Probablemente para muchos lectores resulten familiares frases como “Termínate la sopa”, “No puedo tirar eso a la basura” o “Mientras tú reniegas aquí sentado, hay muchos niños que no tienen que comer”, y es que éstas son sólo algunas de las oraciones a las que recurren con más frecuencia las madres de familia, en un intento de que sus hijos terminen sus alimentos antes de iniciar cualquier actividad recreativa.
El desperdicio de alimentos es un problema global cuya existencia es definitivamente de dominio público, pero no sucede lo mismo con la cifra de 1,300 millones de toneladas que se pierden o desperdician cada año a nivel mundial. Este número equivale aproximadamente a un tercio de la producción total y a casi un billón de dólares en términos económicos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Planteando su dimensión real, el problema comienza a resultar verdaderamente alarmante, y es que este desperdicio, es incluso mayor a la producción de alimentos en África Subsahariana y bastaría para alimentar a casi 870 millones de personas, número que se aproxima al de las personas que sufren hambre en el mundo.
Es por esto que la FAO, de la mano del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha puesto en marcha la campaña Think.Eat.Save. Reduce Your Foodprint (Piensa. Aliméntate. Ahorra. Reduce tu huella alimentaria), misma que apoya a la iniciativa Save Food en su búsqueda por reducir el desperdicio de alimentos.
Aunque gran parte del desperdicio corresponde a la pérdida de alimentos que se genera en las primeras etapas del proceso de producción, ésta es generalmente involuntaria, pues muchas veces se debe a causas naturales como inundaciones y cambio climático, a técnicas de recolección o a problemas de infraestructura, envasado y transporte; por lo que la campaña de la ONU se dirige principalmente a erradicar el desperdicio que genera el consumo humano.
El origen del desperdicio de alimentos en la etapa de consumo, son las compras excesivas, el almacenamiento inadecuado y la confusión en las fechas de las etiquetas, situaciones que suceden sobre todo a nivel doméstico, donde muchas veces los consumidores se apresuran a desechar alimentos en buen estado… ésa es la huella alimentaria de cada individuo.
Por otro lado, la causa más alarmante de desecho alimenticio podemos encontrarla justo en el proceso de compra, en el que una gran cantidad de alimento apto para el consumo se desecha por prácticas ineficientes que incluyen el descarte de productos que no cumplen con estándares estéticos para la venta.
Achim Steiner, secretario general adjunto de la ONU y director ejecutivo del PNUMA, afirmó “En un mundo de 7 mil millones de habitantes, que aumentarán a 9 mil millones en 2050, el desperdicio de alimentos no tiene sentido ni a nivel económico ni ambiental ni ético”, es claro que tiene razón, casi 300 millones de toneladas de alimento al año se desperdician justo en la etapa comercial debido a los estándares estéticos, cantidad que representa un lujo que dista mucho de ser sustentable.
Además, el 9% de las reservas de agua dulce en el mundo ha desaparecido. Si se considera que el 70% de este recurso se destina a la agricultura, probablemente ya no haga falta ni hablar de la gran cantidad de emisiones de gases efecto invernadero que produce la descomposición de alimentos.
Con todo lo que esto representa en términos ambientales, humanos y económicos, no cabe duda que urge transformar el sistema de consumo para hacerlo mucho más responsable, el promedio de entre 95 y 115 kg de desperdicio alimentario per capita al año en los países Americanos y Europeos, habla por sí mismo frente a los 6 kg que desperdician en países Africanos a lo largo de toda la cadena de suministro.
Iniciativas como Think.Eat.Save. Reduce Your Foodprint, y Food not Bombs, que desde hace 30 años busca rescatar alimentos en buen estado de las garras de un consumo poco sustentable alrededor del mundo para ofrecerla a quienes viven en situación de calle son una gran forma de solucionar el problema, pero por desgracia, seguramente no serán suficientes hasta que no logremos adoptar prácticas más eficientes de consumo.
Buen día: Me gustó mucho su artículo, muchas gracias por publicarlo.
Una duda, ¿saben si los restaurantes famosos de cadena como McDonald´s, Burger King, Domino´s Pizza, KFC, entre otros donan sus alimentos o el gobierno mexicano les impone alguna norma en el ámbito del control de alimentos?.
Mucho tiene que ver con la administración que se tiene en el hogar, hay que aprender a administrar y a gastar lo necesario para hacer rendir bien los limentos y eficientar la producción de los mismos.
[…] Este 5 de junio se conmemora el Día Mundial del medio ambiente, que en esta edición tiene por tema Think. Eat. Save, la campaña oficial de la ONU para reducir la huella alimentaria. […]