El cambio climático es un hecho que mundialmente preocupa y por ello se han hecho un sinfín de campañas en promoción del cuidado del medio ambiente y la reversión de gases de efecto invernadero.
Ante el cambio climático, el presidente de Rusia, Vladimir Putin dice que ha traído condiciones más favorables y una mejora del potencial económico de la región. Putin explicó que el 10% de la economía del país se debe a la región ártica.
Esas declaraciones las hizo en una reunión del Foro Ártico Internacional en Arkhangelsk, una ciudad rusa en la frontera del Círculo Polar Ártico que en los últimos años se ha beneficiado del aumento de la actividad económica.
Las consecuencias del cambio climático están siendo más tangibles puesto que los polos se encuentran en deshielo, y con esto, hay facilidad de acceso a cantidades gigantescas de petróleo, gas y otras materias primas.
Para el gobierno de Trump, que no cree que el cambio climático sea verdadero, resulta una excelente combinación para el competidor a nivel internacional de Rusia, EE.UU y la administración de Trump.
***La unión de las dos potencias «rivales», el fenómeno climático y la riqueza en materias primas son un almacén medioambiental y geopolítico donde el mandatario estadounidense podría beneficiarse.
Es clara la intención de Donald Trump en el Ártico: explotará los recursos árticos para obtener el máximo beneficio para la economía estadounidense.
Hace unos meses, el mandatario estadounidense firmó una orden ejecutiva para acabar con la prohibición a la exploración y explotación petrolífera en el Ártico y en el Atlántico.
«Nuestro país está bendecido con recursos naturales increíbles, incluidas reservas abundantes de petróleo y gas en nuestras costas, pero el Gobierno federal ha impedido la exploración y la producción en el 94% de estas áreas”, dijo, y prometió que su política traerá miles y miles de puestos de trabajo y miles de millones de dólares.
Esto a pesar que antes de que el gobierno de Barack Obama culminara y estableciera “una moratoria de cinco años para la exploración en la mayoría de la costa ártica y atlántica», una prohibición que pocos días antes de acabar su mandato hizo permanente.
Hace unas semanas, Trump abrió un espacio para expertos en materia y pidió comentarios sobre la apertura de la costa Ártica y Atlántica para explotación petrolífera.
Esto lo hizo durante la llamada Semana de la Energía, en la que aseguró que el objetivo de EE.UU. ya no era la independencia energética de la que tanto habló Obama, sino la dominación energética global.
El mandatario amenaza con revertir las regulaciones de la industria del carbón y ha hablado de «devolver el brillo» a la anticuada infraestructura nuclear, además de aumentar la producción petrolífera y gasística al máximo.
De acuerdo con la Energy Information Administration, se predijo que la energía podría ser exportada por Estados Unidos en 2026 pero con el actual gobierno de Trump, esto ocurrirá mucho antes, en 2020.
Las consecuencias del cambio climático y el sufrimiento del Ártico son muy claras. El deshielo de glaciares en el Ártico y sus inmediaciones es una de las grandes preocupaciones de la comunidad científica, debido a las consecuencias trágicas de las zonas costeras.
¡Puro oro molido!
En las aguas del Ártico, se esconden 90 mil millones de barriles de petróleo 480.000 millones de metros cúbicos de gas, además de reservas de níquel, cobre, carbón, oro, uranio y otras materias primas. Es probable que un cuarto de las reservas mundiales de petróleo se encuentren en esta región.
Si este lugar se explota, las consecuencias pueden ser muy graves por los riesgos medioambientales que conlleva.
La extracción de gas y petróleo del Ártico solo son rentables cuando el barril de crudo está en un nivel cercano a los 85 dólares, muy lejos de los 45-50 dólares en los que está instalado.
De acuerdo con abc, muchos ven al Ártico como el escenario de una nueva Guerra Fría en la que se mezclarán intereses comerciales, energéticos, políticos y medioambientales.
Será un desafío explotar económicamente este lugar y Rusia, Canadá, EE.UU, Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca, tienen derechos territoriales sobre sus aguas.
Rusia es el principal actor con la mitad de la costa que da al Ártico en su territorio y con cuatro millones de personas que habitan en el lugar.
El Ártico es un territorio estratégico clave, advirtió el secretario de Defensa de EE.UU. James Mattis, en su confirmación en el Congreso. Rusia está dando pasos agresivos para incrementar su presencia.
El Ártico se ha convertido en la promesa para recuperar la potencia económica del pasado y el creciente deshielo también abrirá vías de navegación.
Y después me preguntan por qué no quiero tener hijos! :o