“Si el tiempo es lo más caro,
la pérdida del tiempo es el
mayor de los derroches”.
Benjamín Franklin
Dos organizaciones confluyen en sus misiones institucionales para colaborar con empresas en establecer buenas prácticas de Voluntariado Corporativo en materia de transparencia y rendición de cuentas sobre los resultados obtenidos, no solo por el programa de voluntariado sino en otro de los aspectos poco estudiados y considerados como es la evaluación de los programas de voluntariado corporativo y dentro de ellos la gratuidad del tiempo recibido o movilizado por la empresa a favor de causas sociales de beneficio comunitario.
Por un lado, la Alianza Mexicana de Voluntariado (Amevol) ofrece servicios a las compañías para crear y desarrollar su programa de voluntariado alineado a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y su core business y propone una metodología pertinente de evaluación de impacto social.
Por otro lado, Confío, Construyendo Organizaciones Civiles Transparentes, A. C. que promueve 9 “Principios de Transparencia y buenas prácticas para la rendición de cuentas”. Hoy ambas organizaciones han asumido la responsabilidad de proponer a las empresas generar informes de resultados sobre la aportación de dichos voluntariados tanto para: la comunidad a la que dirigieron sus esfuerzos, a la propia compañía y los beneficios generados en el grupo voluntario. Por esta razón en este documento se analizan las implicaciones del aprovechamiento del tiempo en voluntariados corporativos.
Sobre el voluntariado corporativo
Aun cuando existen diversas definiciones un principio fundamental para que un programa sea denominado “voluntariado corporativo” es necesario tener claro que las personas que participan en él tienen una relación contractual con la empresa, porque por definición, son los colaboradores quienes a nombre de ella realizarán servicio a favor la comunidad en las acciones que determine ya sea de manera directa o a través de un programa que estructure los esfuerzos voluntarios. Por lo anterior, se excluyen de él a las personas que, por convocatoria de una acción cívica en particular, se suman y colaboran en actividades que la empresa realiza en una determinada comunidad y una determinada fecha.
Sin embargo, existe la posibilidad de que, independientemente si existe un programa institucional de voluntariado corporativo, por la misma relación contractual que hay entre el colaborador y la empresa, aquellos “tengan” que participar, porque así está estipulado en el convenio laboral, en las jornadas cívicas que lleva a cabo en la comunidad y que tiene contempladas en un plan anual de trabajo, como por ejemplo un proyecto comunitario, el “Día Mundial de Voluntariado”, “Jornada anual de servicio a la comunidad”, colaboración con bancos de alimentos para la celebración del Día Mundial de la Alimentación, reforestación, atención en emergencias, etc.
Esta circunstancia puede ser profundamente cuestionada desde el punto de vista respecto a la “obligatoriedad” de realizar servicio voluntario, pero se puede contrastar cuando la empresa estipula en el contrato que sus colaboradores habrán de participar en el llamado de servicio comunitario ordinario o extraordinario (que no es voluntario).
Así, se puede destacar que la principal contribución que una empresa hace para ejecutar su programa de voluntariado corporativo es la donación del tiempo de la jornada laboral de sus colaboradores (que dependiendo del tipo de empresa acontece entre semana o fines de semana), dirigido al servicio voluntario, incluyendo también, el presupuesto de la logística, coordinación y comunicación. De esta manera, una empresa invierte una fuerte cantidad de recursos donde se incluye, por supuesto, el costo de la nómina de los colaboradores en acciones voluntarias.
Sin embargo, existen dos prácticas adicionales sobre el tiempo en programas de Voluntariado Corporativo que giran en torno al aprovechamiento del tiempo por una empresa y/o su voluntariado corporativo: 1) El tiempo mixto donde el colaborador participa brindando una parte igual (o proporcional) de tiempo que destina la empresa, es decir por una hora que done el empleado de su tiempo libre, la empresa pone otra igual, o dos horas el empleado por una laboral; y, 2) El tiempo que se toma del esparcimiento y descanso del empleado; de otros integrantes de empresas proveedoras y grupos de interés; de organizaciones de la sociedad civil y del público en general.
