“La humanidad se enfrenta a una elección: el olvido o la utopía.” ~Buckminster Fuller
Hace una semana vi la entrevista que le hizo Jeremy Paxman, periodista inglés de la BBC, al comediante Russell Brand en donde el último expresa su muy sincera opinión sobre la política, el voto, la crisis ambiental y lo que en su opinión debe ocurrir: un cambio, una revolución. Una revolución de consciencia, la llama. Después leí un artículo relacionado que Brand escribió para el New Statesman, una revista política. Recomiendo ampliamente su lectura. Ha pasado más de una semana y sigo encontrándome y escaneando comentarios, entrevistas y artículos con Brand y sus honestas opiniones sobre política y la imperiosa necesidad de cambio.
La política no es mi tema. El discurso de Brand (2013) tiene incluso un toque de revolución o despertar espiritual; ese tampoco es mi tema. Sin embargo, el actor y comediante sí resalta muchos puntos que me parecen relevantes. Uno de ellos el cambio de paradigmas, de las formas de pensar y organizarnos; la crisis ambiental y social. Russell dice que “nos hemos convertido en prisioneros de la comodidad en la ausencia de significado”, que “tenemos que incluir a todos y reconocer que nuestras similitudes son más importantes que nuestras diferencias y que tenemos un imperativo ecológico inmediato.” Me parece increíble leer y escuchar a personas brillantes, articuladas y con un sentido de urgencia de cambio. Un cambio que sea inclusivo y busque ser regenerativo para la raza humana y para el planeta. Sin embargo, me sigue quedando una sensación similar a la que tenía cuando terminé de ver el documental de Al Gore, An Incovenient Truth, a finales del 2006. Hace siete años.
Con el documental te quedabas con “el alma en un hilo”, casi paralizado por la crisis medioambiental. Una vez que te asombras y te deprimes con las imágenes de la realidad del planeta, queda flotando etéreamente la pregunta: ¿y ahora qué? Después de muchas críticas al respecto, Al Gore y su equipo se dieron a la tarea de implementar herramientas en línea para dar una especie de seguimiento al documental y tratar de involucrar a la población. Con Brand pasa que señala las crisis social, económica, política y ambiental y aunque su discurso es motivador, tampoco existe un claro llamado a la acción. Tampoco responde qué significa esta “revolución de consciencia” a la que se refiere, o quién la encabezará. Aquí me apetece insertar parte de un episodio del Chapulín Colorado… “¡Oh! ¿Y ahora, quién podrá ayudarnos?”.
Con siete años de diferencia, ambos Brand y Gore, tienen mucho que aportar con sus argumentos y la forma en que los plantean, pero las crisis que señalan también requieren de acción inmediata, y es justo eso lo falta en sus discursos. Y aprovechando la ocasión, es también la falta de acción inmediata, significativa y con compromiso real por parte de empresas y gobierno lo que me resalta en toda su conversación de la “sustentabilidad”. La respuesta que Al Gore no dio en un su momento (y tampoco le dio el debido seguimiento), y que Russell Brand tampoco está incluyendo –al menos no claramente- es que somos nosotros mismos los responsables de liderar el cambio que necesitamos. Nosotros mismos somos la solución para hacer efectivo el cambio hacia un planeta que recupere la salud social, ambiental y económica. La escena para mí no es una de anarquía o amotinamientos, sino una en la que somos responsables, desde nuestro rol, de nuestros propios procesos de aprendizaje y acción. Para aquellos involucrados en el tema de la sustentabilidad y la responsabilidad social corporativa, es la responsabilidad desde nuestro rol como agentes de cambio de “caminar, o vivir, nuestra palabra”; lo que en inglés le dicen “walk your talk”. Desde la posición de las empresas y el gobierno el comienzo es muy sencillo, desde mi punto de vista. Me parece que lo principal es empezar con ‘educar’ al consumidor y stakeholders y elevar el nivel de participación y consciencia ecológica. Una vez hablando el “mismo idioma”, podemos ir escalando el nivel de la conversación. Para hacer cambios importantes en un tema debemos educarnos en él, y el tema medioambiental y social no es la excepción.
Según Brand, “la revolución de consciencia es una decisión, y las decisiones toman un momento”. Yo no estoy buscando un líder de una revolución de consciencia. Para mí, el darme cuenta de la fragilidad de nuestros ecosistemas fue suficiente para comenzar (hace más de una década) mi “revolución interna” y decidir hacer algo al respecto desde mi posición y con las herramientas a mi alcance. Ésta revolución ya comenzó para mi y para muchos que queremos hacer efectivos cambios hacia una realidad radical y positivamente distinta a la que hemos colectivamente diseñado hasta ahora. Como dice Buckminster Fuller, la elección es el olvido o la utopía, porque me parece que al día de hoy la línea entre realidad y distopía es casi inexistente. ¿Qué más incentivos necesitamos?
Itzel Orozco cuenta con más de 15 años de trayectoria profesional ha desarrollado su práctica de consultoría de negocios y sustentabilidad en Latinoamérica, EE.UU. y Europa. Se ha especializado en dar asesorías y entrenamientos en liderazgo y estrategia de negocios con el enfoque en sustentabilidad.
Itzel ha impartido y facilitado multiples talleres y seminarios en temas de liderazgo, sustentabilidad, innovación, emprendedurismo, responsabilidad social corporativa; también ha impartido clases de Empresas Sustentables en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Anáhuac.
Itzel cuenta con MBA de la Universidad de Oregon, con una maestría en Liderazgo Estratégico hacia la Sustentabilidad por el Blekinge Institute of Technology en Suecia y cuenta con una licenciatura en Economía (Honores) por la Universidad Tecnológica de México. Actualmente radica en la Ciudad de México.