Construir una empresa responsable no es una tarea sencilla, al menos así es como piensan los expertos. Se necesita ser creativo, invertir, identificar a los grupos de interés, medir el impacto social y ambiental, comunicar, y una larga lista de etcéteras. Requiere mucho trabajo que algunas empresas todavía no están dispuestas a hacer, aunque para otras parece fluir de forma natural.
Ese es el caso de Ryan Recycling Company, una empresa que lleva la sustentabilidad en su ADN y que desde su nacimiento ha conseguido el reciclaje de más de 200 mil botellas y latas, ahorrando miles de dólares en el proceso. ¿Su creador? Ryan Hickman, un niño de 7 años de edad que vive en California y ha demostrado que nunca nadie es demasiado pequeño para tener un impacto positivo en el mundo.
Todo comenzó cuando con solo tres años de edad, Ryan se aventuró a un centro de reciclaje local en el Condado de Orange, en compañía de su padre. Su experiencia lo llevó a declarar sus intenciones de recoger todos los materiales reciclables que desecharan sus vecinos al día siguiente; desde entonces no se detuvo.
Más tarde, el pequeño preguntó a sus padres si podría dar a sus vecinos bolsas vacías para llenar con latas y botellas. ¡Claro que su comunidad estaba dispuesta a cooperar con él! Sus vecinos, amigos, familiares y compañeros de trabajo de sus padres se sumaron a la tarea y cuatro años más tarde habían contribuido a que Ryan reciclara unas 49 mil libras de desechos de sus clientes en el Condado de Orange.
Ryan invierte gran parte de su tiempo en recolectar y limpiar todos los residuos para dejarlos listos para procesar en el centro de reciclaje. En su página de internet declara que ahorra sus ganancias para su educación universitaria. Hasta ahora ascienden a unos diez mil dólares, aunque advierte que también podrían destinarse a la compra de su propio camión recolector algún día.
Por si todo esto fuera poco, este pequeño emprendedor también es embajador del Centro de Mamíferos Marinos del Pacífico en Laguna Beach, por lo que también ha decidido vender playeras de su compañía y destinar las ganancias a esta causa.
Ryan dice que además de ganar algunos dólares, reciclar le permite ayudar al mundo para que las aves no coman basura, se enfermen mueran.
Su madre, Andrea ha dicho que el chico es muy apasionado. «Creo que contagió a los demás su pasión; si te encuentras una lata en el suelo, sientes la necesidad de recogerla en lugar de alejarte y dejarla ahí», cuenta.
Lo cierto es que la labor de Ryan no solo ha inspirado a su familia y los miembros de su comunidad, también tiene el potencial de inspirar a otros niños en distintos lugares del mundo, pero sobre todo de enseñar a empresas de todos los tamaños e industrias que hacer negocios de forma responsable no es una misión imposible.