América Latina ha experimentado cambios significativos estas últimas dos décadas a nivel político, económico y social. Tanto el proceso de democratización sin precedente, la internacionalización de sus economías, el nacimiento de las translatinas (multinacionales latinoamericanas), así como el surgimiento de asociaciones sociales y el crecimiento económico al 4.3 por ciento constante de esta nueva década, han transformado la realidad socioeconómica y geopolítica de la región.
En este marco, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) surge como un movimiento activo, que implica a redes de empresas, universidades, asociaciones y grupos sociales y ante una ciudadanía cada vez más sensible y movilizada que exige un compromiso mayor entre la empresa y la sociedad. Y en este sentido, considerando la realidad de la región, ¿se puede hablar de la RSE como instrumento de cohesión social y estabilidad política ante las inestabilidades de la región? ¿O es pedir demasiado de la interacción entre empresa y sociedad? Un consenso que parece predominar entre los expertos de RSE es que modelo europeo y estadounidense no puede ni debe ser exportado a la región, porque no integra las prioridades y necesidades esenciales de la propia idiosincrasia latinoamericana.
Siendo la pobreza y la desigualdad uno de los principales problemas de la región, existen aspectos que no son considerados en la formulación de la RSE occidental y que, sin embargo, deberían ser ejes prioritarios de la relación empresa-sociedad. Parece evidente que una necesidad prioritaria es que la RSE contribuya a crear una sociedad mejor y se implique en áreas de alta prioridad para América Latina, como son los temas de salud, educación o acceso a servicios básicos. Otro ejemplo claro es la evasión de impuestos, aspecto que en Europa no es un problema, pero sí en América Latina.
Para que se cree una RSE local en América Latina es preciso diseñar un modelo más democrático y participativo que integre los diferentes roles del gobierno, el sector privado y la sociedad en general.
Por ello, los principales propulsores de la RSE en América Latina solicitan que los modelos de RSE en América Latina solicitan que los modelos de RSE en la región se encaminen a solventar estas carencias y fortalezcan la capacidad de los gobiernos para responder ante ellas.
Sin embargo, también el papel del gobierno debería ser objeto de revisión ya que, en definitiva, las áreas críticas de la región son responsabilidades públicas, y el propio gobierno debería liderar el proceso o de generar mecanismos para solucionarlos.
Existe un interés común tanto del sector privado como del público para solucionar la situación de pobreza y desigualdad. La complejidad de los problemas es de tal índole que será necesario crear sinergias comunes entre ambos sectores para aportar soluciones concretas. (Casado, Fernando e I. Roser 2009. La RSE de la empresa española en América Latina: una mirada al Patronato de la Fundación Carolina).
Una importante acción local es la de formar profesionales de la responsabilidad social, siendo aquellos los que conciban de manera integral las acciones por seguir.
La formación de especialistas debe de estar centrada en generar líderes promotores de cambios, que actúen de forma responsable y sustentable, en pro del bien común, que coadyuven a la generación de valor para la organización, a partir de relacionarse con el entorno de forma socialmente responsable.
Es indiscutible la necesidad social del Estado, iniciativa privada y sociedad civil demanda un concepto consensuado y metodologías que les permitan hacer operable tal concepto, traduciéndolo en acciones concretas con resultados objetivos y susceptibles de ser evaluados.
La oferta de posgrados en este tema es poca y la demanda será cada vez mayor, la responsabilidad social no es una moda o una nueva forma de hacer marketing, es la esencia de toda organización, es la manera en la que los socios piensan y actúan y esto implica otro tipo de gestión personal y empresaria.
Es un hecho que es posible lograr un equilibrio económico y social, la tarea está en centrarnos en la importancia que este término tiene en lo personal, empresarial, social, y será entonces cuando la responsabilidad social ya no sea un medio sino un fin.
*Coordinador de la Especialidad en Responsabilidad Social de las Organizaciones Universidad La Salle.
Universidades; Suplemento del Financiero, p. 10