Los repatriados que se perciben como portadores del virus han sido objeto de violencia y discriminación, mientras que su reintegración está plagada de «importantes riesgos de protección», informó la UNICEF.
Para los niños y niñas que se desplazan por la región, la COVID-19 está empeorando aún más su situación. La discriminación y los ataques se suman ahora a las amenazas existentes como la violencia de las pandillas que los llevó a irse en primer lugar.
Esto significa que muchos menores que han regresado, corren ahora el doble de riesgo y un peligro aún mayor que cuando salieron de sus comunidades. Nunca es en el mejor interés de un niño o niña ser enviado de vuelta a una situación insegura.
Henrietta Fore jefa de UNICEF
COVID-19 miedo y confusión
Desde marzo, las autoridades de los Estados Unidos han repatriado al menos a 1.000 menores migrantes no acompañados a México, El Salvador, Guatemala y Honduras, a pesar de los graves riesgos de protección en sus comunidades de origen.
Casi 460 menores migrantes también fueron devueltos de México a Guatemala y Honduras durante este mismo período.
UNICEF dijo que la limitada información pública sobre las pruebas, el tratamiento y la contención de COVID-19 está sembrando confusión y temor en la región. Algunas comunidades temen que las familias y los niños y niñas que regresan puedan ser portadores del virus, lo que provoca una mayor estigmatización de los migrantes.
El organismo de las Naciones Unidas ha recibido informes de comunidades en Guatemala y Honduras que prohíben la entrada a personas ajenas y extrañas, incluidos los repatriados, en sus esfuerzos por prevenir la transmisión del virus.
Algunos migrantes también han sido amenazados con violencia, mientras que los centros de recepción y tránsito de migrantes han sido atacados.
La situación se ve agravada por las restricciones de movimiento y la falta de equipo de protección personal para quienes trabajan en la protección de los infantes.
Apoyo a los gobiernos y a los repatriados
UNICEF insta a todos los gobiernos a que pongan fin a las expulsiones y deportaciones de menores no acompañados o separados, así como de niños y niñas con sus familias, sin la protección y los exámenes de salud adecuados previos.
También se pide a las autoridades que defiendan el derecho de los menores a solicitar asilo y a reunirse con sus familias, y que garanticen la igualdad de acceso a las pruebas y el tratamiento de COVID-19.
La UNICEF está trabajando con los gobiernos de toda la región para reforzar la protección de muchas maneras.
La agencia está apoyando a Guatemala con la provisión de alojamiento y servicios para los niños y niñas retornados, algunos de los cuales han dado positivo en las pruebas de COVID-19 mientras estaban en cuarentena o en aislamiento. Estos infantes también reciben atención médica y otro tipo de asistencia, incluida la localización de la familia.
La UNICEF está intensificando sus esfuerzos para proteger a los menores migrantes y repatriados en El Salvador y Honduras, además de proporcionar equipo de protección personal a las personas que trabajan con ellos. Mientras tanto, las autoridades de las fronteras norte y sur de México, están recibiendo asistencia para aplicar los exámenes de protección.
Aunado a esto, UNICEF también está trabajando en los refugios, proporcionando actividades psicosociales, kits de higiene e información.