John McCain y Barack Obama difieren en muchos temas, pero están de acuerdo en que las políticas de la administración de George W. Bush sobre calentamiento global fueron insuficientes.
Ambos candidatos dicen que el cambio climático causado por el ser humano es real y urgente, y que se diferenciarían del Presidente Bush al proponer legislación con fuertes reducciones en las emisiones de los gases de efecto invernadero para mediados de siglo.
Esta inusitada concordancia ha llevado a grupos industriales y medioambientales a esperar un cambio, independientemente de quién resulte electo, en tres frentes donde Estados Unidos se ha estancado durante ocho años: legislación climática, expansión de fuentes de energía no contaminantes y el liderazgo en la elaboración de un nuevo tratado climático.
Obama insiste que su plan energético, diseñado en torno a medidas que podrían tener beneficios climáticos, seguiría siendo una prioridad, incluso en medio de la turbulencia económica.
En lugar de aumentar el desempleo, dice Obama, sus propuestas para crear programas federales para reducir desechos energéticos y ayudar a Detroit a actualizarse para fabricar autos híbridos, crearían empleos.
El demócrata usaría 150 mil millones de dólares de los ingresos de las subastas durante 10 años para mejorar vehículos no contaminantes, energía eólica y solar.
Reforma, Internacional, p. 3 Sábado 25 de octubre de 2008