La lectura es una actividad que puede impulsar el pensamiento crítico, la diversidad y la inclusión, pero la industria literaria no está exenta de escándalos, sesgos y demás actitudes negativas, de la misma forma que un autor exitoso y respetado sin duda puede cometer errores y hacer comentarios equivocados y prejuiciosos. Esto quedó claro hace unos días en la entrega de los National Book Awards (NBA), donde el escritor Daniel Handler, también conocido como Lemony Snicket, hizo varios comentarios racistas.
Específicamente, después de que la autora de raza negra Jacqueline Woodson se llevara un premio por su libro Brown Girl Dreaming, Handler hizo una serie de bromas en referencia a que Woodson es alérgica a la sandía. Esto porque un estereotipo racial muy arraigado en Estados Unidos dice que las personas de raza negra tienen un apetito inusual por esta fruta.
Durante la ceremonia nadie comentó el incidente y algunos medios hicieron crónicas del evento sin mencionar tampoco este desafortunado momento, pero muchas personas, tanto dentro como fuera del mundo editorial, comentaron el incidente y se quejaron en redes sociales y blogs. Las palabras de Handler opacaron un momento importante para Woodson, sobre todo si se tiene en cuenta el contexto: solo el 3% de los libros para niños publicados en Estados Unidos son escritos por autores negros o presentan personajes importantes de raza negra.
Por desgracia, comentarios como los del autor de la famosa saga A Series of Unfortunate Events no son poco comunes, ya que racismo sigue muy presente en todas las industrias. Lo extraordinario es lo que pasó después: Handler ofreció una disculpa directa y sincera, ofreciéndose a reparar el daño mediante una importante donación.
En un primer tuit, el jueves 20 de noviembre, el escritor aceptó que sus intentos de humor fallaron y que opacaron a los ganadores. Al día siguiente, fue más allá y mediante una serie de tuits (que presentamos a continuación) dijo claramente que sus palabras fueron «monstruosamente inapropiadas y sí, racistas» y que como consecuancia había hecho una donación de 10 mil dólares a We Need Diverse Books, una organización que impulsa la diversidad en los libros. Además, se comprometió a empatar donaciones dólar por dólar por 24 horas, con un límite de 100 mil dólares. La meta se logró y We Need Diverse Books explica en su página cómo utilizará el dinero.
My remarks on Wednesday night at #NBAwards were monstrously inappropriate and yes, racist. -DH [1/4]
— Daniel Handler (@DanielHandler) November 21, 2014
It would be heartbreaking for the #NBAwards conversation to focus on my behavior instead of great books. So can we do this? -DH [2/4]
— Daniel Handler (@DanielHandler) November 21, 2014
Let’s donate to #WeNeedDiverseBooks to #CelebrateJackie. I’m in for $10,000, and matching your money for 24 hours up to $100,000. -DH [3/4[
— Daniel Handler (@DanielHandler) November 21, 2014
Disculpas tan atinadas son difíciles de encontrar. Normalmente, tanto empresas como personas suelen ofrecer excusas, decir «lo siento si te ofendí» o apelar a su comportamiento positivo anterior. En muy pocas ocasiones una figura pública admite sin más que dijo algo racista. Con esto Handler demuestra que pedir perdón no es tan difícil. Además, al hacer una donación, ayuda a cambiar un sistema en el que autores como él, hombres blancos, tienen muchas más oportunidades que autoras como Woodson.
Por supuesto, esta la disculpa de Handler por sí misma no cambiará nada. Toda la industria debería verse al espejo y entender por qué son tan pocos los escritores de raza negra que pueden triunfar y por qué es posible hacer comentarios como los de Handler en un salón lleno de gente sin que nadie levante la voz. En su blog, la escritora negra Nikki Finney, quien ganó un NBA en 2011, escribió que al conocer el caso le pidió a los organizadores de los premios que se disculparan, pero estos dijeron que ellos no habían hecho nada malo. Esta acción demuestra la falta de responsabilidad compartida por parte de las instituciones.