La primera ministra británica, Theresa May, anunció que los empresarios británicos que decidan contratar a un empleado que esté fuera de la Unión Europea tendrá que pagar 2,000 libras (49 mil 175 pesos) anualmente por cada trabajador.
La medida pretende que se refuerce su mensaje anti inmigración, previo a las elecciones de junio. Este mensaje ha tenido lugar durante el manifiesto del Partido Conservación en Yorkshire.
“La inmigración descontrolada tiene un impacto negativo en la gente, sobre todo en aquellos de rentas más bajas, al tirar hacía abajo los salarios y desplazar directamente puestos de trabajo», ha dicho May en la presentación”
May pretende que la inmigración se reduzca por debajo de los 100.000, dado este objetivo, existen distintas opiniones, y algunos críticos dicen que es una meta complicada de cumplir sin dañar la economía debido a que la tasa de empleo en Reino Unido es inferior al 5% y muchos empresarios han dicho públicamente que su supervivencia depende de la mano de obra extranjera.
Jeremy Hunt, el ministro de Sanidad, ha dicho que el Gobierno reconoce lo «increíblemente importante» que es el trabajo de los inmigrantes en Reino Unido. Pero también ha dicho que «lo que no es justo es traer a trabajadores de otros países en lugar de formar a los británicos para que puedan hacer estas labores». Los Conservadores, ha dicho, quieren enviar un mensaje de que debe existir «una responsabilidad social» en la clase empresarial.
Durante ya varios años, se ha intentado reducir el número de migrantes en el Reino Unido, pero no se ha podido lograr y durante la etapa de ministra de interior, Theresa May no logró los objetivos marcados en seis años, objetivos similares a los que de nuevo se propone.