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Visiones de Esperanza: Lech Walesa

SOY UN IDEALISTA, EN EL SENTIDO DE QUE QUISIERA vernos avanzar hacia un ideal en el cual creo. Sin embargo, sé que cada uno tiene sus propios estándares, formados durante la infancia, la escuela y de acuerdo con las condiciones y experiencias de la vida adulta. Pese a que los estándares personales son diferentes, deben compartir puntos de referencia. Nunca regresaremos al tiempo durante el cual los hombres luchaban con dagas y espadas y se iban a la guerra por disputas personales. Hoy en día, los jóvenes de todas las naciones se parecen cada vez más entre sí y se están volviendo ajenos al racismo y el chovinismo.

La organización de una serie de valores personales a los cuales se pueda uno referir, constituye un proceso largo y difícil: en mi caso me llevó años y aún hoy sigue estando incompleto. Sé quién soy y de los que soy capaz. Hoy, tengo la posibilidad de dedicar mi tiempo y mi energía a otros problemas.

Este tipo de equilibrio espiritual no lo exenta a uno de sentir temor. El miedo tiene muchas caras: hay miedo en la cara del sufrimiento, miedo de no contar con el tiempo suficiente, miedo de no poder expresarse, miedo a morir. ¿Cómo debe uno arreglárselas? Una vez conocí a un sacerdote que estaba ahorrando dinero para poder pagar una enfermera que lo cuidara cuando él ya no fuera capaz de hacerlo. Le dije: “Está guardando millones para nada. Si se contagia de una terrible enfermedad, pese a todo el dinero que tiene nadie vendrá a cuidarlo. Sin embargo, si ha sido bueno y generoso cuando gozaba de buena salud, muchos vendrán a ayudarlo sin esperar recompensa.”

Una vida dedicada al intercambio de ideas, no significa que no exista la soledad. La mayoría de mis tareas implican el esfuerzo grupal y mi esposa, Danuta, siempre ha estado conmigo y apoyado mi trabajo. Casi siempre estoy en compañía de otros, pero eso no evita que, también casi siempre, me sienta solo.

Algunas veces siento que pertenezco a una época antigua, la que se evoca en nuestro himno nacional: Polonia no perecerá. Las condiciones bajo las cuales este himno vio la luz son muy parecidas a las condiciones bajo las cuales vivimos hoy en día, y se puede decir lo mismo de las esperanzas y de los valores que expresa: el coraje, la resistencia y el orgullo. Sin embargo llegará el momento, que no viviré para ver, cuando los problemas minúsculos e ignorados de Polonia sean remplazados por armonía y paz en todo el planeta, y espero que nuestros hijos o los hijos de nuestros hijos serán capaces de entornarse unos a otros una canción más positiva. Hasta ese entonces, tenemos trabajo que hacer.

Obtenido del Libro: Arquitectos de la Paz
Publicado por: Michael Collopy, durante este año

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