Hace unos días, una imagen nos mostraba a Nikola Cichowczyk, una pequeña de ocho años enferma de cáncer jugando con una de las 12 muñecas Barbie calva disponibles en el Hospital de Polonia en el que está siendo tratada con quimioterapia; un tratamiento que le ha dejado sin pelo. La imagen es una prueba de que la compañía Mattel, fabricante del famoso juguete, está empezando a distribuirla por distintos centros sanitarios del mundo, tal y como anunció que lo haría en 2012. La pérdida del cabello, como consecuencia del tratamiento, es algo que deja devastadas a muchas niñas porque se ven diferentes a sus amigas, lo que les lleva a padecer problemas de autoestima, depresión y ansiedad, entre otros, por este motivo. Gracias a esta Barbie, y por medio del juego, se les puede inculcar que siguen siendo «femeninas y hermosas», según los expertos.
«Como todos mis fabulosos amigos, tú eres bella por dentro y por fuera». Este es el mensaje que tiene la muñeca calva, Beatiful Bald Barbie, grabado en su caja rosa. Se llama Ella y es una amiga de Barbie. Según Mattel, ésta cuenta con accesorios como pelucas, pañuelos y sombreros entre otros, complementos que mucha gente que padece cáncer usa para ocultar los estragos de la enfermedad.
Las muñecas no se comercializan en tiendas. «La idea es distribuirla en hospitales con el fin de asegurarse de que el juguete llega a las manos de las pequeñas que más lo necesitan y así disfrutar de la posibilidad de poder jugar con él», explicó Mattel en un comunicado. La decisión por parte de la compañía estadounidense de crear esta Barbie se produjo en 2012, tras varias campañas promovidas por padres, madres y niñas en Facebook y en la plataforma change.org.
«Nos gustaría ver una muñeca que ayude a las niñas que padecen las secuelas del tratamiento del cáncer como son la alopecia, la tricotilomanía -hábito de arrancarse el pelo compulsivamente por estrés o depresión- y la pérdida total del cabello. Incluso, también para aquellas que tienen que afrontar la pérdida de pelo de sus madres en tratamiento. Muchas tienen problemas en aceptar que algún familiar o amigo esté calvo», indica la campaña de Facebook. Esta iniciativa estuvo encabezada por una niña de Texas de siete años, que llevaba un pañuelo en la cabeza para no mostrar que no tenía pelo, ni ella ni su madre.
Por su parte, en change.org fue una progenitora que padecía un tumor maligno la que impulsó la petición. Ambas campañas contaron con miles de firmas en todo el mundo y muchas organizaciones de lucha contra el cáncer se sumaron y manifestaron su apoyo en la fabricación de la Barbie calva. Solo la campaña de Facebook consiguió más de 150.000 apoyos.
Entre las organizaciones mundiales que respaldaron la iniciativa estuvo el propio Vaticano; aunque en su periódico, L’Osservatore Romano, también instó a la compañía a venderlas en lugar de regalarlas en los hospitales y centros sanitarios. «Barbie podría representar un poderoso instrumento para promover cambios sociales, pues jugando los niños empiezan a asimilar lo que pasa en el mundo y lo que quieren ser de mayores», explicaba el rotativo.
No es la primera vez que se puede ver una Barbie calva. Hace unos meses, Panamá se convirtió en el primer país de América Latina en recibir 50 de estas muñecas a través de la organización Make a Wish -organización sin ánimo de lucro estadounidense que concede deseos a niños que padecen una enfermedad que amenaza su vida-. La entrega simbólica de la muñeca se hizo para incentivar «a las niñas a que siguieran con su tratamiento a pesar de que se les cayera el pelo».
Barbie, con sus 29 centímetros de altura, es uno de los juguetes más famosos del mundo, sus precios varían de los 10 dólares hasta los más de 7.000 dólares que puede pagar un coleccionista. Con más de medio siglo de historia, la muñeca ha tenido todos los oficios y ha representado todas situaciones posibles: desde las más elegantes que han rememorado a la propia Grace Kelly, pasando por una Barbie tatuada, hasta contar con una amiga en sillas de ruedas, entre otras.
Grupos feministas siempre han criticado que la muñeca fomenta la anorexia, la frivolidad, la importancia del dinero para ser feliz, el machismo y la moda. Una de las últimas protestas contra la Barbie tuvo lugar en Berlín el pasado mes de mayo, tras la inauguración en la capital alemana de la Gran Casa de la Muñeca. Los opositores a todo lo que la rodea acusaron a la firma, una vez más, de «sexista» y “de que la existencia de la Casa contribuía a perpetuar estereotipos negativos en torno a la mujer, en especial entre los más pequeños”.
Polémicas aparte, parece que esta vez Mattel ha escuchado las peticiones de miles de padres y enfermos que creen que estas muñecas son una ayuda para que las pequeñas con cáncer se sientan parte de esta sociedad, en la que «los cánones de belleza son muchas veces irreales».
La solidaridad con los niños con cáncer ha traspasado fronteras y ha emocionado a personas muy influyentes. Hace unas semanas, el expresidente George Bush se afeitó la cabeza junto a todo su equipo del Servicio Secreto para apoyar al hijo de uno de sus agentes. Éste último se está sometiendo a tratamiento por padecer una leucemia y ha perdido todo su cabello. A través de una foto, el exmandatario de EE UU quiso mostrar empatía con el niño -se llama Patrick- y que estar calvo no es nada malo.
Padecer un cáncer durante la infancia, en pleno periodo de crecimiento, no solo significa lidiar con una enfermedad dura y grave, sino que muchas veces también afecta a las cosas cotidianas cómo es sentirse diferente. La Barbie calva pretende que por lo menos mediante el juego, estas niñas y niños sientan que ellos también son parte de algo, que tienen un referente con el que sentirse iguales y hermosos.
Fuente: Blog El País
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