La búsqueda de un nuevo comienzo
MI SITUACUÓN PERSONAL Y MIS EXPERIENCIAS COMO presidente de la ex Unión Soviética me proporcionaron la perspectiva de un terror inimaginable que sólo unos cuantos individuos ha compartido en este planeta. En mis manos recaía el mundo y total poder de hacer explotar armas nucleares en el mundo y destruir la vida humana. Durante siete años, este poder no estuvo más allá de unos cuantos pasos de mí.
En todo momento, de día o de noche, a donde quiera que fuera, hiciera lo que fuese, estuviera despierto o dormido, un ayudante militar estaba despierto o dormido, un ayudante militar estaba cerca, sosteniendo en posición la infante caja negra que contenía los códigos que representaban el emblema oscuro y macabro de nuestra torturada era nuclear.
Me sentía perseguido por la constante conciencia de que podían requerirme para calcular y decidir, en un instante, si se debía emprender una acción nuclear en respuesta a un ataque real, imaginaio o cometido por error, cuya percepción indicara que era contra mi país.
Sé que la pesadilla ue compartida por igual por Ronald Reagan y George Bushcuando fueron presidentes.
Cada uno de nosotros, durante el tiempo que ocupó la presidencia, tuo una gran cantidad de críticas. Sion embargo, sólo nosotros sabiamos, mucho mejor de lo que cualquiera de nuestros peores ríticos se ha imaginado, qué tan falibles y humanos éramos. Extrañamente, fu este hecho y nuestra aceptación del mismo, lo que tal vez hizo que nos uniéramos más que cualquier otra cosa.
Se me reveló, de manera drástica, la máxima irracionalidad referente a las armas nucleares, y estoy seguro que también le ocurrió al presidente Bush, cuando nos conocimos en Washintong en el verano de 1990.
Durante la visita, compartimos el viaje en helicóptero que nos llevaría al Campo David. Cerca del presidente Bush, se encontraba sentado un ayudante militar con los códigos que le permitirían destruir la Unión Soviética.
Cerca de mí, se encontraba sentado un ayudante militar con los que me permitirían destruir a Estados Unidos. Aun así, el presidente Bush y yo nos sentamos juntos en el pequeño helicóptero para hablar de paz. Ninguno de los dos planeaba utilizar el podere imponente que ostentábamos, pues lo ostentábamos. Ambos estábamos conscientes de que éramos ordinaios y falibles.
Aunque hoy en día, parece que no existe más el peligro de la aniquilación nuclear que estuvo presente durante la Guerra Fría, es mi firme creencia que nunca más el frenesí incontrolable e ininito por las armas nucleares debe descansar, por ninguna razón en masnos de un simple mortal.
Existe un gran peligro si nos permitimos calmarnos por la sensación sedante, pero incorrecta, de que la Guerra Fría terminó, y por ende, de que se terminó el peligro nuclear y no requiere de más atención urgente. En absoluto. Esta sensaión falsa de seguridad hace que el peligro mortal, que aún asecha en las sombras de las nuevas relaciones que no están bien desarrolladas, sea más fuerte que antes.
El peligro aparentemente se ha convertido en lo que llamaría la nueva carrera por las armas. Me refiero a la continua pliferación de tipos direfentes de tecnologías militares más peligrosas y a la amenaza de propagación de armas de destrucción masiva, tanto nucleares como de otros tipos. Aún más, los países avanzados incrementan la producción de armas sofisticadas, mientras que las armas convencionales se convierten en armas absolutas
En el análisis final, la amenzaza nuclear es el producto directo del culto por la fuerza, el cual ha dominado al mundo durante siglos. Es su máxima encarnación. Por ende, es más que la simple amenaza por parte de uno de utilizar la fuerza contra otro. Se trata de la facilidad de destruir fisicamente al adversario. es un tipo de enfermedad mental, la pédida de la razón que se debe poseer el homo sapiens. El mundo ha de llevar a cabo series de pasos interrelacionados y predeterminados para alejarse más del peligro nuclear. Lo anterior debe incluir más recortes al arsenal nuclear ruso y estadounidense, junto con las otras potencias nucleares, el cese de la producción de armas de plutonio, la cancelación completa y definitiva de las pruebas de armas nucleares, sin excepción alguna, el fortalecimiento de la Agencia Internacional de Energía Atómica para extender su jurisdicción a todos los abastecedores de materiales casi nucleares, y la extensión y modificación sustancial del Trabajo pata la No Proliferación Nuclear.
