Fueron 300 niños beneficiados por el programa “te receto un juego”, de LEGO.
Se trata de una estrategia que se basa en tres puntos principales:
- Distribuir los materiales didácticos a nivel nacional
- Otorgar a psicólogos herramientas para llevar a cabo intervenciones dirigidas .
- Sembrar la idea entre la población en general de la importancia del juego como promotor del neurodesarrollo.
Durante este aprendizaje hay actividades como la identificación de colores y de formas, la construcción de determinados objetos, ejercicios corporales algunos de ellos mezclados con juegos de palabras, entre los que destaca la alteración en el orden de dichos juegos, así como la elaboración de dibujos y el rescate de canciones infantiles.
Estas actividades están planeadas para que sean duplicadas en casa junto con los padres de familia, quienes tienen la responsabilidad de señalar y comunicar el grado de participación de sus hijos.
Fueron miles de piezas de juegos LEGO que el Hospital Infantil recibió para niños de 0 a 5 años, con éstos se crearon kits para distribuirlos a lo largo del país.
En Puebla se comenzó a realizar este programa piloto, ahí se descubrió en 300 niños que luego de seis meses de tratamiento con actividades didácticas, 7% de los menores presentó mejoría en su desarrollo, en problemas asociados, principalmente, con el lenguaje y la comunicación.
De acuerdo con el jefe de la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, Antonio Rizzoli Córdoba, dio a conocer los resultados del programa piloto.
También dijo que hará que todo el país tenga juegos didácticos para el mejoramiento de menores de cinco años con retraso en el desarrollo cognitivo, ello a través de la Secretaría de Salud, por conducto del Centro Nacional para la Salud, la Infancia y la Adolescencia (Censia) y del programa de inclusión social Prospera.
Conoce el programa Te receto un juego de LEGO
Según él, la edad con mayor riesgo de retraso es a los dos años, particularmente en el área de lenguaje, y agregó que de uno a cuatro menores en México pueden llegar a tener cognitivo.
Cuando son pequeños se debe observar su comportamiento porque si tienen problemas, puede que no sepan contar o muestran incapacidad para reconocer los nombres de las cosas; debido a que muchos, cuyas edades van de los tres a los cuatro años, no acudieron a preescolar o no tuvieron oportunidad de un aprendizaje o desarrollo inicial.
Antonio Rizzoli Córdoba mencionó que un problema latente es que los padres de familia no cuentan con los recursos para mejorar el aprendizaje, de modo que el objetivo primordial de la estrategia es “empoderar a la población para que sea el ambiente el elemento que juegue a favor del desarrollo cognitivo de los niños”.
