No importa qué tan fuerte cierre los ojos o lo mucho que me esfuerce por mirar hacia otro lado, la violencia contra la mujer existe. Existe en los 120 millones de niñas en todo el mundo que han sufrido relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas, en los 200 millones de mujeres y niñas que han sido víctimas de mutilación genital, existe en el 35% de las mujeres en el mundo que la ha experimentado por parte de un compañero sentimental, existe en los feminicidios. Hay violencia contra la mujer en las empresas.
Qué fácil mirar hacía otro lado cuando escuchas que hay personas en algún lugar lejano dañando a una mujer, o a miles. Qué fácil cerrar los ojos y pensar que el feminismo ha dejado de ser necesario, que las mujeres podemos votar, estudiar y trabajar desde hace tiempo, que somos responsables de nuestro propio empoderamiento. Malas noticias: todas somos víctimas de la violencia contra las mujeres. Incluso tú, que lees esto desde una realidad occidental, en la computadora de tu trabajo o en un smartphone.
La violencia contra la mujer existe, está cerca de ti y es posible que la hayas experimentado, o perpetrado sin darte cuenta. Habita las casas y las calles, pero también las escuelas y las oficinas. Es capaz de adoptar múltiples formas, en lo físico, lo sexual, lo emocional y lo económico. Es sistemática, está abrazada a nuestra cultura y a veces parece tan normal que es difícil identificarla, incluso para las víctimas.
La violencia contra la mujer en las empresas
En 2014, México cayó hasta el puesto 80 en materia de equidad de género gracias a la reducción de la representación de la mujer en la vida política. El mundo corporativo no es diferente; la representación de las mujeres en puestos de liderazgo está muy lejos de ser equitativa.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México apenas 43 de cada 100 mujeres en edad productiva son económicamente activas; esto comparado con 77 de cada 100 hombres que están en la misma situación.
Las mujeres que han conseguido emplearse ganan en promedio 12% menos que sus colegas masculinos. En el caso de las profesiones industriales la brecha llega incluso al 37%. Sólo el 2.5% de las mujeres mexicanas son empleadoras y el 44.7% ni siquiera cuenta con servicios de salud.
Un estudio de Deloitte reveló que tan sólo el 6.2% de los puestos dentro de los consejos directivos están ocupados por mujeres, ninguna es presidenta; y sólo el 4% de las compañías a nivel mundial son dirigidas por ellas.
Si miramos todos estos datos en conjunto, la realidad es que la violencia de género no se encuentra únicamente entre las parejas a nivel físico o psicológico; se trata de un problema cultural que invade todo nuestro entorno y se refleja también dentro de las organizaciones.
Problemas como el acoso laboral, la brecha salarial y la falta de políticas corporativas que les permitan equilibrar su vida profesional con su desarrollo personal son problemas que las mujeres enfrentan cotidianamente como parte de un sistema cargado de violencia. Individuos, empresas e instituciones deben emprender esfuerzos para deshacerse de ella.
10 momentos en que las empresas promueven la violencia contra las mujeres
En el marco del Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, decretado por la ONU para conmemorarse cada 25 de noviembre, es fundamental reflexionar acerca de la violencia contra la mujer en las empresas. ¿Cómo se manifiesta?, ¿qué prácticas la promueven?
La fecha marca el inicio de 16 días de activismo contra la violencia de género, mismos que concluyen con la llegada del Día de los Derechos Humanos el próximo 10 de diciembre. Así que el proceso de reflexión es largo, pero la duración de los esfuerzos debe ser mayor. Estos son los temas que tu compañía debe atender para pintarse de naranja.