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Visiones de Esperanza: Reverendo Jesse Jackson

LA GLORIA Y ESENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS

LA PROMOCIÓN Y LA CONSERVACIÓN DE LOS DERECHOS humanos pueden deben ser la fuerza que guíe las relaciones mundiales en la era posterior a la Guerra Fría.

De ser así, el mundo puede ser transformado. Una nueva sensación de esperanza se podrá transmitir a todas las naciones: tal es la gloria y el poder de los derechos humanos, medidos con la misma vara para toda la humanidad.

La exalación de los derechos humanos a esta elevada posición requiere de gran fuerza y valor por parte de aquellos que se encuentran en el poder. Requiere que los políticos piensen y actúen fundamentalmente de diferentes maneras. Esta es la más elevada norma y plano moral posibles, mediante los cuales se deben regir los asuntos de estado. Es un lugar donde muy pocos han decidido ir: Jesús, el Dr. King, Nelson Mandela y Gandhi, cuos nombres se me vienen a la mente y cuyos pasos son difíciles de seguir. No es un empleo de medio tiemo y no es para aquel que sea débil de corazón.

Quisiera proponer unos principios de guía para evaluar la integridad de este nuevo y fortalecido compromiso con los derechos humanos. Estos principios deben servir como la vara con la cual se mide la seriedad de los líderes del mundo. ¿Es esta conversación acerca de los derechos humanos algo más que mera publicidad? Lo sabremos si la conducta de las naciones ricas y poderosas del mundo esta basada en estas ideas:

1) El principio de los derechos humanos se dee aplicar con firmeza en todo el mundo. Este principio trasciende la geografía, trasciende las fronteras étnicas, culturales, de raza, lengua y religión. Un compromiso con los derechos humanos exige inclusión. Ninguno debe quedarse fuera. Ninguno de entre nosotros es más humano que los demás; Dios no prefiere la vida de un estadounidense o la de un europeo o la de un africano o la de un malayo.

La primera gran prueba del recién encontrado compromiso del mundo desarrollado con respecto a los derechos humanos, se llevará a cabo en lugares como Sierra Leona, país que apoyó a Estados Unidos y a sus aliados durante la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Era una democracia y, cuando se dio su caída, nadie se preocupó por proteger a más de un millón de exiliados y a los más de 750 mil muertos.

Los problemas que causaron que se actuaran en Kosovo, son tristemente pequeños comparados con los problemas que enfrenta aquella nación africana. En la cumbre del Grupo de los Ocho, en 1999, se anunció un paquete de ayuda para Kosovo de 1,500 millones de dólare. ¿Dónde está la ayuda para Sierra Leona? Mi propio país, que destinó 13,000 millones de dólares al costo de la guerra en Yogoslavia, está enviando la magra suma de 15 millones a la organización africana que trabajó para terminar con la guerra en Sierra Leona.

¿Una saga entre dos continentes? Tal vez, pero no por mucho tiempo, debido a que las naciones que están trabajando seriamente en pro del compromiso con los derechos humanos no pueden continuar con desigualdades como estas. Se debe cerrar la brecha que existe en el compromiso.

Referente a este tema, quisiera desafiar no sólo a los gobiernos, sino también a los medios de información internacionales, para que llenen su verdadero vacío de cobertura informativa. Las imágenes y las voces de la gente en aflicción, pero si nadie ve, oye o lee acerca de una historia como la de Sierra Leona, se retrasa la acción. La responsabilidad no es solamente de los gobiernos.

No podemos decir que sólo se trata de racismo. Cuando la gente vio negros siendo mordidos como perros en Birmingham, Alabama, personas de todo el mundo, tanto blancas como negras, dijeron: «Elegimos a los humanos.»

Cuando vieron las masacres de Soweto y de Sharpsville, prefirieron a los masacrados en lugar de los asesinos. Cuando la gente ve, responde

2) Un copromiso con el principio de los derechos humanos requiere de respeto claro y sin ambigüedad por la ley internacional y apoyo a las organizaciones internacionales que la administran. Cuando se depende de una organización como las Naciones Unidas, dada su estructura, no podemos elegir y decidir el lugar donde deseamos trabajar sin debilitar fuertemente su eficacia.

Sorteamos a las Naciones Unidas en el comienzo de la guerra contra Yogoslavia, sólo para darle la bienvenida, a media guerra, a la intervención del tribunal contra los crímenes de guerra auspiciado por la ONU. Trabajamos fuera del alcace de la ONU para evitar una respuesta negativa por parte de Rusia y China, sólo para cesar la tremenda autoridad de Rusia y de China en el proceso que llevaría a un alto en los bombardeos.

Aprendimos el valor de trabajr dentro del marco de la ONU durante la Guerra del Golfo Pérsico, ya que la ONU dirigió la opinió pública contra la conducta del líder iraquí Saddam Hussein. Hay que volver a aprender esa lección importante a la luz de nuestras nuevas prioridades internacionales. Hay que aceptar y fortalecer a la ONU.

3) El principio de los derechos humanos se debe aplicar fuera de todo contexto militar. De hecho, debido a que la acción militar supone el fracaso de cualquier otra medida dimplomática, la alternativa militar se limita a cuando es momento de llevar a cabo un avance en la agenda de los derechos humanos en el mundo.

Sin embargo, si trabajamos seriamente en pro de los derechos humanos, entonces las potencias militares y económicas deben encontrar modos de intervenir para no llegar a la guerra. Tenemos misíles, principios morales y mentes; nuestra moral son bienes que deberían de ponerse a trabajar.