El aprovechamiento del tiempo de otros actores ajenos a la empresa, por parte de una iniciativa empresarial organizada directamente, o las que ocurren a través de un Voluntariado Corporativo, genera un dilema ético sobre transparencia y rendición de cuentas, así como la valoración económica que la empresa recibe y que a menudo no se incluyen en los reportes integrados.
Con la finalidad de plantear y esclarecer el dilema ético aquí planteado será necesario antes de continuar revisar las:
Consideraciones sobre el tiempo en el voluntariado
La donación de tiempo por parte de las personas a una determinada actividad a favor de un tercero es la esencia del servicio voluntario. Por ello, considerando las características del tiempo se tienen dos unidades básicas de medida de la contribución voluntaria para su valoración. Por un lado, el número de horas que una persona dona en un determinado momento, razón por la cual la primera unidad de medida es la Hora/Hombre (es importante señalar que, hasta ahora, la contabilidad del aporte en H/H de los voluntariados corporativos no aparece reflejada en alguna instancia concentradora y por su naturaleza escapa a la Cuenta Satélite de Instituciones Sin Fines de Lucro a cargo del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, INEGI). La segunda, consiste en el número de jornadas o eventos voluntarios en los que participa una persona (donde se incluye la duración).
Así, los elementos que han de observarse respecto al tiempo en el servicio voluntario pueden observarse en el cuadro 1:
La responsabilidad de cualquier organización por cuidar la gratuidad del tiempo voluntario que recibe
El carácter autotélico de las actividades a las que se ve sujeta una persona voluntaria puede ser motivo de su continuidad y permanencia en un programa aun cuando la organización receptora (sea una organización de la sociedad civil, empresa, universidad, dependencia pública, etc.) de las horas donadas -o dadas en gratuidad- no realice ninguna acción de agradecimiento. Ese es un aspecto positivo porque la persona ya “se enganchó” en el servicio voluntario, pero en contra parte existe el peligro de que florezca una aberración por parte de la organización o la persona coordinadora de un voluntariado que se manifiesta en la falta de agradecimiento a las personas voluntarias por la gratuidad del tiempo que dona y que aquellas conozcan para que sirvió la actividad voluntaria o qué resultados se alcanzaron.
Una persona motivada por su propia satisfacción puede donar progresivamente más tiempo a acciones a favor del prójimo o de la comunidad independientemente si la organización con la que se vinculó al voluntariado cumple su responsabilidad de atender, por un lado, la gratuidad del tiempo que recibe de las personas voluntarias y, por otro, el reforzamiento de la persona voluntaria sobre la utilidad de su contribución en tiempo (base de la rendición de cuentas).
Por tanto, es responsabilidad capital de la organización cuidar el tiempo que recibe de los voluntarios porque hay un sentido de gratuidad y debe velar por su adecuada administración sin desatender que se generen percepciones de pérdida de tiempo ya sea por falta de organización, carencia de materiales para la actividad, impuntualidad para realizar el servicio o mala planeación.
También se debe considerar que la actividad en la que se involucren las personas voluntarias sea significativa y arroje resultados positivos donde se perciban avances y transformaciones para los beneficiarios y los propios voluntarios, pues de otra manera se estarán perdiendo nuevas oportunidades de servicio voluntario en la organización promotora y posiblemente en otras más.
Como se ha señalado en la donación de tiempo, sea por cualquier actor social, está presente una implicación de gratuidad. Es decir, en el voluntariado organizado, las personas tienen el libre albedrío de decidir si participan o no, y si lo hacen, determinar el número de horas que deseen obsequiar. La organización que recibe esa donación está aceptando esa gratuidad de la cual es responsable en su adecuado aprovechamiento y, por tanto, debe canalizar ese tiempo a favor de la comunidad.
Una queja muy común en las empresas es aquella donde los empleados manifiestan que de alguna manera se sienten “obligados” a participar en ciertas jornadas organizadas por el programa de Voluntariado Corporativo y estiman que si no lo hacen podrían enfrentar ciertos problemas en su promoción o en la relación con sus superiores que les pueden considerar apáticos y sin compromiso social.
Sucede que en la relación de gratuidad de tiempo de la persona voluntaria en su relación con el tipo de organización y su voluntariado determina diversas prácticas, unas virtuosas y otras de profunda e inquietante aberración, como las que pueden presentarse en el Voluntariado Corporativo en particular.
