El grupo japonés Toyota, primer fabricante mundial de automóviles, llamó a revisión este miércoles 6.39 millones de vehículos en todo el mundo debido a diversos problemas técnicos, tres semanas después de ser condenado en Estados Unidos a una multa récord por un defecto de acelerador.
Toyota precisó que 27 modelos estaban afectados por la medida, incluidos el urbano Yaris y el todoterreno RAV4. El grupo subrayó que no se había registrado ningún accidente, a diferencia de su competidor estadounidense General Motors, que debe explicarse por 13 accidentes mortales que provocaron una llamada a revisión masiva.
Unos 2.34 millones de los vehículos de Toyota concernidos están en América del Norte, 1.09 millones en Japón y 770,000 en Europa. Los 2.19 millones restantes se reparten por las otras regiones del mundo.
La mayoría de los vehículos (3.5 millones, entre ellos algunas berlinas Corolla y Camry pero también Yaris y RAV4) fueron llamados a revisión por un problema de cable espiral de airbag que puede acarrear el corte de la alimentación eléctrica del airbag e impedir su funcionamiento.
El grupo precisa, sin embargo, que en este caso concreto un indicador señala la anomalía al conductor.
Más de 2.3 millones de vehículos (pequeños todoterrenos Urban Cruiser y Yaris, entre otros) tienen un problema en una pieza corredera de los asientos delanteros, cuyo sistema de bloqueo puede romperse y dejar que el asiento se desplace libremente sobre el riel.
Unos 760,000 vehículos (pequeño monovolumen Ractis y Yaris, entre otros) pueden tener un problema de soporte de la columna de dirección.
Toyota llamó también a revisión ciertos modelos Ractis por una falla en el motor de los limpiaparabrisas en Japón y otros 20,000 vehículos están afectados por un problema en el motor de arranque en este mismo país y en Hong Kong.
En el último caso se registraron dos incendios, sin que nadie resultara herido, señaló el grupo.
TOMAR LAS MEDIDAS APROPIADAS
«Toyota se ha concentrado en la seguridad y la calidad. Eso significa escuchar mejor a los clientes y adoptar las medidas adecuadas» declaró un portavoz de Toyota, Dion Corbett.
Un experto del sector, Shigeru Matsumura, consideró que estos llamados a revisión no tendrán un impacto importante en los resultados financieros del grupo, cuya acción perdió 3.08% este miércoles en la Bolsa de Tokio.
Hace algunos días, Toyota tuvo que pagar una multa sin precedentes de 1,200 millones de dólares en Estados Unidos por haber «mentido» a sus clientes en un caso de pedal de acelerador que podía bloquearse.
A finales del 2009 y a principios del 2010, el grupo japonés tuvo que llamar urgentemente a revisión cerca de 9 millones de vehículos en todo el mundo, en particular en Estados Unidos, debido a este defecto de pedal o de frenos que operaban tardíamente.
La investigación del fiscal federal de Nueva York concluyó que los accidentes mortales producidos se debieron probablemente a la alfombrilla del suelo que bloqueaba el pedal de acelerador. Este fiscal reprochó a Toyota haber «mentido» al disimular este vicio de fabricación durante mucho tiempo.
El gigante japonés ha eludido de momento querellas penales a nivel federal, pero es objeto de decenas de acciones civiles de automovilistas víctimas de estos vehículos defectuosos.
Toyota, que ha vendido por primera vez más de 10 millones de vehículos en todo el mundo durante el año fiscal que acaba de concluir (abril 2013 a marzo 2014), seguía siendo en 2013 el primer constructor mundial por delante del alemán Volkswagen y del estadounidense General Motors (GM).
Entre mediados de febrero y fines de marzo GM llamó a revisión 2.6 millones de automóviles por un defecto del conmutador de encendido que impedía que se abrieran los airbags, defecto constatado en unos 30 accidentes que provocaron la muerte de 13 personas. Ello le vale a GM ser objeto de una triple investigación, del departamento de Justicia, de la agencia estadounidense de seguridad en carretera NHTSA y del Congreso.
Desde enero, GM llamó a revisión a otros 4 millones de vehículos por diferentes problemas técnicos.
Fuente:El Economista