Una empresa sustentable conoce su impacto a lo largo de su cadena de suministros y se enfoca en reducirlo.
En nuestros días es raro ver que estrellas de la música pop o actores de Hollywood den una entrevista sin mencionar que tienen un carro híbrido o sin que hablen acerca de su compromiso con la composta. En los últimos 25 años, se ha puesto de moda preocuparse por el medio ambiente. Los gobiernos han actuado ante esta presión pública con una legislación cada vez más severa, mientras que muchos negocios miden su desempacho contra la ‘triple base’, en otras palabras, contra factores ambientales, sociales y de éxito financiero. Al mismo tiempo, el incremento del comercio internacional ha provocado que las cadenas de suministros de las organizaciones se vuelvan más complejas y mucho más globalizadas.
Durante la década anterior, quedó claro que las empresas no pueden ser realmente sustentables a menos que puedan contarlo en su impacto social y ambiental en toda la cadena de suministros. ¿El resultado? La administración de la cadena de suministros ambiental (SCEM, por sus siglas en inglés) está emergiendo actualmente como una nueva frontera en las iniciativas sustentables corporativas.
Las organizaciones desarrollan guías como el Greenhouse Gas Protocol (Protocolo de Gas Invernadero), un reporte corporativo estándar, pero las encuestas sugieren que aún existe una enorme carencia de métodos robustos y bien establecidos para medir y reportar el impacto ambiental de la cadena de suministros. Todos los accionistas clave (clientes, gobiernos, comunidades, otros grupos de presión) apoyan la idea del SCEM, pero qué tan extensiva ha sido la incorporación de este enfoque en la práctica.
En nuestra investigación más reciente, analizamos los reportes de sustentabilidad corporativa, publicados por 12 negocios para evaluar sus prácticas de SCEM. Cada negocio —de uno a seis diferentes sectores— es un líder reconocido en la sustentabilidad corporativa. Nuestra revisión produjo algunos resultados interesantes.
La proactividad de SCEM varió de manera significativa en diferentes sectores, pero permanece similar entre ellos. Nuestro análisis mostró que los sectores de equipo electrónico y automotriz tuvieron por mucho el acercamiento más proactivo, mientras que los del vestido fueron los más bajos. Por lo tanto, quisimos analizar si las empresas están orientadas a su cadena de suministros o permanecen enfocadas en la firma en lugar de administrar el desempeño en el medio ambiente.
Comenzamos esta parte de la evaluación identificando la cadena de suministros o las etapas del ciclo de vida en las que el desempeño ambiental se trató de mejorar con las acciones de las compañías: extracción de materiales, materia prima, empaque, proveedores de primer y segundo nivel —incluyendo las operaciones de las empresas que abastecen productos o recursos a los abastecedores primarios de las firmas—; otros (construcción y demolición, viajes de negocio, traslado de empleados y equipo no vital para las operaciones de la empresa, como el mobiliario de oficina); la empresa; escalones descendentes —se refiere a intermediarios entre la organización y sus clientes finales como el caso de minoristas y distribuidores—; distribución; use del producto; desecho del producto y del empaque; total (por categorías o el total de la cadena de suministros o del ciclo de vida del producto, que aplica cuando se realiza la evaluación del ciclo de vida); y externo.
Cuando medimos el énfasis que cada empresa da a estas etapas, observamos diferencias significativas entre sectores. El de materiales de construcción, que invierte en su base de manufactura, está más orientado a la empresa; en tanto que los sectores de electrónica y hardware, que hacen un use amplio de servicios de outsourcing, en décadas pasadas, son los más orientados a la cadena de suministros.
Ciertas etapas, como las de proveedores de nivel dos y los escalones descendentes, reciben poca atención de las firmas en cualquiera de los sectores.
Algunas etapas del ciclo de vida están sujetas a regulaciones mayores, las cuales pueden llevar a esfuerzos notables, particularmente, por los sectores afectados. Los sectores de hardware y electrónico ponen una atención considerable a aspectos ambientales, tanto ascendentes como descendentes, que se explica porque es un tema que atañe a los directivos de Estados Unidos (EU), tanto por aspectos de sustancias dañinas (RoHS) como por la merma de los productos denominados Desecho de Equipo Eléctrico y Electrónico (WEEE, por sus siglas en inglés).
Los estándares para emisiones de los autos explican por qué las empresas del sector automotriz trabajan para desarrollar tecnologías más limpias que reduzcan el impacto de los vehículos, durante su etapa de uso. En contraste, el sector de materiales de construcción es afectado por las regulaciones relacionadas con los procesos de la empresa en sí misma y podemos, por lo tanto, observar una clara orientación hacia la empresa. En el sector de vestido y calzado, las presiones —usualmente ejercidas por el público más que por regulaciones— caen en la etapa de proveeduría, que es en donde tiene lugar la producción, dado que los servicios externos son una práctica común. Esta es la razón por la que los proveedores que trabajan para las empresas de marca están sujetos a procesos de auditorías.
En otras palabras, la presión pública y regulatoria juega un papel crítico en la determinación de las empresas para adoptar un enfoque ambiental en la cadena de suministros y explica por qué éste cambia según cada industria. Sin embargo, a pesar de estos poderosos factores de la SCEM, las empresas líderes van más allá, a menudo, por razones financieras. En 2008, HP ahorró 7.7 MDD al desviar 92% de sus desperdicios no dañinos de los tiraderos de basura.
En otros casos, las empresas cumplen con sus estándares rigurosos como son los impuestos en EU, inclusive, en regiones donde las regulaciones no son forzosas. Ir más allá del cumplimiento ayuda a las empresas a lograr una ventaja natural por ser los primeros en ir en esa dirección, al tiempo que reducen el costo de administración de la complejidad que surgiría de la oferta de una cantidad de productos diferentes que tendrían que cumplir con los diferentes estándares, de acuerdo con el lugar donde fueran producidos o vendidos.
En algunos casos este enfoque puede llevar al desarrollo de nuevas líneas de negocio. El caso de HP, para reducir costos y desperdicios asociados con la impresión de libros, llevó a la firma a identificar tecnologías de impresión sobre demanda.
En lo que se refiere al desempeño financiero y operacional tradicional, los beneficios, de la integración de la cadena de suministros, ya ha sido probada. Ahora es tiempo para que los gerentes pasen al siguiente nivel, para mejorar de manera significativa el desempeño ambiental de las empresas. No sólo es lo correcto para lograr una buena ciudadanía corporativa sino que es también el momento oportuno para mejorar la eficiencia y desarrollar nuevas oportunidades de negocio.
*Ralf W Seifert es profesor de Administración de Operaciones del IMD Business School.
*Joana M. Comas es candidata a PhD en la Presidencia de Tecnología y Administración de Operaciones del College of Management of Technology en el EPFL.
Fuente: Revista Manufactura, p. 43, 44.
Articulistas: Ralf Seifert* y Joana M. Comas*
Publicada: Diciembre de 2010.