El avión utilizó carburante hecho con semillas oleaginosas.
El primer avión del mundo propulsado completamente con biodiésel despegó de la capital de Canadá, Ottawa, a finales de octubre, con el objetivo de convertir el viaje aéreo en una experiencia menos contaminante.
Las empresas Applied Research Associates y Agrisoma Biosciences se asociaron con el Centro Nacional de Investigación de Canadá (NRC) para desarrollar “fuentes sostenibles de energía renovable” para la industria de transporte aéreo comercial.
Un avión bimotor Falcon 20 de NRC fue utilizado para probar el nuevo combustible fabricado 100 por ciento con semillas oleaginosas, en lo referido al rendimiento de los motores y las emisiones.
La nave despegó desde Ottawa el 29 de octubre con varios ingenieros a bordo para vigilar el rendimiento de los motores y la quema del combustible, logrando ejecutar la ida y vuelta hasta Montreal en una hora y media.
Un segundo avión, un Canadair CT-133, siguió el vuelo Falcon, recogiendo datos sobre las emisiones de sus motores para un análisis posterior.
Hasta ahora los vuelos con biocombustibles habían sido restringidos a mezclas de 50 por ciento con petróleo, y la tecnología no había sido demostrada.
Este vuelo de NRC fue el “primero en que un avión fue propulsado 100 por ciento por combustible para vuelo renovable sin mezclar que cumple con las especificaciones del combustible de motores de petróleo”, afirmó NRC en un comunicado.
“Hasta la fecha, todos los vuelos utilizaban combustibles fósiles. Este vuelo lo cambia todo: hemos presenciado la aviación libre de petróleo”, afirmó el presidente de Agrisoma, Steven Fabijanski.
Las pruebas del motor en los laboratorios de NRC en Ottawa antes del histórico vuelo demostraron que el combustible regular para los motores puede ser intercambiado con el combustible de semillas oleaginosas sin tener que modificar los motores o los depósitos de combustible del avión.
Luego de aterrizar en el aeropuerto de Ottawa, el piloto de prueba canadiense Paul Kissman contó que no fue capaz de advertir la diferencia en el rendimiento del motor.
“Para nosotros es lo mismo”, afirmó, añadiendo que se necesitan más análisis de los datos de prueba acerca de si el nuevo biodiésel tiene efectos adversos en los motores o si las expectativas de reducir las emisiones de aviación se cumplen.
Por su parte, Tim Leslie, uno de los pilotos que conduce el Falcon 20 y supervisor de capacitación de operaciones de vuelo en el Consejo Nacional de Investigación de la Industria Aeroespacial, dijo estar muy orgulloso de ser parte del proyecto que además de innovación en el campo de la aeronáutica, también ayuda al medio ambiente, con energías limpias.
Fuente: Milenio