Estoy comprometido con un mundo libre de armas nucleares. Por lo que entiendo, aquellos que están atentos a las posibles ambiciones agresivas de algún mlavado dictador o régimen autoritario, así como a la nueva estructura de relaciones internacionales la cual propongo aquí, combinanda con la absoluta superioridad de las naciones democráticas en lo tocante a la sofisticadas armas convencionales, poporcionan garantías que son suficientes para una genuina sguridad nacional en el nuevo orden del mundo.
Se tiene que ver el siglo XX como un siglo de advertencia, un llamado a la preocupación de la humanidad por la necesidad del desarrollo de una nueva conciencia y de nuevos modos de vida y de acción. ¿Se ha cumplido este papel? No. Por lo menos, no del todo.
Ha sido la tierna eperanza de muchos que la Guerra Fría terminara y leberara a la comunidad internacional para trabajar unidos y prevenir amenazas, trabajar on un espíritu de cooperación para resolver los peligros que afectan a toso el mundo. Sin embargo, pese a las cumbres mundiales, conferencias, congresos, neociaciones y tratados, no parece haber un progreso tangible.
Con toda certeza, ningún lider político ni individuo pensante cree realmente que justo después del fin de la Guerra Fría se comenzaiía a vivir un nuevo orden mundial.
Entre el antiguo orden y el nuevo, existe un periodo de transición po el cual debemos pasar, avanzando hacia una nueva estructura de relaciones internacionales marcada por la operación, interacción y aprovechamiento de las nuevas oportunidades.
Sin embargo, lo que en realidad vemos hoy en día se parece más a un mundo en desorden. Creo que a todos los políticos de hoy les falta una sensación necesaria de èrspectiva y la habilidad de evaluar las consecuencias de sus acciones. Lo que es absolutamente necesario es una revaloración muy crítica de las opiniones y enfoques que generalmente son la base de su pensamiento político, así como una nueva combinación de jugadores para crear la siguiente fase humana de desarrollo y guiarnos en ella.
El mundo se encuentra realmente en una encrucijada. Enfrentamos muchos problemas coplejos cuyas soluciones nos tomarán más que sólo recursos físicos y financieros. Las reglas de conducta internacional se tendrán que modificar para vencer los retos. Las raíces de las crisis actuales de la civilización radican en los seres humanos. Nuestro desarrollo intelectual y moral se está quedando atrás con respecto a las condiciones rápidamente cambiantes de nuestra existencia y nos está costando trabajo adaptarnos psicológicamente al ritmo del cambio.
Sólo si renunciamos al egoísmo y dejamos de burlarnos de los demás para obtener ventajas, podremos asegurar la supervivencia de la humanidad y el desarrollo futuro de nuestra civilización.
Cada generación hereda de sus predecesores la riqueza material y espiritual de la civilización. Cada generación es responsable de conservar la herencia y desarrollarla a favor de las futuras generaciones.
Los seres humanos no eligen el tiempo en que vivirán. A nosotros nos correspondió vivir tiempos extremadamente difíciles.
El nuestro es un tiempo de problemas agudos y de oportunidades sin precedentes. sin importar cuáles sean nuestras ideas políticas, creencias religiosas o filosóficas, sólo seremos capaces de cumplir con nuestra tarea histórica de desarrollar nuestra herencia si tratamos de entender y de ayudar a los demás y si actuamos en concierto para lograr un mejor futuro.
Obtenido del Libro: Arquitectos de la Paz
Publicado por: Michael Collopy, durante este año
Hola: Este SEÑOR GORBACHEV,es uno de los que ya pasaron a la Historia de este mundo. Su acción en la solución a «la guerra fría» entre otras cosas,lo mantendrán en los grandes trabajos en pro de este mundo. Att, E. López G