Por Antonio Tamayo Neyra
Es muy posible que al pensar en crear un negocio, se piense primero en la utilidad buscada, en cómo ganar más, dejando al final el beneficio que se genera a la sociedad (o bien a una parte de ella) con dicho negocio pretendido.
En otras palabras, se tiene una actitud egoísta, pensando en el beneficio propio inicialmente. Mentalidad que es común y muchas veces calificada como normal, siendo este el paradigma imperante durante muchos, muchos años.
Sin embargo, recientemente me enteré de un tipo de negocio que considero no es común en cuanto a su giro y perspectiva.
Concretamente este negocio en cuestión está dedicado a la atención de personas con problemas de diabetes. Específicamente se venden productos alimenticios, dulces y pasteles inclusive, además de otros de diverso tipo para quienes tienen este padecimiento.
Además, como parte del mismo establecimiento, se hacen pruebas de azúcar en la sangre para cualquier persona, inclusive a quienes no tienen esta enfermedad, y se aplican inyecciones de insulina; todo esto a precios accesibles a personas de escasos recursos.
Quien me lo platicó, me comentó además que el propietario no tenía el capital para instalarlo, pero que pudo conseguir uno de los llamados “inversionistas ángel”, quienes le diseñaron el modelo de negocio incluyendo un plan financiero para la recuperación de la inversión.
Cuando me lo comentaron realmente me impresioné y también me dio gusto el pensar que hay empresarios que desarrollan estos llamados negocios sociales. Con este tipo de mentalidad que si bien busca, y es totalmente válido, una utilidad, considera primero ofrecer un servicio a una comunidad importante de la sociedad, atendiendo no solamente a los diabéticos sino además a sus familiares, facilitándoles los servicios médicos primarios para su atención, así como los alimentos que pueden ingerir sin mayor problema.
Pero además de los empresarios, también hay que reconocer la existencia de estos inversionistas ángel que están dispuestos en arriesgar su capital en giros poco convencionales.
Este tipo de ejemplos los considero plenamente de responsabilidad social en el más amplio de los sentidos, porque no están reñidos con la rentabilidad y que ven a esta última como un medio para atender un fin que es la atención de personas con algún tipo de trastorno en salud.
Por todo lo anteriormente citado pregunto: ¿qué tan diferente sería el mundo y la sociedad en general si al crear negocio se pensara primero en atender un problema social? en cómo resolverlo o al menos atenderlo, pensando en su rentabilidad como un medio para su mantenimiento y eventualmente su crecimiento.
Es un hecho, como se señaló en un principio, que la mentalidad egoísta es la que ha imperado, y que al encontrarse con ejemplos como el mencionado sean vistos como raros, no solamente por ser poco comunes, sino por tener una perspectiva de negocio muy diferente a la gran mayoría.
Creo que de eso se trata la responsabilidad social, de ayudarnos y apoyarnos como sociedad, utilizando todos los recursos inclusive los económicos para mejorar el bienestar de todos los seres humanos.
Seguiremos platicando…
Blog: Atamayon Blogspot
Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso)
También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales.
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.