Existe una tendencia de la mayoría de los consumidores por optar por productos con etiquetas de sabor natural antes que del artificial. De acuerdo a la revista TreeHugger una cuarta parte de los compradores en Estados Unidos evita comprar productos con aditivos artificiales, pero realmente ¿qué identifica un sabor del otro?
La mayor diferencia entre el sabor artificial y el natural radica en que el último debe de derivarse de la naturaleza, ya sea planta o producto de origen animal, mientras que el artificial es sintetizado por completo en un laboratorio.
Los sabores artificiales son sustancias químicas que estimulan nuestras papilas gustativas, elaboradas en laboratorios. Además, el proceso en el desarrollo de los sabores artificiales es más barato que la manipulación bacteriana de los sabores naturales y por lo tanto más comercializable. Sin embargo, de acuerdo al Environmental Working Group (EWG) los sabores naturales a menudo continen mezclas químicas mucho más complejas que los artificiales.
La palabra natural en los productos comestibles requiere de mayor regulación, ya que no da al usuario la garantía de un proceso sin involucramiento químico, y por muchos es utilizado a la ligera como una herramienta más de mercado.
El EWG informó que cuando se trata de sabores artificiales y naturales, realmente no existe mucha diferencia en el proceso que se lleva, ya que la presencia de la palabra natural en la etiqueta o envase del producto solo hace que el éste sea más atractivo a los ojos del consumidor.
Los sabores naturales contienen disolventes, emulsionantes y conservadores, los cuales se agrupan en la categoría de “aditivos incidentales”, información que los fabricantes no están obligados a divulgar.
El único aditivo que según la EWG tiene mejor puntuación y mayor diferencia es el sabor orgánico, el cual está sujeto a normas más estrictas que las del natural, pues debe de ser producido sin disolventes sintéticos, transportistas ni conservantes artificiales.
Para llevar una correcta y sana alimentación es importante encontrar el balance en las comidas, y además de consumir productos de sabor natural o artificial, adquirir productos de la naturaleza y preparar alimentos que incluyan frutas y verduras de origen naural, incluso de la propia cosecha.
Fuente: treehugger.com
