que adquiere propiedades con soluciones o rasgos verdes aun cuando no estén certificados, sobre todo aquellos relacionados con el ahorro de energía y el agua.
GRUPO MAC, PIONERO DE LA SUSTENTABILIDAD EN MÉXICO
Antes de que el término “sustentable” cobrara tanta fuerza, GRUPO MAC ya estaba haciendo propuestas y dando soluciones con rasgos verdes que hoy en día ya se consideran parte de LEED. El mejor ejemplo: el edificio corporativo Chrysler, que este año está cumpliendo su décimo aniversario de construcción. Éste es un edificio en el cuál se empleó tecnología de punta tanto por una Responsabilidad Social Corporativa como para reducir el costo de mantenimiento. Es un proyecto con plantas cuadradas de 2000 m2 de superficie con altos estándares de ahorro de recursos, que cuenta con controles computarizados que controlan todos los sistemas del edificio, que cuenta con cristales duo-vent en la fachada, iluminación artificial controlada, iluminación natural en todo el perímetro y piso falso en toda el área operativa para propiciar la flexibilidad de su uso; implementación de plantas de tratamientos de aguas residuales, donde toda el agua tratada es reutilizada; Todos estos elementos, utilizados en una época en la que LEED apenas comenzaba y que no se tomaban en cuenta en el diseño de los edificios construidos en México, hicieron que el mismo año de su construcción, el edificio fuera designado para obtener el Premio Nacional al Edificio Inteligente. GRUPO MAC, siempre interesado en la realización de proyectos enfocados en estos temas, actualmente diseña para Pepsico su edificio BIC (Baking Innovation Center), en la ciudad de Monterrey.
La preocupación y el compromiso con nuestro medio ambiente deben ser una tarea continua y permanente, ya que es un proceso evolutivo a largo plazo. La urgencia de nuevas ideas y propuestas enfocadas en mejorar nuestro entorno respetando el ambiente, así como crear una conciencia real en todos los sectores de la población se vuelven hoy en día una necesidad demandante por ser sustentables. El ser verde, más temprano que tarde, marcará la diferencia.
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