Para el 2030, la demanda de alimentos -según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura {FAO por su sigla en inglés)-, será 55% superior a la del 2000. Resultará indispensable aumentar la producción agrícola para cubrir las crecientes necesidades alimentarias.
Esto implica que debemos garantizar los volúmenes de agua necesarios para la actividad agrícola, sin descuidar la demanda -también creciente- para otros usos, como el consumo urbano o la industria.
Para lograrlo se requiere invertir sistemáticamente en la conservación, rehabilitación y modernización de la infraestructura para riego agrícola, lo que implica un aumento en la producción y productividad respecto de las condiciones actuales.
Estas inversiones tienen una repercusión determinante en la generación de empleos y en el crecimiento económico de regiones que demandan mejores niveles de bienestar y calidad de vida.
La Comisián Nacional del Agua (Conagua) contempla estos imperativos en la estrategia de la Agenda del Agua 2030 y constituirá un detonante socioeconómico importante para la población que vive del campo. De hecho, el incremento de la infraestructura de riego y su eficiencia es prioritario en esta administración.
La agriculturade riego es el mayor consumidor de agua en el mundo, utiliza en promedio 77 % del recurso disponible todos los años. México ha avanzado en este renglón, por lo que se coloca en el sexto lugar mundial en términos de superficie bajo riego.
Sin embargo, hay retos importantes a enfrentar si se considera que los impactos del cambio climático en materia de agua perjudican el desarroUoeconómico, socialy ambiental y ponen en riesgo la seguridad de las naciones.
Un ejemplo es lo que vivimos en nuestro país durante el primer semestre de este año, cuando se registro el periodo de estiaje más seco de los últimos 70 años.
México tiene además características especiales en la disponibilidad del líquido pues, mientras en la zona norte, centro y noroeste se concentra 77% de la población y se genera 87% del Producto Interno Bruto (PIB), en esta región apenas escurre 31% de lluvia; en tanto, en la zona sur y sureste, donde habita 23% de la población y sólo se genera 13% del PIB, se concentra 69% del escurrimiento.
Enfrentar estas situaciones ha llevado a la Conagua en esta administración a invertir 16,000 millones de pesos en la modernización y tecniflcación del riego agrícola, con resultados muy positivos: La eficiencia de riego se incrementó 29% al pasar de 45 a74%, en el caso de empleo de aguas superficiales. En las unidades que utilizan aguas subterráneas, el incremento promedio de la eficiencia es de 25%, al pasar de 58 a 83 por ciento.
Por otro lado, la productividad media del agua registró un incremento de 3.50 pesos por metro cúbico (rn3), pues pasó de 3.30 a 6.80 pesos, en tanto que la productividad de la tierra se incrementó en 22,500 pesos por hectárea: de 49, 700 a 72,000 pesos en la actualidad.
Al término de esta administración habrán sido modernizadas 1.2 millones de hectáreas, en beneficio de 545,000 usuarios, quienes tendrán ventajas competitivas, incremento en la productividad de sus cultivos y un uso sustentabíe del agua.
Las consecuencias positivas de esta modernización saltan a la vista. México es el primer exportador de chile a nivel mundial, produce al año 2 millones de toneladas, que generan 720 millones de dólares en divisas.
Otrocaso es el del tomate, que genera 72,000 empleos directosy 10.7 millones de empleos indirectos, sus exportaciones le reditúan a México más de 1,000 millones de dólares anuales.
Ejemplo de éxito es el del Distrito de Riego 005 Delicias, en Chihuahua, que históricamente había padecido sequías. Con la modernización, la productividad del agua ha pasadode 0.5 a 1.1 kilos por m3.
La aplicación de tecnología sustentable en la gestión del agua ha permitido establecer un esquema de ganarganar, en beneficio de los usuarios.
Fuente: El Financiero, Construcción, p.13.
Por: José Luis Luege Tamargo, director de la Conagua.
Publicada: Agosto de 2011.
