FORMA Y FONDO CCXXXII
La visión actual del mundo busca un equilibrio entre las necesidades del ser humano y su entorno, urgido por las experiencias anteriores que condujeron al actual y progresivo deterioro; de ahí la importancia de decidir lo que deseamos para el momento presente y el futuro.
Tanto se habla y se planea acerca de la contaminación que al final ocurre algo parecido al ruido de la calle: dejamos de prestarle atención.
El consumo no está reñido con la preservación del ambiente, ya que existen alternativas para alcanzar un consumo responsable en el que cada quien asume su papel: ciudadanía, gobierno, empresarios y campañas de publicidad.
La propuesta de una mercadotecnia verde o ecológica apoya con creatividad a los fabricantes de productos amigables con el ambiente que satisfacen una necesidad definida, utilizando una cantidad mínima de material y energía, produciendo pocos residuos y contaminación mínima durante su ciclo de vida y disposición final.
Ya existe en el mercado una amplia variedad de productos desechables biodegradables hechos a partir de una composición de piedra caliza, maíz y almidón de papa, ecológicamente aceptable.
Una fuente generadora de tóxicos para la salud son los envases. Algunos contienen xenoestrógenos que afectan los receptores de estrógeno del cuerpo. Los recipientes de plástico, películas para cubrir comida, botellas de plástico para bebidas, unicel y productos de vinilo, pueden liberar sustancias químicas tóxicas en los alimentos por el simple contacto con ellos o cuando no están fabricados para las temperaturas del horno de microondas.
Existen siete clasificaciones de plástico cuyo código o número aparece en medio de un triángulo formado por tres flechas semicirculares, símbolo del reciclaje, en la parte inferior de los envases.
PET o tereftalato, considerada la resina número uno del polietileno. Se usa para fabricar botellas para bebidas suaves: jugo, agua y refresco. Este plástico es el que más se recicla. HDPE o polietileno de alta densidad, se usa en botellas de leche, agua, champús, aromatizantes para ropa, detergentes, blanqueadores y recipientes para alimentos. Es el segundo plástico más reciclado.
PVC o cloruro de polivinilo, con él se fabrican envases para pulidores de pisos, champús, aceites comestibles, enjuagues bucales, mangueras de jardín, cortinas de baño, tarjetas de crédito, etc.
LDPE o polietileno de baja densidad, se usa para envases que se aprietan como cosméticos, bolsas plásticas de súper, aseo personal y otros productos tanto transparentes como de color.
PP o polipropileno, se usa para tapas plásticas de envases, lazos, sombreros, alfombras, telas, hilos de cordel, etc.
PS o poliestireno, se usa para la fabricación de hule espuma, y el poliestireno expandido para fabricar vasos, platos y contenedores de comida, manteniendo los alimentos calientes o fríos por sus propiedades térmicas y es conocido como unicel. Otros plásticos como son los mixtos por la mezcla de plásticos y multilaminados.
En el caso del unicel, también conocido como tecnopor, telgopor, corcho blanco y poliestireno expandido, al contacto con la comida caliente puede liberar sustancias cancerígenas que son ingeridas, desencadenando daños a la salud, que de acuerdo a la OMS pueden ir desde infertilidad a padecimientos físicos y psicológicos.Se utiliza para comida rápida, consistente frecuentemente en alimento chatarra con nulas propiedades alimenticias que provocan anemia, obesidad y difícil digestión entre otros trastornos.
A nivel internacional, la Comisión de la Comunidad Europea establece lineamientos de materiales, materias primas y aditivos, estimaciones de niveles de migración de ciertas sustancias hacia las matrices alimenticias.
En México, la Comisión de Salud y Seguridad Social del Senado de la República puntualizó desde el año 2005, que la comida rápida ha desplazado alimentos tradicionales como maíz y frijol, con el alto consumo de sopas instantáneas con propiedades proteínicas mínimas. El problema además de nutricional es la probable generación de dioxinas al calentarse los recipientes de plástico o unicel en el horno de microondas.
Los hornos no generan por sí mismos contaminantes que pongan en peligro la salud del usuario sino los materiales introducidos que pueden producir sustancias altamente contaminantes como las dioxinas, cuyas consecuencias en la salud humana, animal y vegetal son graves. En el humano son mutagénicas, persistentes, bioacumulables, producen diversos tipos de cáncer en la piel, cataratas y cambios en el sistema inmunológico y alteraciones en el sistema hormonal; se transmiten mediante la cadena alimenticia en la que el ser humano está al final, por lo que recibe las concentraciones más altas. Es un peligro para los animales en general y en el caso de las especies marinas, mueren al confundirlo con insectos o algas.
Es importante que las instancias responsables difundan información acerca de materias primas y aditivos de proceso de los envases y empaques, sus niveles de migración a los alimentos, recomendaciones de uso e inclusión de leyendas o símbolos de etiquetado advirtiendo sobre la seguridad de uso, reuso y la compatibilidad de los recipientes o envases con las microondas y alimentos.
Otro punto primordial es el relacionado con las tintas empleadas para la publicidad que es común en los recipientes de unicel. Sabemos sus cualidades y defectos como material, pero no de los efectos al combinarse con las tintas. Organizaciones ecologistas y diputados del Parlamento Europeo iniciaron una campaña contra el uso de unicel; informan que tarda hasta 50,000 años en degradarse y ocupa más rápido espacios en los rellenos sanitarios. Dentro de varios siglos cuando los estudiosos encuentren vestigios de unicel, concluirán que ésos restos estuvieron relacionados con la desaparición de una parte importante de la sociedad.
Comienza a ser común entre universitarios y sectores diversos de la población llevar su taza o tarro al centro de actividades y a muchos lugares. Comportamiento contagioso que paulatinamente avanza e invita a reflexionar. También evitan adquirir envases innecesarios, prefiriendo empaques tradicionales como papel, cartón, aluminio. vidrio y hojalata. Buscan que se recupere el uso de tazas, platos y cubiertos tradicionales, que los helados se sirvan en barquillos o conos de galleta. Van al mercado con bolsas o canastas, que como artesanías fomentan su comercio y protegen los alimentos. Se extiende el uso de tazas de plástico, metal, cerámica, plegables y la que resulta un éxito por lo tradicional y original en sus diseños: la de barro.
La forma: la delicia de saborear un capuchino, esquites, sopas, quesadillas, helados y un variado menú nacional e internacional.
El fondo: con nuestro granito de arena contagiamos a los demás para la conservación de nuestra casa natural, porque: TODOS SOMOS NATURALEZA.
Fuente: Comunicado de prensa