La erradicación de la enfermedad, la expansión de las instalaciones para el cuidado de la salud, la construcción de nuevas redes de dsitribución de alimentos, todo esto debe convertirse en las herramientas empleadas por las naciones que realmente estén comprometidas no sólo con la conversación, sino también con la exansión de los derechos humanos en todo el mundo. Sin lugar a dudas, a esto se hace referencia en el texto de Isaías, y cito: «Convertirán sus espadas en arado.» Las jóvenes mentes brillantes no deberán formar parte de los instrumentos de guerra, sino trabajar en los instrumentos de paz. Se les deberá enseñar a construir puentes en lugar de destruirlos y sembrar alimentos, a reabastecer la tierra.

En cuanto al comercio se refiere, las naciones se harán devotas al principio de que los erechos humanos apoyen un régimen comercial que represente a una sola raza. El comercio no puede ser explotador, las semillas de la violencia, revolución y conflictos armados futuros residen en la explotación. De hecho, el comercio se debe concebir y aplicar como estrategia para incrementar, por igual, los ingresos y expectativas tanto del vendedor como del comprador. Se deben aplicar medidas positivas para asegurar que se está poniendo atención a los problemas del medio ambiente y de la mano de obra, al igual que a la aplicación de la justicia económica. Este es el mandato del nuevo compromiso con los derechos humanos.

4) Un compromiso con los derechos humanos requiere de una peferencia por entablar negociaciones, más que acciones militares. Sí, existen monstruos, allá afuera, y habrá ocasionesen que la guerra será inevitable y justa.

Sin embargo, habrá muchas más ocasiones en que las relaciones entre las naciones serán mucho más complejas, con más matices y atributos tanto buenos como malos en ambos lados. En estas cada vez más frecuentes ocasiones, no debemos temer negociar, hablar acerca de nuestras diferencias para tratar de resolverlas sin llegar a un conflicto armado. La voluntad para negociar requiere de una verdadera fuerza mental y espirutual; requiere de verdadera confianza, puesto que muchas veces conlleva la mejor oportunidad para lograr el cambio deseado.

Cuando he regresado de Siria o de Cuba o de Yugoslavia, habiendo completado exitosamente misiones que en un principio parecían imposibles, me han preuntado qué fue lo que hice de maner diferente con respecto a lo que otros habían hecho. La respuesta es: lo intenté.

La Biblia nos dice que amemos a nuestro enemigo. cabe mencionar que existen cuatro buenas razones por las cuales amar a los enemigos tiene sentido en lo tocante a las relaciones internacionales: 1) El enemigo es un ser humano y merece cierto nivel fundamental de respeto y dignidad; 2) El amor, en lugar de la ira, nos hará mantenernos cuando ajo otras circunstancias ya habbríamos azotado la puerta; 3) Una sensación de empatía, de comprensión de las esperanzas y temores del enemigo, fomenta ampliamente la probabilidad de una conversación; 4) Hay que encontrar en uno mismo el modo en que la propia conducta contribuye a un distanciamiento.

Miremos tan solo a cuán ineficaces hemos sido cuando se han dado por terminadas las negociaciones con Hussein, Castro, Qaddafi y Khomeini, mientras estaba vivo. El fracaso en las negociaciones se ha convertido en el pase vitalicio al poder para estos individuos.

La paz es más difícil que la guerra. La guerra es quedarse en un solo lado, se puede llevar a cado de manera unilateral. La paz requiere de dos bandos, requiere que todos los jugadores se sienten a la mesa. La paz implica reconciliación, requiere la construcción de lazos deconfianza. Este es el trabajo más pesado, isn embargo la meta vale la pena.

Los grandes querreros de la paz; Gandhi, el Dr. King y Jesús, murieron teniendo la reonciliación como su causa.

Los frutos de la paz se han retrasado, pero se llevarán a cabo y serán dulces.

5) Un compromiso con los derechos humanos requiere que siempre tengamos un espejo a la mano para que podamos juzgarnos con los mismos estándares altos que les pedimos a los demás. Como estadounidense, quiere mantener ese espejo a la mano para reflejar hechos como estos; el número más alto en el mundo de jóvenes encarcelados; el número de desproporcionado de negros encarcelados; la brecha más amplia en el mundo entre ingresos y riquezas; nuestra porporción de prisiones de primera clase y escuelas de segunda categoría. Quiero mirar al espejo y ver lo que otros pueden ver.

La vanidad pregunta: ¿es popular? Los políticos preguntan ¿funcionará, factible? La moral y la conciencia preguntan: ¿es correcto?; Esta es una pregunta presdente de esperanza que no desaparecerá: ¿es correcto? Ya sea en Sudáfrica, Moscú, Belgrado, Delhi o París: ¿es correcto?

Si lo líderes gobrnantes se empiezan a plantear con mayor frecuencia la pregunta: ¿es correcto?, lograremos algo muy importante. Así que dejen que la palabra llegue lejos: en Cachemira, en Taiwán, en Sierra Leona, en el Tíbet, en Timor Oriental, donde sea que se ataque a los derechos humanos, hay mucho de qué hablar y eso representa un rayo de esperanza.

Tal vez finalmente hayamos aprendido la lección de Samuel, cuando David lamenta la muerte de Saúl y de Jonathan con el grito: «Cómo han caído los valientes.» Vamos a evitar la arrogancia que viene con el poder.

Debemos, mejor, actuar omo actuó Jesús cuando enfrentó a la oveja perdida, en el Evangelio de Lucas, poniendo nuestra atención en aquellos que han errado el camino.

Digamos a los líderes de hoy en día: estamos con ustedes en la exaltación de los derechos humanos. Lo que es moralmente correcto, no se puede reprimir.

Obtenido del Libro: Arquitectos de la Paz
Publicado por: Michael Collopy, durante este año

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