Cuando se va a un restaurante de lujo, de acuerdo con Estefanía Sidaoui, la experiencia debe ser totalmente placentera. “Lo primero que hacen al llegar es servirte agua y traerte pan; lo lógico es que esperes que el pan esté calientito, crujiente y delicioso, y que la mantequilla sea real, esté rica y pueda untarse fácilmente, entonces ¿por qué conformarse con cualquier agua? ésta debe ser de tan alta calidad como el pan, los alimentos y las demás bebidas que ahí vas a consumir”.
Estefanía es la mente creativa y la responsable -junto con algunos socios- del concepto B’ui (que significa vivir, en otomí), un agua de mesa 100% mexicana que busca equipararse con otras aguas embotelladas (importadas) de gran calidad como San Pellegrino o Perrier.
La presentación de este nuevo concepto fue realizada en el restaurante Pujol, ubicado en la zona de Polanco, en una comida con un menú muy ligero y acuático con base en pescado, hojas verdes y potajes, muy a tono con el tema a tratar. Pujol es uno de los restaurantes gourmet que ya ofrecen agua B’ui.
“No ha sido fácil convencer a los restauranteros de que un comensal exigente preferirá siempre acompañar su servicio con un agua de calidad que con una embotellada en PET, la cual adquiere un gusto peculiar y poco grato. La cultura del agua embotellada en PET está muy arraigada en los restaurantes de México lamentablemente, pero poco a poco iremos convenciendo a más y más gente de que la calidad del agua que se ofrece también es importante”, añade Estefanía.
Un proyecto ecológico
“La idea no era solamente crear la primera agua de mesa de origen mexicano, también se trataba de que fuera un proyecto responsable con el medio ambiente, con su entorno”, dijo Estefanía.
B’ui proviene del manantial El Pedregal, ubicado en el Nevado de Toluca. Las laderas del volcán se encuentran cubiertas de nieve, la cual se derrite con el sol de la primavera y es absorbida por los suelos de los bosques de pino y oyamel.
El agua comienza entonces un ciclo de filtrado de 12 años en las profundidades de la tierra, en donde se purifica e integra los minerales contenidos en las montañas, para después brotar a la superficie en este manantial. Naturalmente potable gracias a su larga filtración, es baja en sales y tiene PH neutro. “El agua que se embotella del total que brota del manantial es mínima y los procesos a los que se somete son muy pocos. Su producción no impacta de forma negativa a los recursos naturales, pero sí fomenta el empleo y el desarollo económico de la zona. El agua se embotella -en frascos de vidrio 100% reciclable- casi desde su origen” comenta Estefanía.
Antes de embotellarla, el agua pasa por una fase de filtración y posteriormente por un proceso de desinfección; después permanece durante horas en tanques con ozono, y finalmente atraviesa por filtros pulidores que le dan una mayor clarificación, eso es todo. B’ui no requiere el empleo de procesos industriales o químicos agresivos para hacerla óptima para el consumo.
La tapa de la botella es de aluminio 100% reciclable y la tinta que se usa es inocua para el medio ambiente.
B’ui como empresa está integrada bajo el concepto de las tres P (people, gente; planet, planeta; profit, negocio). El agua se encuentra en restaurantes, delicatessen, hoteles de prestigio y los principales centros urbanos y turísticos del país.
Fuente: El Universal – kiosko, p. 15
Autor: Marisa Zannie
Publicada: 21 de julio 2010