Especialistas del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) trabajan en la creación de un dispositivo que produzca electricidad a partir del tratamiento de agua residual doméstica.
Ante la dificultad de construir un sistema de drenaje en algunas zonas de la entidad, investigadores de este centro trabajan en el diseño y puesta en marcha de un “gadget séptico” que se adaptaría a las fosas de las casas, con el fin de generar electricidad a partir de los microorganismos presentes en las aguas residuales de los hogares.
La energía producida será suficiente para iluminar una casa de interés social para cuatro habitantes.
Basados en estudios que datan de los años 70, 80 e inicios de los 90, expertos mexicanos investigan el comportamiento de bacterias y otros microorganismos capaces de generar electricidad.
Los científicos ya trabajan en la patente nacional de este dispositivo, el cual fue apoyado por el fondo mixto Conacyt –gobierno de Yucatán y la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi).
Liliana Alzate Gaviria, investigadora de CICY, explicó que el subsuelo de Mérida es una gran “laja”, es decir, una inmensa roca que dificulta la instalación de un sistema de alcantarillado, por lo que se acostumbre colocar fosas sépticas en gran parte de las casas-habitación,
“Las fosas sépticas tradicionales contaminan el manto freático y el agua para consumo humano tiene que tratarse en un ciclo que va generando costos cada vez más altos, tanto para la sociedad como para el medio ambiente”, detalló.
“Un dispositivo de celda de combustible microbiana puede generar electricidad y a la vez depurar agua residual, lo que lo hace atractivo para tratamientos in situ o para la modificación de las plantas de tratamiento convencionales”, explicó.
Las celdas de combustible microbianas (CCM) obtienen los electrones de los desperdicios orgánicos. Las bacterias, como centro del dispositivo, se alimentan de desechos y, como parte de sus procesos digestivos, extraen electrones del material.
Algunas bacterias y otras clases de microorganismos pueden ser manipulados para que lleven estos electrones directamente a un electrodo de la celda de combustible, el cual los conduce en forma de electricidad a un circuito. Al fluir en éste, se genera electricidad.
Una CCM convierte un sustrato biodegradable en electricidad, lo que la hace distinta a otro tipo de tratamiento de aguas residuales. Esto se consigue cuando las bacterias, a trabé de su metabolismo, transfieren electrones desde un donador, tal como la glucosa, a un receptor.
El dispositivo diseñado por Alzate Gaviria permite manipular la fase de respiración de las bacterias, atrapando los electrones antes de que se conviertan en metano, gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global.
“Las CCM tienen ventajas sobre otras tecnología usada en la generación de energía a partir de materia orgánica, (en especial) su aplicación potencial en lugares alejados con ausencia de infraestructura eléctrica, convirtiéndose en una opción más de energía renovable”, concluyó.
Nota de: Excélsior – tema del día, p. 22
Autor: Eduardo Cabrera
Publicada: 14 de julio de 2010