Como se señaló líneas arriba, usufructuar la gratuidad del tiempo de ocio o descanso del colaborador (y de familiares, stakeholders, amigos y público en general) a favor de la empresa y no explicitarlo plantea un dilema ético.
Pasa que no es lo mismo un programa de voluntariado corporativo donde la compañía done el tiempo para que sus colaboradores en horas de oficina o jornada laboral realicen acciones voluntarias, que el que aprovecha el tiempo libre del empleado beneficiándose de la gratuidad de la donación del tiempo de colaboradores, familiares y otras personas que son invitadas a la actividad organizada por el voluntariado corporativo.
En el cuadro 2 se advierte las posibilidades de la gratuidad del tiempo en un Voluntariado Corporativo.
Por supuesto que no se trata de desalentar que las acciones voluntarias de las compañías ocurran bajo cualquiera de estas formas de aprovechamiento del tiempo, porque sucede que muchas actividades solo son posible llevarlas a cabo en fines de semana o en coordinación con organizaciones de la sociedad civil y otras en días laborales (en empresas de atención directa a clientes y público en general no es posible detener la operación cotidiana, por lo que las acciones voluntarias recurren al tiempo de esparcimiento del empleado).
Debido a que el tiempo donado por una persona tiene un valor económico (sea para la empresa o para el empleado) éste se traduce en ahorros para la compañía, pero también en impactos publicitarios de recordación a favor de una marca o empresa máxime cuando se publicitan las horas recibidas para magnificar la participación de un gran número de personas en el programa o actividad voluntaria organizada por la compañía y que tuvo una respuesta altamente favorable de participación.
Así la gratuidad del tiempo libre donado por el colaborador (que es la base del servicio voluntario), es aprovechado de distintas maneras. En el caso, cuando la empresa es quien dona el tiempo para la actividad voluntaria, el colaborador no es el donante protagonista directo del tiempo, porque quien lo obsequia es la empresa que cubre el salario por las horas que aquellos dan en servicio voluntario. Algunos estudiosos del tema indican que, de hecho, por dicha razón no existe tal gratuidad.
En el caso de la donación mixta de tiempo, hay una contribución equitativa o proporcional de tiempo tanto de la empresa como del empleado que se puede traducir en un beneficio directo para la compañía el cual no siempre se hace explícito, se percibe a plenitud o se comunica.
Dicho beneficio es más claro cuando se analiza qué sucede cuando solo es el empleado quien dona su tiempo libre para una actividad organizada por la empresa, porque la gratuidad de su tiempo es canalizada a la comunidad, pero también a favor de la reputación corporativa que usufructúa gratuitamente el tiempo (y por lo tanto el valor económico) de aquellos colaboradores que estarían dedicándolo al descanso o esparcimiento.
Es necesario reconocer que el dilema ético planteado supra demanda, para el cumplimiento de prácticas de transparencia, por cierto, poco desarrolladas en el tema del voluntariado corporativo, la necesidad de clarificar el beneficio de la gratuidad del tiempo de colaboradores de la empresa y de otros que no son integrantes del Voluntariado Corporativo.
Es así como se propone que los programas de Voluntariado Corporativo realicen un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas por la gratuidad y valor del tiempo donado por distintos públicos en tiempos no laborales o porque no existe una relación contractual y se reporte o comunique a las distintas audiencias que parte de la estimación del valor económico (Hora/Hombre) recibido proviene de fuentes no empresariales.
Plantear una hipotética actividad de un programa de voluntariado corporativo, permitirá advertir la propuesta de reporte objeto del presente escrito. La jornada consiste en una limpieza de playas sabatina donde participan tres grandes grupos:
Grupo 1. Empleados de la empresa que en su jornada laboral sabatina se animan a participar en el día de limpieza de playas. Como su horario de trabajo es de las 8:00 a las 14:00 horas, la empresa acepta que se inscriban en la actividad con goce de sueldo y donen las 6 horas de su compromiso con la empresa. En total son 50 empleados.
Grupo 2. Conformado por otro grupo de empleados que tendrían que realizar mantenimiento preventivo y recepción y acomodo de mercancías por la tarde en el almacén de la empresa. Su horario de trabajo abarca de las 14:00 a las 0:00 horas. Ellos aportarán 4 horas de su tiempo y la empresa otras 4, por lo que ese día participan por la mañana limpiando playas y entrarían a trabajar hasta las 18:00 horas. En total son 30 empleados.
