Por Corinna Acosta
Cuando hablamos de modelos que trabajan en la industria de la moda es difícil sacar de la cabeza aquel estereotipo al que típicamente nos han acostumbrado las revistas y las pasarelas y en el que encontramos a mujeres jóvenes extremadamente delgadas e incluso enfermas luciendo ropa que siempre les queda espectacular. Al paso del tiempo, muchas empresas y medios de comunicación han realizado importantes esfuerzos por modificar esta imagen presentando modelos mucho más sanas e incluso mediante la inclusión de mujeres de tallas grandes en algunas pasarelas.
Sin embargo los esfuerzos por incluir la imagen de la mujer real dentro de los medios de comunicación no tiene por que estar limitado únicamente a las modificaciones en relación al peso de las modelos o su salud física bajo el supuesto de que la mujer promedio tiene una determinada talla y nada más; dejando así de lado que la mujer real a veces sube y baja de peso, deja de maquillarse o arreglarse en extremo y desde luego no tiene 25 años por siempre.
American Apparel ha decidido incluir recientemente entre sus filas de modelos a Jackie O’Shaughnessy, una mujer de 62 años que posa para una campaña de lencería demostrando que la sensualidad no tiene limite de edad.
Si bien la aparición de mujeres de edad avanzada dentro de la industria de la moda y la publicidad ha comenzado a escalar en los últimos años, no es un fenómeno que se encuentre en boca de todos como el abuso de las técnicas de edición de imagen o las medidas de las modelos que caminan por las pasarelas, por lo que habría que preguntarnos por qué cuando exigimos modelos de belleza más reales, nos referimos únicamente a la talla de las participantes y dejamos de lado el hecho de que muchas veces mujeres y hombres son ignorados gracias a su edad.
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