Tras un sin número de casos sobre abuso y acoso sexual que ha involucrado a personas del mundo del espectáculo, del entretenimiento, del empresarial y hasta del político, la postura de Donald Trump y de su administración está clara: callar frente a todo.
Últimamente, la Casa Blanca está poniendo trabas a las mujeres a la hora de denunciar los casos de acoso sexual y de discriminación. ¿Cómo? Pues hace unos meses el presidente Donald Trump derogó una ley de la era Obama que prohibía que los contratistas federales mantuvieran en secreto los incidentes de acoso sexual y discriminación.
La ley de 2014 impedía que las empresas afectadas, en las que trabajan 26 millones de personas, forzaran a sus trabajadores a solucionar sus quejas mediante procedimientos de arbitraje.
«La Administración Trump tiene una clara agenda antimujeres. Soy plenamente consciente de lo que digo. Es un ataque frontal en toda regla contra las mujeres».
De acuerdo con Huffington Post, se trata de un ataque que ha causado más daños por la vía ejecutiva.
Con este hecho,se hace notar que los derechos de la mujer están retrocediendo, se dice que las leyes que está derogando Trump, busca perjudicar a las mujeres.
Se trata de un momento en el cual, el acoso y sus víctimas empiezan a ser cada vez más fuertes, tanto que hasta el magnate de Hollywood Harvey Weinstein, entre otros, están pagando las consecuencias, perdiendo sus trabajos, sus acuerdos cinematográficos y hasta sus empresas.
El ignorar a las acusaciones de las mujeres por acoso y abuso en Estados Unidos parece un regreso al pasado y contra el empoderamiento de la mujer.
Ataque a las mujeres
El ataque contra las mujeres empezó prácticamente al acabar la Marcha de las Mujeres contra Trump en enero de 2017.
Ese mes, Trump firmó su primer decreto presidencial (rodeado de hombres). Una medida que es, literalmente, una ley mordaza para evitar que las clínicas sanitarias no puedan siquiera hablar sobre el aborto.
Brecha de género en Estados Unidos
En la actualidad, en Estados Unidos las mujeres cobran de media un 80% de lo que cobran los hombres. En el caso de las mujeres de color, la brecha es aún mayor.
La propuesta desechada por Trump proponía que las empresas tuvieran que informar sobre los salarios de sus trabajadores, diseccionados según raza y etnia, con el fin de descubrir más fácilmente dónde se producen las mayores brechas y, siendo optimistas, ayudar a cerrarlas.
Mantener en secreto la información sobre las brechas salariales es, evidentemente, otro modo de silenciar a las mujeres.
«Las mujeres son muy especiales. Creo que es un momento muy especial porque están saliendo a la luz muchas cosas, y creo que eso es bueno para nuestra sociedad y creo que es muy muy bueno para las mujeres, y yo me alegro mucho de que estén saliendo muchas de estas cosas a la luz. Me alegro mucho de que se estén descubriendo estas cosas».