Viajar es uno de los pasatiempos favoritos de muchas personas. Conocer gente, apreciar nuevos paisajes y descubrir lugares es lo que lleva a que millones de personas viajen de un país a otro.
En México, por ejemplo, más de 42 millones de visitantes internacionales visitaron la Riviera Maya en tan solo un año. Se trata del segundo destino turístico de mayor importancia en América y está entre el séptimo y octavo a nivel mundial. En el país, ocupa el primer lugar.
Por la gran cantidad de visitas, se podría pensar que el turismo masivo está dañando el lugar, sin embargo, se tiene evidencias de que éste está agotado y no necesariamente contribuye al desarrollo urbano sustentable.
De acuerdo con el sitio inmobiliare, el turismo sostenible hace referencia a la capacidad que tiene un destino turístico de permanecer en el tiempo, conservando e incrementando los atractivos que le dieron origen.
Por ello, los expertos han señalado algunos focos rojos en la Riviera Maya:
- Tulum, con síntomas claros de insuficiencia en infraestructura para atender al creciente flujo de visitantes.
- Cancún, un destino desangelado por un inusitado crecimiento del turismo masivo con problemas de violencia y fragmentación social que disminuyen su atractivo original.
- Playa del Carmen, con un crecimiento acelerado, pero con una pobre gestión urbana por parte del municipio.
Cada «síntoma» de los sitios de interés es reflejo de una problemática de un destino que ha crecido en medio de complejidades derivadas de un crecimiento acelerado.
Cabe mencionar que Quintana Roo es el único sitio que tiene una barrera de arrecifes, además de que sus atributos son selváticos. Sin embargo, en un estudio de la Secretaría de Turismo dice que 2020 podría estar en una etapa de declinación.
El turismo sostenible hace referencia a la capacidad que tiene un destino turístico de permanecer en el tiempo, conservando e incrementando los atractivos que le dieron origen
Turismo sustentable en Riviera Maya
Cancún se encuentra en una etapa de rejuvenecimiento y la Riviera Maya en una etapa de desarrollo.
Sin embargo, lo que permitirá una mayor permanencia en el tiempo será la capacidad que se tenga de mantener el atractivo turístico; no obstante, los elevados costos de transporte aéreo desincentivan el traslado a grandes distancias (intercontinental) y aumentarán los circuitos regionales.
La Riviera Maya no dependerá de la segmentación turística sino del incremento del turismo masivo.
Los promotores del desarrollo sustentable sostienen que el turismo masivo es un depredador de los ambientes naturales de los destinos turísticos. Sin embargo, el modelo de masas está cambiando su esencia, hasta hace poco ofrecía una escasa diferenciación de los productos turísticos en forma, tiempo, y territorio, con una insuficiente variedad para los consumidores, lo cual generó un comportamiento pasivo, de descanso, básicamente de observación. El mercado está cambiando:
Ahora los viajeros prefieren ir a destinos de larga distancia empaquetados y se dispersan en viajes cortos en busca de nuevos destinos y productos.
Cada vez son más los viajeros que prefieren destinos ambientalmente planificados y socialmente responsables.
Hace cuatro años la Riviera Maya se unió a un grupo de destinos turísticos a nivel internacional llamado “Early Adopters”, tras integrarse a los “Criterios Globales de Turismo Sustentable”, avalados por el Consejo Global de Turismo Sustentable (GSTC por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de Turismo, con miras a convertirse en los próximos tres años en el primer destino turístico de México certificado bajo este protocolo.
Además de la Riviera Maya, también se encuentra la Sierra Gorda de Querétaro como los únicos dos destinos en México y de toda Centroamérica que han adoptado este protocolo mediante una evaluación que realiza la Sustainable Travel International (STI)
Este protocolo considera 41 criterios y 103 indicadores relacionados con la planificación para la sostenibilidad ambiental; la maximización de los beneficios sociales y económicos para la comunidad local; el mejoramiento del patrimonio natural y cultural y la reducción de los impactos negativos sobre el ambiente.
