El veto impide la amnistía a quienes deforestaron ilegalmente y obliga a los productores a recuperar el bosque destruido en el pasado
A un mes de la cumbre Río+20, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, vetó parcialmente el Código Forestal, que según los ecologistas amenazaba con provocar una ola de deforestación en la Amazonia, informó el viernes el abogado general del Estado, Luis Inacio Adams.
«La presidenta de la República se decidió por la realización de diversos vetos y modificaciones al proyecto de ley que trata el Código Forestal», dijo Adams en rueda de prensa en el palacio presidencial.
La ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, informó que el veto impide la amnistía a quienes deforestaron ilegalmente en el pasado, preserva a los pequeños propietarios, obliga a los productores a recuperar el bosque destruido en el pasado y busca no retroceder en las áreas protegidas de la Amazonia y otras grandes selvas, sabanas y bosques del país.
Estos eran los puntos más polémicos del Código que fue aprobado en el Congreso hace un mes, donde predomina un fuerte lobby agropecuario. La ley era fuertemente criticada por los ecologistas, que aseguraban dispararía la deforestación en el país.
Una organización había presentado el jueves a la presidenta dos millones de firmas de personas de todo el mundo pidiendo el veto presidencial.
Los 12 vetos puntuales y 31 modificaciones aprobados por Rousseff serán publicados el lunes en el diario oficial, como una medida especial del Ejecutivo que entra en vigor inmediatamente, aunque tendrá que ser refrendada luego por el Congreso.
El veto demuestra que Brasil «es un país que quiere proteger el medio ambiente y continuar produciendo alimentos», afirmó Teixeira.
El Código que será publicado el lunes mantiene la obligación de preservar intacta un 80 por ciento de la selva en propiedades rurales de la Amazonia y 35 por ciento en el Cerrado, que es la gran sabana brasileña.
No obstante, acepta una flexibilización de la protección para las pequeñas propiedades, con más dificultades para recuperar áreas de bosque destruidas o conseguir productividad. El 24 por ciento de las propiedades rurales del país son pequeñas, y el resto son medianas y grandes.
Agricultura versus medio ambiente El Código Forestal define qué parte de bosque tienen que preservar los productores dueños de tierras en la Amazonia y otros grandes ecosistemas.
Su reforma enfrentaba dos caras de Brasil: la del gigante productor y exportador agropecuario cuyos cultivos ocupan el 27.7 por ciento del territorio, y la de la potencia ambiental con 60 por ciento de bosques, que consiguió reducir la deforestación amazónica de 27 mil kilómetros cuadrados en 2004 a poco más de 6 mil kilómetros cuadrados en 2011.
Tras el veto presidencial, «no será el código de los ambientalistas ni de los ruralistas, es el código de los que tienen sentido común», afirmó el ministro de Agricultura, Jorge Alberto Mendes Ribeiro, quien aseguró que Brasil puede continuar siendo «uno de los países que más produce y exporta alimentos del mundo», al mismo tiempo que preserva el medio ambiente.
Los ministros no divulgaron el texto del nuevo Código que entra en vigor tras su publicación el lunes, por lo cual los ecologistas aún no pueden evaluarlo en profundidad. Estos pedían un veto total del texto, ya que rechazaban la ley aprobada en el Congreso.
La importancia de esta ley radica en que de los 5.3 millones de kilómetros cuadrados de selvas y bosques que tiene el país, sólo 1.7 millones están bajo protección pública, y el resto en tierras privadas de productores rurales o sin propiedad definida.
El veto presidencial tiene lugar en momentos en que Brasil pretende presentarse como el ejemplo del desarrollo sustentable en la cumbre de la ONU Río+20, que del 20 al 22 de junio reunirá en Río de Janeiro a más de 100 líderes mundiales en busca de soluciones para el planeta.
Fuente: reforma.com
Publicada: 25 de mayo de 2012