Las lecciones que aprendemos de las crestas y valles de las olas en el mar de la sostenibilidad
Esta semana me reencontré con la famosa estampa japonesa “La gran ola” de Katsushika Hokusai (1760-1849). Me recordó los altibajos empresariales y personales que he observado y vivido en el camino hacia la sostenibilidad y la importancia de reconocer tanto las crestas, como los valles (o bases) de las olas que surfeamos juntos en este camino y lo que aprendemos. Puede ser un camino agotador o motivante; todo depende del lugar, el momento y la actitud que tenemos en cualquier parte de la ola.
Se inician proyectos con mucho entusiasmo y conforme se avanza, se enfrentan diferentes circunstancias. En ocasiones se presentan las condiciones para mantener y crecer el proyecto. (A veces aquí se cae en la trampa de decir que nuestra empresa y/o proyecto es “sustentable”). Sin embargo, en otras ocasiones hay factores que impiden o cancelan el desarrollo del proyecto y se duda que las iniciativas “verdes” tengan un retorno en la inversión y que sean lo que necesita la empresa en ese, o en un momento futuro. Si bien es cierto que existen buenas y malas estrategias y decisiones, también es cierto que bajo distintas condiciones y velocidades, tanto empresas, como proyectos e individuos pasamos por ciclos.
En la curva de aprendizaje de la sostenibilidad nos enfrentamos a la realidad que representa el cambio climático y sus efectos relacionados con nuestra existencia y la de las demás especies sobre la faz de la Tierra. Las reacciones frente al cambio climático son tan variadas como el pantone de un diseñador. Hay quienes experimentan terror, rabia, indiferencia, congelamiento, sarcasmo. Y en el lado opuesto están los soñadores, los quienes se muestran motivados, los que inspiran a otros mediante su trabajo, los innovadores, los que buscan y generan trabajo colaborativo, etc.
Las preguntas que hago aquí son: ¿en la cadena cíclica de aprendizaje, estamos evolucionando o involucionando? ¿Estamos surfeando las olas diarias de la sostenibilidad de manera que logramos ver y llegar a la salida de la ola, es decir estamos aprendiendo las lecciones?, ¿O nos estamos estrellando con la pared de la misma, pero ingenuamente pensando que somos una empresa “sostenible”?
En esta oportunidad, más que un análisis de apreciación artística de la estampa de Hokusai, lo que me recordó “La gran ola” fue la declaración del artista antes de morir ya entrados sus ochenta años. El dijo:
“A la edad de cinco años, tenía la costumbre de dibujar cosas. A la edad de cincuenta años ya había producido un gran número de pinturas, pero ninguna de ellas cobró mérito sino hasta que cumplí setenta años. A los setenta y tres, finalmente aprendí algo sobre la verdadera naturaleza de las cosas, los pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas y los árboles. Así, a la edad de ochenta años habré logrado cierto progreso, a los noventa habré penetrado en el significado más profundo de las cosas, a los cien años haré maravillas reales y a los ciento diez, cada punto, cada línea, tendrán vida propia.”
“La gran ola” me recuerda no sólo el aprender las lecciones correspondientes en nuestros emprendimientos en el área de la sostenibildad, sino también el no rendirnos, el hacer un trabajo cuidadoso, genuino, honesto y con significado.
Itzel Orozco es Socio Fundador y Directora de Orozco Consulting, un despacho de consultoría en liderazgo y sustentabilidad estratégica (Página en Facebook). Itzel cuenta con más de 15 años de trayectoria profesional ha desarrollado su práctica de consultoría de negocios y sustentabilidad en Latinoamérica, EE.UU. y Europa. Se ha especializado en dar asesorías en liderazgo y estrategia de negocios con el enfoque en sustentabilidad y facilita talleres y seminarios en los mismos temas y en temas de innovación, emprendedurismo y responsabilidad social corporativa. También ha impartido clases de Empresas Sustentables en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Anáhuac y ha sido colaboradora de la Universidad del Medio Ambiente.
Itzel cuenta con un MBA con especialidad en Empresa Sustentable, por la Universidad de Oregon; con una maestría en Liderazgo Estratégico hacia la Sustentabilidad por el Blekinge Institute of Technology en Suecia y es licenciada en Economía (Honores) por la Universidad Tecnológica de México. Actualmente radica en la Ciudad de México.
¡Qué interesante artículo! Me parece muy elocuente la comparación que hace Itzel con el tema de Sostenibilidad. Como bien dice están los que experimentan diferentes emociones frente al mismo y afortunadamente están los soñadores… y sinceramente creo hace falta llevar a cabo acciones concretas y me incluyo porque todos somos responsables y formamos parte de ello. ¿Qué podemos hacer? ¿Por dónde empezamos?
¡Hola Iliana, gracias por tu comentario! Acciones concretas como consumidores finales comienzan desde: 1. hacer conciencia de nuestro impacto en el medio ambiente y socialmente; 2. ser más responsables en nuestro consumo de agua, energía (electricidad, transporte, gas), cuidar estos recursos y preguntarnos de los artículos que consumimos (comida y cualquier otro) ¿qué tanta energía se utilizó para producirlos y si podemos consumir productos con menor uso de energía?; 3. reciclar y reutilizar; 4. buscar educarnos al respecto del tema de la sostenibilidad y compartir dicha información con quienes tenemos mayor contacto. Te mando saludos y de nuevo ¡gracias por tu comentario!