Alrededor del mundo hay diversos sitios que suelen ser visitados por millones de turistas cada año, un hecho que si bien, atrae una derrama económica favorable pero también un impacto al turismo de manera negativa.
Y es que, no todos los turistas tienen el cuidado de preservar el sitio visitado, e incluso lo maltratan al tirar basura y ser inconscientes sobre la protección de éste.
Templos, como el de la secta budista de Nanzoin en Japón, justo en donde está la famosa estatua de un Buda recostado, existen señales donde se advierte que no se puede entrar en grupos numerosos. Sin embargo, lo hacen.
El turismo atrae muchos beneficios a comunidades en todo el mundo, sin embargo, también ha atraído diversas consecuencias. Por ejemplo, algunos centros turísticos sienten la presión por el incremento de visitantes al sitio. Además, los que residen en esos lugares tienen que ver los lugares llenos, así como precios inflados y mal comportamiento de los turistas.
Hoy en día, los turistas son un problema delicado, tanto que en lugares como Venecia, se han manifestado personas en contra del turismo; en Barcelona, la mayor causa en contra de los visitantes foráneos ha recibido apoyo de activistas de izquierda e incluso han expresado en pinturas frases como: «Bienvenidos, refugiados. Turistas, largo».
Una de las preguntas que más comúnmente se hacen es por qué los turistas se comportan en formas en que jamás lo harían en casa. Según Forbes, «las evidencias sugieren que algo sucede cuando sales de vacaciones que simple y sencillamente disminuye la inhibición de las personas».
¿Y el turismo sustentable?
La primera norma del turismo es simple: respetar.
Respetar a los pueblos, a las culturas y a los diferentes ambientes locales debería ser una de las prioridades del turista, sin embargo, los turistas compran una ilusión de indulgencia e incluso se les posiciona como consumidores con privilegios especiales.
El turismo sustentable, se define como aquel que se desarrolla en una determinada región de manera que permita su sustentabilidad por tiempo indefinido, sin dañar el ambiente y con el objetivo de permitir el progreso exitoso de otras actividades.
Para ser sostenible, el turismo debe ser económicamente viable, satisfacer las necesidades de la sociedad, conservar el medio ambiente y el patrimonio cultural del que depende y, de esta forma, continuar generando beneficios sin perjudicar a las generaciones actuales y futuras.
El reto de la industria del turismo es desarrollar estrategias para que los turistas y los locales se entiendan, por ello es importante comunicar experiencias que emergen en la convivencia más que imponer ciertas normas.
Forbes analiza un ejemplo de los «cerdos» turistas británicos, puesto que ellos levantaron polémica mientras vacacionaban en Nueva Zelanda. En un video se pueden ver el basurero que dejaron en un parque playero, esta acción se convirtió en un escándalo y por ello más de 10 mil personas firmaron una petición de deportación. Se trata de un caso local o un incidente nacional.
Nueva Zelanda, ofrece un caso de estudio de cómo la industria global del turismo puede tratar los sentimientos antiturismo si se alienta a los visitantes a mostrar mayor respeto.
Según Forbes, para tratar con problemas asociados a los turistas, como la pésima conducción de autos, las prácticas dañinas al acampar, el ignorar la seguridad en lugares al aire libre, las autoridades y los operadores de turismo promueven la promesa «Tiaki», un término maorí que significa proteger, guardar o preservar. Un concepto relacionado es “Kaitiakitanga”, la ética de la protección, basada en lo que los maoris entienden por el vínculo entre las personas y la naturaleza.
