Un grupo de científicos aseguró que el deshielo del permafrost podría tener un alto impacto sobre los ecosistemas, lo que agravaría el problema ruso.
El permafrost es la zona del subsuelo de la corteza terrestre que está en permanente estado de congelación. Ocupa una cuarta parte de las tierras emergidas del planeta y se encuentra, sobre todo, en las zonas polares, en Groenlandia y, en menor cantidad, en Canadá, Alaska, el norte de Europa Asia y la Antártida.
Se calcula que su edad geológica está entre los diez mil y los 15 mil años. Y el método por el que se conoce este dato no deja de ser original: se sabe gracias al hallazgo de mamuts congelados.
Según un estudio realizado por la Fundación Nacional para las Ciencias de Estados Unidos, esa capa almacena gran partes de carbono (CO2) y de metano, los principales gases responsables del efecto invernadero. Al descongelarse, los gases causan grandes daños a la atmósfera y aceleran el calentamiento global.
“El permafrost contiene el doble del carbono que el de la atmósfera. Cuando se descongelaron partes de este suelo, grandes cantidades de carbono fueron liberadas a la atmósfera, principalmente en forma de metano y dióxido de carbono”, explicó Bo Elberling, autor de otra investigación realizada por la Universidad de Copenhague y publicada en la revista Nature.
Asimismo, expertos de la Academia Rusa de Ciencias dijeron que el permafrost de Siberia podría contener unos 500 mil millones de toneladas de CO2. La misma cantidad se encontraría en esa capa del suelo en las otras regiones nórdicas.
Afirman que este permafrost siberiano está, al derretirse, liberando cinco veces más de metano de lo que se pensaba.
Los científicos de la universidad danesa estiman también que el deshielo de esta capa libera grandes cantidades de óxido de nitroso, un poderoso gas de efecto invernadero.
“Casi una tercera parte del óxido nitroso producido en este proceso fue emitido a la atmósfera”, añadió el estudio.
En Canadá, estudios realizados por el Ministerio Federal de Recursos Naturales mostraron la preocupación de los expertos en medio ambiente, ya que desde el siglo pasado, el clima aumentó dos grados.
Desde el fenómeno climático El Niño, en 1998, las temperaturas son cinco grados más que las normalmente registradas, lo que alarma a los especialistas canadienses, los cuales dicen que la zona ártica del país será la que vivirá los principales efectos de calentamiento global.
Esta situación alerta al gobierno de Moscú, ya que aquel país está padeciendo varias crisis ambientales, como la actual ola de calor.
Fuente: Excélsior; Global, p. 5
Publicada: 10 de agosto 2010