Por Andrea Zárate Benoit
Es considerablemente difícil imaginar un mundo en perfecta paz. Posiblemente, por que jamás en la historia del hombre ha existido paz perfecta, es por esto que se puede concluir que la paz –tal y como la concebimos hoy—no es un estado natural del plantea. Siempre han existido conflictos de un tipo u otro; incluso en la naturaleza, la cual generalmente consideramos como equilibrada y pacífica. Sin embargo, los seres humanos hemos pasado siglos imaginando utopías y condiciones de paz idílicas, con el afán de obtener un modelo imaginario al cual aspirar. Para nuestra frustración, todos estos modelos son inalcanzables, en todo el sentido de la palabra. La incapacidad del hombre para concebir un modelo de paz real, es la causa principal por la cual no ha podido conseguirla, por lo que es necesario redefinir el concepto. Tristemente, un corto ensayo no es suficiente para definirlo, sin embargo, hay algunos elementos claves dentro de un concepto de paz real y posible.
La paz en el mundo debe de ser más, un estado de equilibro y posibilidades, que una perfecta tranquilidad y ausencia de conflictos. También debe de ser un estado que permita a todos los habitantes del planeta desarrollarse y vivir una vida plena y digna si es que así lo desean. Debe ser un estado donde cada ser vivo pueda contar con los recursos necesarios para lograr lo anterior, y que al mismo tiempo, exista la garantía de libertad, igualdad, seguridad y dignidad para todos.
El primer paso para poder alcanzar un estado global que permita todo lo anterior, es por supuesto la disponibilidad necesaria de recursos naturales. Ya que estos, son el condicionante para la vida y por lo tanto es algo de lo que no se puede prescindir. Como la mayoría sabe, hoy en día este es un problema grave; escasean todo tipo de recursos naturales, desde el agua hasta el petróleo. Y para nuestro horror, muchos expertos aseguran que las guerras más grandes del futuro se llevarán acabo por los recursos naturales. La respuesta a este enorme aprieto es indudablemente la sustentabilidad. La cual nos permite encontrar un balance entre nuestras necesidades y la capacidad del planeta, tanto de regenerar los recursos que necesitamos, como de mantener dicho equilibrio indefinidamente.
La sustentabilidad que se necesita hoy, no es tan fácil como cambiar de combustibles fósiles a renovables, o pasar de tirar a reciclar. Hoy por hoy, se necesita un cambio de consciencia profundo que permita al ser humano pasar de un capitalismo, individualismo y consumismo extremo a una visión del mundo donde la meta sea satisfacer necesidades, sin caer en el consumismo. Y donde además, la visión antropocéntrica que existe en gran parte del planeta, se desvanezca para dar paso a un visión ecocéntrica. Sustituir la manera en que ideamos el rol del ser humano en los ciclos naturales, permitirá a la humanidad hacer los cambios necesarios para llegar a una verdadera sustentabilidad. Azaña, que con una visión antropocéntrica sería prácticamente imposible.
Aunque un nuevo concepto de paz encierra muchas otras ideas, la sustentabilidad siempre debe de ser la base, ya que antes de cualquier cosa, es primordial garantizar la capacidad para que la vida se desarrolle correcta y naturalmente. Si las necesidades primarias, tanto de los seres humanos como del resto de los seres vivos no son atendidas, entonces el primer paso hacia la verdadera paz mundial no se ha dado.
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