Grupo 3. Empleados que participan en la limpieza de playas en su día de descanso y algunos se acompañan de familiares y amigos. Pero en este grupo también se suman algunos empleados de empresas proveedoras que fueron invitados e incluso público en general entre estudiantes de universidades y jóvenes pertenecientes a voluntariados de organizaciones civiles ambientalistas de la región, etc. En total este grupo está conformado por 180 personas.
En este caso la contabilidad del valor económico movilizado por el voluntariado corporativo por Hora/Hombre se estima en 50 pesos. La aportación de tiempo multiplicada por el valor económico se presenta en el cuadro 3.
De esa información se infiere que la compañía invirtió en el equivalente del tiempo que donó directamente para realizar la actividad voluntaria de limpieza de playas la cantidad de 20 mil pesos de 50 empleados a los que se les condonó la jornada laboral. Adicionalmente seis mil pesos del tiempo mixto de 30 colaboradores. Es decir, invirtió un total de 26 mil pesos, pero recibió a cambio, 78 mil pesos (cantidad que no desembolsó) del tiempo libre de empleados que estaban en descanso, familiares, stakeholders, amigos y público en general (72 mil pesos, más 6 mil pesos del tiempo mixto).
Como se observa, la parte más favorecida en el aprovechamiento del tiempo libre que no le pertenece a la compañía por un voluntariado corporativo es la empresa misma.
Si el lector cambia las centenas de personas voluntarias que participan en una jornada, como la de este ejercicio, por miles de participantes que han sido convocados por alguna empresa, entonces podrá determinar la verdadera dimensión del beneficio por el usufructo de la gratuidad del tiempo que, hay que señalarlo también, se maximiza cuando en la actividad se inviertan recursos publicitarios que acentúan la presencia de marca, por ejemplo, con el nombre de la empresa en una playera, donde no se comparten créditos con otros actores que fueron involucrados como son los voluntariados de las organizaciones de la sociedad civil quienes no tienen oportunidad de difundir su propia identidad institucional.
En otras palabras, se está ante lo que Enrique Falcón denomina “la cultura de la dominación (a través del voluntariado), de los intercambios sociales basados en la mercantilización y el consumo de bienes (no sólo materiales) a expensas de la suerte de los otros”. (Falcón, Enrique; Dimensiones Políticas del voluntariado de la promoción al cambio de estructuras; Ed. Cristianisme i justicia, Barcelona, España, 1997).
El reporte de transparencia en materia de recursos movilizados (tiempo y su valoración económica) busca atenuar el dilema ético proponiendo reconocer, por un lado, la aportación del programa de la compañía, pero por otro, la contribución de otros actores sociales en su gratuidad de tiempo en un marco de transparencia.
Así se propone que el reporte elaborado por un voluntariado corporativo se base en el cálculo de las Horas/Hombre propuesto en este documento. La empresa puede ir más lejos en su adecuada vinculación con la comunidad si incluso dona recursos económicos adicionales a actividades asociadas a las que motiva la jornada de participación voluntaria, al empatar las horas de gratuidad recibidas con una aportación económica similar para proyectos sociales de la comunidad involucrada, como lo ha venido haciendo desde hace varias décadas el banco JP Morgan.
Finalmente, la rendición de cuentas en Voluntariado Corporativo atenderá los aportes y transformaciones generados por los voluntarios en la comunidad y en la propia empresa. Considerará aquellos factores de éxito que por atribución le corresponden tanto al propio programa de voluntariado (o de su jornada cívica) como a la empresa, pero advertirá y podrá hacer explícita la contribución de otros actores para los resultados obtenidos tanto en calidad como en cantidad con testimonios e indicadores cualitativos respectivos.
Así que las cifras del voluntariado corporativo, no son tan alegres ni tan propias como dicen…
Se necesitaba un análisis mucho más puntual y transparente!
Gracias por clarificar este tema… Viste mucho al «voluntariado corporativo» cuando considera a los voluntarios anónimos que se suman a las campañas «abiertas»
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, no???