Cada empleado que trabaja en una oficina abierta pierde una media de 86 minutos de su tiempo debido a distracciones en el entorno laboral, según una encuesta realizada por la multinacional Steelcase e IPSOS a 10.000 trabajadores de 14 países.
De acuerdo con este informe, cada tres minutos los trabajadores que desempeñan su puesto en espacios abiertos son interrumpidos por e-mails, móviles y otras personas.
El 95% de los trabajadores considera imprescindible contar con un espacio privado donde poder realizar parte de su trabajo. Sin embargo, menos de la mitad (41%) no dispone de ello porque sus zonas de trabajo son diáfanas y carecen de despachos para concentrarse o mantener reuniones formales o informales de carácter privado.
Según este estudio, el 87% de los trabajadores encuestados asegura que no puede trabajar en grupo sin interrupciones ni interferencias y el 65% afirma que no es capaz de relacionarse y mantener conversaciones informales con sus compañeros en el entorno de trabajo con facilidad.
El problema de la falta de privacidad afecta a todo el mundo occidental por igual. Las personas de los países occidentales buscan privacidad en el trabajo, normalmente, para mantener conversaciones confidenciales, mientras que en China el principal motivo es mantener tanto la información como a uno mismo fuera de la vista de los demás.
Según esta encuesta, el 85% de los trabajadores no puede concentrarse en espacios diáfanos y la tercera parte asegura que tiene que abandonar la oficina para acabar su trabajo. Franceses, belgas y españoles son los trabajadores que más dificultades tienen para concentrarse en sus oficinas, frente a indios, chinos y mexicanos.
La tendencia de oficinas diáfanas llegó a España a finales de los años 80, redefiniendo los paradigmas de los entornos laborales. Las empresas señalan como ventajas que estos espacios fomentan la colaboración, borran las jerarquías y consiguen un ahorro de costes optimizando el espacio.
Entre las desventajas se encuentra la falta de privacidad, que lleva a muchos trabajadores a sentirse incómodos, a problemas de concentración debido al ruido provocado por los compañeros, y al aumento de la conflictividad laboral al no tener la privacidad deseada.
Fuente: El Mundo