Ya casi no quedan dudas sobre la correlación entre prácticas sustentables y mejores resultados financieros: decenas de estudios demuestran que existe. Pero ¿cuál es el detonante? ¿las prácticas sustentables llevan a mejores resultados o el acceso a fondos lleva a más inversión sustentable?
Esta es una relación compleja. Para empezar, no hay una métrica estándar para la sustentabilidad, porque cubre un amplio número de problemas socioeconómicos y ambientales. El desempeño financiero, aunque es más específico, también puede medirse de muchas formas, que van desde el precio de las acciones hasta las ganancias. Aún después de seleccionar métricas concretas e identificar una correlación clara, queda una pregunta: ¿es causal esa correlación? Se puede comparar, por ejemplo, el desempeño de las acciones de empresas en el Carbon Disclosure Leadership Index contra el de las empresas que forman parte del índice Global 500. El primero incluye a marcas como Microsoft, Siemens y Coca-Cola, líderes en su industria con un desempeño en acciones mayor al promedio, lo cual es resultado de sus mejores prácticas, algunas relacionadas directamente con sustentabilidad y otras no.
Estudios recientes han explicado un poco este problema, sugiriendo que tanto las prácticas sustentables como el desarrollo financiero sólido provienen de una buena administración, causando un círculo virtuoso: acciones que aumentan la sustentablidad llevan a un buen desempeño financiero, permitiendo más inversiones en sustentabilidad y mejorando de nuevo el desempeño financiero.
En este problema de el huevo o la gallina ¿importa cuál es cuál? para alguien que busca una buena empresa donde trabajar, no. Pero para inversores, administradores o legisladores, sí puede ser importante. Aquí explicamos cómo:
* Empleados: para quien busca un trabajo o ya es un empleado, una empresa que es sustentable y financieramente fuerte es muy deseable, sin importar cuál es la causa y cuál el resultado. Las empresas con finanzas fuertes suelen ofrecer remuneración atractiva y seguridad, mientras que las sustentables proveen de un mejor ambiente y la posibilidad de un buen desarrollo profesional.
* Inversores: para un inversor, es clave entender si las prácticas sustentables son el indicador de un desarrollo financiero fuerte, o solamente el resultado de decisiones flojas. Para saber esto, se debe identificar una relación más directa entre ambos factores: es más probable encontrar una correlación entre sustentabilidad y métricas de contabilidad que entre sustenabilidad y métricas de mercado. Por ejemplo, la eficiencia en procesos de manufactura en una compañía farmacéutica tendrá un impacto más directo en el margen de operaciones de una empresa que en el precio de sus acciones.
También se puede analizar la relación entre sustentabilidad e innovación, ya que las empresas líderes en sustentabilidad tienen entre 4 y 6 veces más probabilidades de convertirse en líderes de innovación.
* Administradores: se puede hacer un espejo de un argumento anterior, diciendo que la mala administración puede llevar a malas inversiones en sustentabilidad y a malos resultados financieros. Esto sugiere que las inversiones sustentables pueden empeorar la situación financiera. Además, las inversiones en sustentabilidad deben ser analizadas individualmente desde ambos ángulos (sustentable y económico) para lograr un buen balance.
* Legisladores: desde esta perspectiva, los requerimientos mínimos en sustentabilidad pueden ser valiosos, forzando a compañías a ver que ésta trae beneficios. Pero las políticas no deben ser arrolladoras, para no abrumar a las empresas con problemas financieros con aún más inversiones. También se puede decir que los requerimientos estrictos son innecesarios, ya que el mercado por sí mismo empujará a las empresas a un nivel más alto.
Fuente:
GreenBiz
Traducción:
María José Evia Herrero