La organización ecologista Greenpeace acusó hoy al gobierno de Japón de ocultar información clave tras el grave accidente sufrido en la central nuclear de Fukishima, dañada por el terremoto del viernes pasado.
La gestión de la información del gobierno japonés y de los administradores de la central ha sido irresponsable, dijo Christoph von Lieven, experto en energía de la organización, quien denunció que el sitio está cerrado y no hay mediciones independientes de radiactividad ni informes del gobierno o de los administradores de los que uno se pueda fiar.
Este desastre en el país asiático condujo a algunos legisladores estadunidenses a pedir que se ponga freno al desarrollo de la energía nuclear en Estados Unidos.
El representante Edward Markey, crítico de la energía nuclear, pidió una moratoria en la construcción de nuevos reactores, informó el diario The New York Times.
Debemos garantizar que las plantas nucleares de Estados Unidos pueden soportar un evento catastrófico y (tengan) los más elevados estándares de seguridad, afirmó el legislador, quien envió una carta a la Comisión de Regulación Nuclear, en la que solicitó detalles de los planes de emergencia de la industria nuclear.
En declaraciones a la cadena CBS, el senador Joseph Lieberman declaró que sobre este tema debemos ir con calma y poner el freno hasta que asimilemos lo que ha ocurrido en Japón como consecuencia del sismo y el maremoto, dijo el presidente de la comisión de Seguridad Interior del Senado.
Hasta ahora el presidente Barack Obama quería aumentar la producción de energía nuclear como parte de los esfuerzos estadunidenses para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. La administración asignó 18 mil 500 millones de dólares al Departamento de Energía para estimular el desarrollo nuclear.
En Moscú, el polémico jefe del partido liberal-demócrata ruso y vicepresidente de la Duma (cámara baja), Vladimir Zhirinovski, sugirió proponer a Japón que desplace su población hacia los amplios espacios desocupados de Rusia, en Siberia.
Zhirinovski estimó que el violento sismo y el tsunami que afectaron Japón muestran que los habitantes de ese país deben abandonar el territorio que ocupan si quieren sobrevivir. Tenemos mucho espacio, se puede dar empleo a cerebros y brazos, en particular a los japoneses, agregó.
Moscú y Tokio mantienen un diferendo territorial en relación con las Kuriles del sur, cuatro islas situadas al norte de Japón, anexadas por la ex Unión Soviética en 1945 y que Tokio reclama en vano. Este problema ha impedido la firma de un tratado de paz entre los dos países.
Fuente: La Jornada.unam.mx
Publicada: 14 de marzo de 2011.