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¡Vivir la vida que valoramos!

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Por Iliana Molina

Según el PNUD, el desarrollo humano sitúa a las personas en el centro del progreso. Trata de la promoción del crecimiento potencial de las personas, del aumento de sus posibilidades, y del disfrute de la libertad para vivir la vida que valoran.

Esta definición me ha gustado desde la primera vez que la leí, cuando se publicó el Informe Anual sobre Desarrollo Humano de 2010. Creo que la manera más eficiente de garantizar la dignidad de las personas es dotándoles de las herramientas que les permitan informarse, empoderarse y tomar las decisiones más adecuadas para jugar un rol activo en la construcción de un mejor futuro.

Aún cuando esta premisa puede parecer bastante obvia, en su aplicación práctica puede no serlo. Por un lado, los esquemas asistenciales y paternalistas han promovido la premisa de que las personas no saben qué es lo mejor para ellas y que es necesario encaminar la ayuda para que puedan tener acceso al desarrollo. Incluso con las mejores intenciones, existen varios factores a considerar en la promoción del desarrollo humano. El principal es que las personas son las que mejor saben qué necesitan, qué quieren y qué es importante para ellas. O por lo menos, son las que al final del día viven con las consecuencias de las decisiones propias o extrañas. Pensar que las personas son pobres porque quieren, porque no saben o porque no les importa es un grave error. En mi experiencia, las políticas y los programas más exitosos para promover el desarrollo y el bienestar deben estar centrados en las personas, promover la participación activa de los destinatarios y tomar en consideración el contexto, la visión, las costumbres y las tradiciones.

Para ilustrar esto, me gustaría compartir una anécdota que viví hace ya varios años. Tuve la oportunidad de visitar la Cooperativa Tosepan Titataniske, uno de los ejemplos de economía social más importantes en México. Con más de 10,000 socios, han logrado integrar varias cooperativas con las que han detonado procesos de desarrollo integral que contemplan trabajo, salud, educación, vivienda, colaboración, ahorro y crédito, con lo que los socios van logrando poco a poco mejorar su calidad de vida. Aunque cuentan con un Consejo Directivo y una Asamblea, todas las decisiones se toman por unanimidad (sin importar el tiempo que esto tome: todos deben estar de acuerdo en lo que se decide y que afecta a todos). Como todo proceso social, tiene grandes retos y áreas de oportunidad, pero también un potencial enorme. Justo eso era lo que me interesaba cuando fui la primera vez a visitarlos.

El potencial económico que tienen a través de la producción de café, pimienta, miel y bambú me parecía muy interesante y, a pesar de los avances comerciales que habían logrado, el despunte no era tan rápido o tan visible como podría haber sido. Preguntarme por qué rondaba en mi cabeza cuanto más recorría los cafetales, hasta que no resistí y le pregunté al entonces presidente de la Cooperativa, que era mayor que yo por sólo un año (tenía 30 en ese entonces).

Le pregunté por qué no impulsaban una estrategia comercial más sólida, que les permitiera crecer y ganar más dinero. Siempre me contestaba con una sonrisa o con algún vocablo incomprensible. Hasta que, el último día, decidió darme una respuesta en forma de otra pregunta “¿Y tú para qué quieres el dinero?” Me sorprendió tanto que me quedé muda. Entonces él aprovechó para contarme cómo habían diseñado los fundamentos de la Cooperativa para que todos sus socios pudieran contar con condiciones dignas, que les permitieran tener una vida mejor para ellos, sus familias y la comunidad. Entonces comprendí que no podía aplicar mi propia lógica, que el proceso de acompañar procesos de desarrollo implican aprendizaje mutuos, pero sobre todo respeto y comprensión de lo que realmente es importante para cada quién.


Foto Iliana 2 Iliana Molina

Iliana Molina es Socióloga por la Sorbona de París y tiene un Máster en Economía Social por la Universidad de Mondragón, en España. Cuenta con más de diez años de experiencia en desarrollo social e inclusión económica en los sectores público, social y académico. Actualmente, colabora con la FAO como Especialista en Comercialización con Pequeños Productores en condiciones de Pobreza.

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